El miedo es una emoción natural que funciona como una alerta ante un peligro real o imaginario, el cual nos hace actuar o nos paraliza. Freud le nombró "una retirada frente al peligro". Puede estar dentro de lo normal o patológico. El miedo forma parte del ser humano y se despliega en lo individual y en lo colectivo. En el primer caso, es una alerta que nos lleva a reaccionar ante algún suceso que nos paraliza y/o bloquea, o bien, nos refiere al ámbito “patológico” en el cual opera como un mecanismo de defensa ante el miedo presentando algún síntoma como crisis de angustia, ataques de pánico, fobias, somatización, fobia social, hipocondría, delirio paranoide y esquizoide, los cuales limitan a la persona en su vida cotidiana.

De igual manera, el miedo puede estar detrás de diferentes manifestaciones sintomáticas como la flojera, adicciones, timidez, vergüenza, culpas, pensamientos negativos, hiperingenuidad, demasiada superstición, postergar cosas, hiperreligiosidad, disfunción en el lenguaje oral e hipermoralidad, entre otros.

Por otra parte, el miedo personal puede convertirse en un miedo colectivo ya que somos sujetos sociales, y estamos expuestos a entornos diversos relacionados con desastres climatológicos, pandemias, crisis sociales y económicas, la guerra, el terrorismo, los conflictos religiosos y el narcotráfico, entre otros. Un ejemplo es la pandemia que vivimos actualmente del covid-19 a nivel mundial, el cual ha tenido diversos impactos en toda la población en su salud emocional y física principalmente.   

REACCIONES FÍSICAS DEL MIEDO

Fisiológicamente el miedo, provoca sudoración, taquicardia, aumento en la presión sanguínea, generación de adrenalina, una expresión corporal defensiva, tensión de músculos, cambios faciales, sensación de irrealidad, lo cual provoca un desgaste físico y emocional en las personas cuando este miedo es permanente, de ahí que en la pandemia se registró un aumento en depresiones, cansancio, falta de interés, suicidios y ataques de pánico, entre otros.  

Freud por su parte se refiere al miedo como un síntoma que se manifiesta en angustia y puede desarrollar diversas sintomatologías, entre ellas las fobias, a la cual le dedico un gran trabajo en el caso Juanito o el pequeño Hans, como también se le conoce a dicho expediente clínico, el cual registró los datos de un niño de cinco años, texto pionero para el psicoanálisis infantil y para la clínica psicoanalítica en general. También enmarca en su texto psicología de las masas y análisis del yo, el impacto que el entorno social tiene en los sujetos a través del inconsciente colectivo, el cual puede determinar cierta sintomatología colectiva a partir del miedo y/o pánico.

Dicho lo anterior, podemos observar que los miedos forman parte de nuestra vida cotidiana, en todos los ámbitos, algunos nos ayudan a actuar y nos fortalecen, mejorando nuestra confianza, otros nos impiden crecer y fortalecernos de manera individual y colectiva.

En tal sentido, sondeando con diferentes grupos de personas, de diferentes edades pude ubicar algunos de los miedos que vive actualmente la población, en las Infancias se tiene miedo a la soledad, a la oscuridad, a la muerte, a los insectos, a que muera alguien de su familia, a contagiarse de covid. Para el caso de estados como Michoacán y Reynosa la niñez vive en permanente miedo al escuchar el fuego cruzado entre carteles a cualquier hora del día, teniéndose que tirar al suelo de su salón de clases preescolar para evitar una bala perdida.

En la adolescencia, se teme al futuro, al impacto de las decisiones que deben tomar, a no elegir bien una carrera y la universidad, al tener que cuidarse de no salir de noche para no ponerse en riesgo, a fracasar, a no cumplir las expectativas que se tienen para su generación, a la incertidumbre de su futuro en un contexto con pocas oportunidades, a la violencia a la que se exponen como mujeres jóvenes, a la inestabilidad económica por la falta de oportunidades, a la forma en qué son vistas en sus familias y sentirse incompletas si no cumplen con la expectativa familiar. En tanto en la adultez, temen equivocarse en la educación de sus hijas e hijos, a no saberles acompañar en lo emocional, a no tener una estabilidad económica para lo que requiere su familia, y ahora con pandemia poder cubrir los gastos médicos en caso necesario, a tener enfermedades que les paralicen, la muerte de la pareja, que les secuestren, que les lastimen en la calle, que les extraditen, no conseguir trabajo, la seguridad de las hijas en tiempos tan violentos. En la adultez mayor se teme a los riesgos de un cuerpo que se vuelve más propenso a las caídas, a no poder caminar y valerme por mi mismos, a enfermarse de covid, a que se les rompan los huesos, a que los conecten a un respirador en un hospital. 

¿Y CÓMO ENTONCES AFRONTAR NUESTROS MIEDOS?

De inicio reconocerlos, aceptar que no podemos controlar todo, tratar de no depender del entorno para poder visibilizar nuestras herramientas, habilidades y conocimientos, validando el pedir apoyo cuando realmente se requiera, hacerse cargo de lo que sí está en nuestras manos, actuar y asumir lo que no depende de una, ser flexible y adaptarse a los cambios constantes de la vida cotidiana. Pensemos que la vida no hay que resolverla sino vivirla y ganar experiencias buenas y no tan buenas al hacerlo, el miedo en la película Dunas menciona que es el asesino de la mente, es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total y finalmente, su función positiva es la que nos salva y nos hace actuar de una manera más creativa de las dificultades. Y tú ubicas ¿cuáles son tus miedos a vencer para este 2022?

Norma G. Escamilla Barrientos es licenciada en pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y tiene maestría en psicoterapia psicoanalítica por el Centro Eleia, A.C.

@EscamillaBarr