Las marchas separatistas, aquellas en donde los hombres no son convocados, hacen sentir cobijadas a algunas mujeres, como fue el caso de Sofía Carbajal, fotógrafa y feminista. Su primera manifestación fue la del 28 de septiembre del 2020, cuando tenía 17 años. “Fue impactante el ver a tantas morras, el escuchar las consignas, el ver los letreros”, dijo en entrevista para La Cadera de Eva.

A la marcha del 16 de agosto del 2019, distinguida por la consigna “la policía no me cuida, me viola”, cuando cuatro policías fueron acusados de abusar de menores,  Sofía no asistió pero la vio por televisión. Al observar las escenas de mujeres incendiando todo y rompiendo todo, sintió como su fuego interno ardió y se dijo “tengo que estar ahí”.

Sofía, creadora de “Femininjas”, una colectiva feminista, reconoce que a partir de esa macha las mujeres se dieron cuenta de su fuerza política y física , así que empezaron a “romper, quemar, hacer una acción directa, pintar, pegar (paste-up). Es ahí donde la policía se empieza a dar cuenta, que empiezan a darse las confrontaciones entre las mujeres del bloque negro y las autoridades que ‘están cuidándonos’”, señaló.

“A lo largo de estos años he podido presenciar que en realidad lo único que están cuidando, -no es que estén cuidando la ciudadanía o a las personas que van pasando al lado de la marcha, o a nosotras-, más bien siguen funcionando como un aparato de poder,  tanto de la Ciudad de México como del Estado de México como tal, porque es una forma de intimidación, de generar miedo, de decir que ellos tienen la fuerza del poder y que nosotras, a la hora de salir a la calle, nos estamos arriesgando a que un policía nos golpee”, compartió.

Lee: ¿Por qué las feministas estamos enojadas?

En el marco del 25 de noviembre, Día de la Eliminación contra la Violencia hacia la Mujer, colectivos feministas han dado cita en diversos puntos de la república para protestar contra los diferentes tipos de violencia que viven las mujeres. 

LA MARCHA QUE MARCÓ UN HITO

El 28S (28 de septiembre) del 2020, la primera marcha a la que asistió, comenzó a tomar fotografías de lo que estaba sucediendo, desde entonces no ha faltado a ninguna. “Me sentí como pez en el agua”.

Sofia sintió la necesidad de documentar todo lo que se vivía en las manifestaciones porque los medios no retrataban lo que se vivía dentro.

Lee: “Lo quiero quemar todo, me mataron a mi hija'''', la historia de Marichuy, víctima de feminicidio

De acuerdo con la observación 37 del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, aunque se presenten casos de violencia, “por ningún motivo las autoridades policiales deben de bloquear toda la manifestación porque entonces lo que está sucediendo, es que están violando el derecho de la libre expresión y manifestación de otras personas que no están cometiendo ese delito”, apuntó en entrevista Norma González, jefa de la Unidad de Derechos Humanos de Amnistía Internacional México.

“Lo que sugiere el Comité es que cuando eso sucede, lo que tendría que hacer la intervención policial es atender a esos un pequeños grupos o personas que están realizando estos actos que atentan contra la integridad de otras personas, pero no bloquear jamás toda la manifestación”.

Amnistía Internacional reveló en su informe ‘La era de las mujeres’, publicado el 8 de agosto del 2021, que el encapsulamiento por parte de los policías el 28 de septiembre del 2020 fue una violación al derecho a la protesta pacífica.

Las medidas de encapsulamiento han sido excesivas de acuerdo con los estándares internacionales. “Lo que vimos que ocurrió en la Ciudad de México es que el encapsulamiento duró más de lo que debió, algunas personas decían en sus testimonios que fueron más de cinco horas. Además, se observó en videos que se publicaron que aventaron al interior del círculo gas de  extintores, poniendo en riesgo la propia salud y la vida de las personas que estaban al interior”, explicó Norma González.

