“Tenemos ese coraje, ese sentimiento hacia una enfermedad que no conocemos”, dice en entrevista para La Cadera de Eva Lorena Pineda Robles, enfermera del área covid, quien ha tenido que enfrentar un aumento en la carga laboral, desgaste emocional y la pérdida de su esposo por esta misma enfermedad.

Lorena es parte de las más de 500 mil personas que dedican su vida a la enfermería en México, profesión en la que el 79% son mujeres. Lorena cuenta que, desde que inició la pandemia, su trabajo ha cambiado mucho. El aumento en la carga de trabajo es notable.

“Hay semanas en donde sube más la población con covid que otras. Hay veces que se ven 80 pacientes en un día, y otras, menos. Generalmente todos son positivos, y sí es demandante”, cuenta Lorena

A pesar del tiempo transcurrido, el miedo no desaparece, ya que las personas que están en la primera línea de batalla contra el coronavirus se siguen contagiando. Para Lorena, el miedo es una de las cosas que más ha cambiado el ambiente laboral:  “el miedo, más que nada el miedo, porque aunque tengamos muchos cuidados, nos estamos contagiando todos”, dice Lorena. 

Fotografía de la enfermera Lorena Pineda en su trabajo. 

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En los primeros meses, tras la llegada del coronavirus, México fue uno de los países con más personal médico contagiado. En Mayo del 2020 la Secretaría de Salud reportó 11 mil 394 casos de covid-19 en personal de salud; 41% se trataba de personal de enfermería. 

Grafico de ONU Mujeres.

Trabajar en la constante exposición al virus provocó un cambio en la vida cotidiana de las enfermeras, especialmente en las medidas sanitarias que deben tomar en sus hogares, principalmente distanciarse físicamente de sus familiares. “Desde la pandemia no nos vemos. Sí afecta emocionalmente porque, aunque se hagan videollamadas, no es lo mismo que tocarse y estar junto a un familiar”, explica Lorena. 

La covid para las enfermeras ha representado un desafío grande, especialmente para aquellas que han perdido familiares a causa de la enfermedad. Según cuenta Lorena, el reto más grande que ha enfrentado fue el fallecimiento de su esposo: “el sentirte impotente de saber toda la sintomatología, todo lo que tienes que hacer y no poder salvar a un familiar. Yo creo que es el golpe más fuerte que uno puede tener”, dijo. 

El golpe emocional para las enfermeras, de acuerdo con Lorena, es un sentimiento de coraje hacia una enfermedad que no conocen.

“Tenemos ese coraje; ese sentimiento hacia una enfermedad que no conocemos”.
 

Para el personal de enfermería quedarse en casa no es una opción, de acuerdo con datos de ONU Mujeres,  en México existen 2.3 mujeres por cada hombre en la fuerza de trabajo en el sector salud y la proporción de mujeres también es mayor al considerar los casos del personal sanitario contagiado por COVID-19 (1.14 mujeres por cada hombre).

Sin atención psicológica

Debido al desgaste emocional y las pérdidas de familiares y compañeros, se han implementado en algunos hospitales líneas telefónicas para atención psicológica; sin embargo, Lorena afirma que dichas líneas siempre están ocupadas.  

“Yo he estado pensando que, en lugar de ponernos una línea, deberían de traernos psicólogos: no que nos den un curso y nos hagan reír, sino que nos escuchen”, agregó Lorena.

Enfermera Lorena Pineda con careta de protección. 

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La psicóloga Mariana Navarro explicó, en entrevista para La Cadera de Eva, que es necesario recordar que, en todas las profesiones que están dando la batalla contra la covid-19, existen seres humanos con sentimientos. 

“Un aspecto importante de toda esta situación de la pandemia era precisamente que hay ciertas profesiones a las que se les da un lugar tan neutro, tan imparcial que, a veces, se nos olvida que hay personas, seres humanos que están llevando a cabo esas profesiones y como tal también sienten, también experimentan”, afirmó la psicóloga.

De acuerdo con lo que dijo la experta, es necesario tener un momento para conectar con las emociones, ya que el personal de salud puede estar haciendo “oclusión”, es decir, reprimir las emociones y sentimientos. “Puede que sirva como modo de protección emocional pero es una como olla exprés mal tapada, en algún momento puede explotar”, agregó Mariana. 

La psicóloga recordó la importancia de tener ese momento en especial para dejar fluir la carga emocional que, a causa del trabajo, están sintiendo. Incluso, comentó que se pueden generar dinámicas de grupo eficaces para que el personal de la salud tenga un espacio para expresar y darle voz a la emocionalidad. 

Asimismo, resaltó que el estar expuestas a la muerte constante puede llegar a desmotivar al personal médico. La psicóloga enfatizó que las pérdidas y los días malos no deben ser motivo para que el trabajo de las enfermeras sea señalado como ineficaz. 

El miedo a contagiar a la familia

Para María del Rocío Nieto Piña, otra enfermera, el aumento en la carga laboral y el desgaste emocional también ha sido consecuencia de la pandemia. Ella trabaja en el departamento de epidemiología en una jurisdicción sanitaria del Estado de México, en las oficinas que están a cargo de centros de salud y hospitales generales. 

Desde el primero de mayo, día en que se incorporó al trabajo debido a su contrato, se percató del cambio que la pandemia había traído. “Fue muchísima carga laboral; iniciamos haciendo pruebas de PCR”, contó para La Cadera de Eva.

Rocío asegura que su principal preocupación giraba en torno a su círculo cercano. “El riesgo que representaba frente a la familia: a mí, más que contagiarme, me preocupaba infectar a alguien de mi familia, a mis papás sobre todo”. 