LA FOTOGRAFÍA COMO REGISTRO

En este sentido, Sofía Carbajal revela que muchas cosas vividas dentro de las marchas no se vuelven virales o se conocen porque no tienen las plataformas para hacerlo. “Las morras no tienen una plataforma para decir ‘este policía me amenazó de muerte nada más porque venía con un cartel’ o ‘estos policías me vienen siguiendo desde la marcha hasta el metro porque vengo vestida de negro’ o ‘porque traigo un pañuelo verde’, o justo como lo que pasó el 8M que había tanta confrontación, que realmente no se supo que es lo que estaba sucediendo”.

Por tal razón, para Sofía es importante poner una descripción a las fotografías que se publican porque si no quedan fuera de contexto.

“¿Cuál es la finalidad de tomar una fotografía del Ángel rayado o cuál es la finalidad de tomar una fotografía de una confrontación entre policías y manifestantes?”, se pregunta la fotógrafa independiente.

Lee: La rabia feminista responde a 50 años de lucha: Lorena Wolffer

Para Sofía, estar en medio de la marcha con una cámara es difícil porque debe documentar los actos de violencia. Ella considera que asignaron a las mujeres policías para quitarse esa carga, “para seguir argumentando que entre viejas también se pelean”, apuntó.

“A veces en los titulares vemos cómo  ‘bloque negro quema a grupo de policías’ o ‘les avientan meados’ o ‘les avienta no sé qué’, cuando también la realidad es que del otro lado no se dan cuenta que la policía está protegida, la policía tiene botas, tiene gases, tiene armas, tiene chalecos antibalas, tiene los escudos y las manifestantes ¿qué tienen? Tienen pintura, tienen piedras, tienen engrudo, papel, su propio cuerpo; y las fotógrafas ¿qué tenemos?, o las reporteras ¿qué tenemos? Tenemos cámaras y casco, lentes. máscaras antigás. Creo que sí ha sido muy importante el papel de las fotógrafas”, expresó.

La represión feminista afecta al movimiento, de acuerdo con Norma González, de Amnistía Internacional México, “porque se está instalando en el país un mensaje o un patrón que es que cuando las mujeres salen la manifestarse son atacadas, son criticadas, son cuestionadas. Después vienen los estigmas de que  las mujeres que salen a las calles a manifestarse son violentas”, apuntó.

“Se invisibilizan los motivos por los cuales salimos, que es el aumento de violencia contra las mujeres, el aumento de feminicidios, la mala atención por parte de las fiscalías para aprender los casos, etcétera”, explicó, González.

EN EL ESTADO DE MÉXICO TE DESAPARECEN, NO SÓLO TE ENCAPSULAN

Sofía reconoce que las confrontaciones con la policía en la Ciudad de México han ido en aumento. “Ya se volvió como una rutina muy fea, también por parte de las manifestantes y de las ateneas (un grupo de mujeres policías capacitadas para la contención de las manifestaciones feministas  en la Ciudad de México). Es ‘pues solo los vamos a encapsular y a ver hasta dónde llegan’, y ya que están encapsuladas hay confrontación con la policía, nos empiezan a ganar y ya, hasta que las ateneas les da la gana dejarnos salir. Entonces creo que también hay que hacer una reflexión acerca de cómo estamos utilizando estos discursos  hacia las personas y las mujeres que pertenecen a la policía”.

Lee: Las acciones “violentas” son un diálogo con el arte: Mónica Mayer, artista

Para Sofia, la policía no sólo es un conjunto de personas, sino un recurso del Estado para ejercer un poder. Sin embargo, éste opera de forma diferente en la Ciudad de México y en el Estado de México. En este último la situación es diferente, allá no se cuenta con tanta convocatoria. De acuerdo con Sofía, a las marchas asisten 40 personas como máximo y  la presencia de la policía es más marcada “si es de tener más cuidado, acá no confrontamos, acá negociamos”.

En este sentido, Daniela Villegas, especialista en temas de género dijo que México es un país muy centralizado, “en el Estado podemos ver inmediatamente a la policía de forma más violenta a diferencia de la Ciudad ”.

“Lo que yo he visto hacer a las mujeres que accionan como bloque negro es que ellas no confrontan a los policías, porque muchas veces si son policías, varones, lo que se hace es negociar, es decir ‘aquí no estamos haciendo nada, esto no es ilegal’. Es negociar lo que está sucediendo y también sí sirve como un método de intimidación, precisamente porque somos poquitas, pero también en diferentes actividades del Estado lo que yo he visto, en el acompañamiento a una colectiva del norte del Estado de México, es que hay una planeación previa”.

“Cada una de las acciones, ya sea una marcha, un memorial, una velada o inclusive para ir a pegar algo, para lo que sea, siempre hay una planeación previa de rutas de escape, de por dónde se va a marchar, cuánto tráfico va a ver, qué día va a ser, a qué hora va a ser; porque acá en la Ciudad de México, por ejemplo, lo que pueden hacerte es detenerte y todo el mundo va a ser lo que sea por sacarte, pero en el Estado de México no es tanto así; en el Estado de México, creo que ya se vio un ejemplo con la Comisión de Derechos Humanos de Ecatepec, no nada más te van a detener, te van a detener, te van a golpear, a desaparecer y  eso es como una gran alerta y una gran diferencia de cómo se viven las manifestaciones o las acciones feministas en el Estado de México y en la Ciudad de México”.

En este sentido, Villegas señala que las luchas en las zonas conurbadas son diferentes y hace un llamado a los medios de comunicación a ver qué pasa en otros municipios y localidades.

En las zonas conurbadas “las mujeres no sólo hablan de temas vinculados con la desaparición forzada sino también de la lucha por los territorios, donde luchan para evitar que centros comerciales les quiten sus terrenos, hay una defensa por los territorios”, apuntó.

EN CDMX NO DEBO VESTIME DE NEGRO

A lo largo de su experiencia Sofía ha aprendido y comprado cosas que pensó nunca iba a a necesitar. “Hablando específicamente de la Ciudad de México para cada marcha, pues en primera aprendí que no debo vestirme de negro, ¿por qué? Porque la vestimenta negra hoy en día, antes no tanto, pero a partir precisamente de esta marcha del 16 de agosto de 2019, se empezó a conformar como tal el bloque negro, entonces si te vistes de negro te pueden llegar a confundir con este grupo”.

También ha tenido que cuidar su cámara, ahora se siente afortunada de contar con una mochila para protegerla, antes sólo la envolvía en bolsas negras. “Ha sido de las mejores inversiones, porque pues protege mi cámara, mi equipo, pues ya tiene un buen rato y no tengo la posibilidad de cambiarlo tampoco”.

Norma recomienda documentar los casos. “Si observas que policías están deteniendo a una de las mujeres manifestantes, pues en ese momento grabas todo. Si hay una patrulla es importante grabar la placa y todos estos datos que después puedes hacer del conocimiento, ya sea de las comisiones de derechos humanos o de las propias colectivas y organizaciones”, recomendó. En caso de que haya una violación a los derechos humanos, éstos se pueden denunciar.

Otro de los accesorios que utiliza son cascos lentes, máscara de gas o algo que la cubra de éste. También lleva agua pero evita tomarla para no tener que ir al sanitario, comer o desayunar bien y llevarse algo extra, traer efectivo disponible, saldo en el celular y pilas. Además, recomiendo estar monitoreada por una red de amigas.

“Afortunadamente he llegado a conocer a muchas fotógrafas y hacemos como una red de apoyo, cada quien está en su onda, pero siempre estamos pendientes ‘cómo van’ o ‘si necesitan, algo aquí estamos’, ‘manden ubi’, o sea, siempre tenemos nuestras ubicaciones en tiempo real para cualquier cosa que suceda sepamos más o menos dónde están”.

Sofia invita a las mujeres a no compararse con el trabajo de los compañeros fotógrafos, “sí, ellos manejan un dron”, -comenta-, pero nosotras estamos en el acto, nuestro trabajo está marcado por nuestra perspectiva de mujer, rodéense de mujeres porque eso las va a salvar mucho”.