Fue por eso que Rocío tuvo que tomar otras medidas para cuidar a su seres queridos, como llegar directamente al baño que se encuentra afuera de su casa, poner su ropa en una bolsa, bañarse y lavar su ropa, “ya después me incorporaba al ambiente familiar, pero tomaba distancia y estaba lo menos posible con mi familia”, comenta.

Enfermera María del Rocío Nieto Piña con equipo de protección.

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Los retos iniciaron en el hogar debido a las medidas de sana distancia que se recomienda tomar. Rocío cuenta que, al estar en contacto con pacientes, su perspectiva sobre la enfermedad cambió, lo que desencadenó algunos choques con su familia. 

“Empezaron los conflictos con mis hermanos, porque seguían saliendo, y a mí me molestaba el hecho de que yo me cuidara tanto para no contagiar a mis padres y que pudieran adquirir el virus por otra fuente”, dijo. Debido a la necesidad que Rocío veía por extremar precauciones, empezó a ser catalogada en su familia como “exagerada”.

Las discusiones familiares, el aumento en la carga de trabajo y la imposibilidad de convivir y abrazar a sus seres amados fueron las principales cosas de su vida diaria en las que la pandemia impactó. 

“Ahorita ya estoy acostumbrada, pero había días en los que solo llegaba, comía y me dormía”, dijo Rocío sobre el impacto de la pandemia en su vida. “Si tenía un mal día en el trabajo, llegaba enojada, también el hecho de discutir con mis hermanos por la misma situación y el miedo de infectar a las personas que quiero”, agregó. 

 Ser enfermera las 24 horas del día

A pesar de los esfuerzos de Rocío por cuidar a su familia, sus papás se enfermaron de covid-19. Cuenta que, a partir de eso, toda la familia modificó sus medidas de precaución,  “todos aquí entendimos más cómo está la situación, y ahora nos veo a todos más enfocados y más disciplinados”, dijo. 

Para ella el reto más grande fue tener a sus papás enfermos, “día con día cuando eres enfermera te encuentras con muchas situaciones de pacientes y hay a quienes les tomas mucho cariño, pero el hecho de que sea la persona alguien de tu familia es muy difícil, significa ser enfermera las 24 horas del día”. 

Además, la preocupación por la salud de los seres queridos es una constante en la vida de las enfermeras durante la pandemia, debido a su experiencia de primera mano con la enfermedad, “el conocer ya tantas situaciones lo vuelve más difícil porque sabes lo que les puede pasar”, afirma Rocío.

Doble carga emocional

Las enfermeras no solo se enfrentan a la carga emocional propia, sino también a la de sus pacientes, Rocío explica que lo más difícil para ella ha sido escuchar los testimonios de los pacientes que acuden a hacerse la prueba PCR: 

“Lo más difícil de tratar con un paciente de covid es cuando llegan y recién te dicen que vienen a hacerse la prueba porque falleció algún familiar de ellos, es muy difícil cuando les dices que son positivo y te cuentan que han perdido a alguien, lidiar con las emociones de las personas y tener que continuar con tu día laboral”, afirma Rocío.

Enfermera María del Rocío Nieto Piña realizando una prueba PCR.

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Además, la psicóloga Mariana Navarro explicó que debido a las condiciones de la enfermedad que imposibilitan las visitas a los pacientes, aumenta las posibilidades de que el personal de salud haga frente a la situación emocional de sus pacientes:

“Están lidiando con las emociones de las personas al volverse los únicos escuchas de los pacientes, el único escape que tienen es con los mismos trabajadores de los hospitales”, dijo la psicóloga, “empiezan a tener esta carga extra de emociones que en otra realidad sin pandemia no era tan visible”, agregó.

Por otra parte, la psicóloga enfatizó que las situaciones personales de las enfermeras también pueden estar impactando en su vida laboral:

“Puede haber situaciones en las que un paciente tenga características similares a alguien que falleció dentro del circulo cercano de la enfermera, entonces ahí inmediatamente se hace una conexión tanto mental como emocional”, dijo la experta.

Además, de acuerdo con la psicóloga Mariana Navarro, la exigencia de estabilidad emocional y eficiencia hacia las enfermeras puede desencadenar un sentimiento de culpa en ellas cuando, “Si no son eficientes y si no están bien emocionalmente se les carga una culpa de ineficacia, de poco profesionalismo, de falta de humanidad. Muchas veces de manera injusta, del lado de los pacientes no se hace este análisis de que también son personas”, enfatizó Mariana. 

Enfermera María del Rocío Nieto Piña recibiendo la vacuna contra covid-19.

En el lugar donde Rocío trabaja no le han ofrecido ningún tipo de apoyo emocional al personal de salud. Actualmente ella está en un diplomado de tanatología y desarrollo humano y afirma que es con lo que se ha apoyado. 

“Nos han dado talleres sobre cómo usar el equipo de protección y la nueva normalidad, pero que se preocupan de la salud emocional del personal no”, agregó.

Las heroínas de la pandemia

A pesar de toda la carga laboral y emocional que las enfermeras están enfrentando, así como las pérdidas que están viviendo, siguen trabajando incansablemente para enfrentar la enfermedad. 

A Lorena Pineda la ha motivado el amor a su profesión, “el que ama a su profesión y ve gente que está peor que uno es lo que te motiva a seguir adelante”, dijo con firmeza. 

También enfatizó que la enfermería es una profesión que requiere de mucha empatía: “Enfermería es la profesión más pesada y más dedicada hacia el ser humano y tenemos que recordar que estamos aquí por algo, porque amamos nuestra profesión”, agrega Lorena.