“Es importante entender que la sexualidad no es sinónimo de genitalidad. Hay muchas formas de disfrutar el placer. Muchas mujeres redescubren su sexualidad en la vejez”, señala Andrea Corsio, psicóloga y docente de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de Luján. Ella explica que aunque la menopausia marque el fin de la etapa reproductiva de las mujeres, no tiene por qué afectar la sexualidad.

En nuestra sociedad hay varios tabúes relacionados con la sexualidad. Particularmente, estos tienen que ver con la vida sexual de las mujeres, y aumentan cuando se alcanza cierta edad.

Otra de las limitaciones para que las mujeres mayores vivan su sexualidad son los prejuicios sobre la edad. La sociedad occidental es la que más está acostumbrada a ignorar a las personas mayores por ideas relacionadas a la falta de juventud o belleza física.

“Esto nos hace cuestionarnos el tema de la feminidad y hacen sentir a estas personas como si ya no fueran útiles, como si ya no fueran parte de la sociedad activa y es un completo error”, comenta la sexóloga Renata Sciannameo.

“Fíjate que los hombres buscan chicas más jóvenes, por más que las mujeres grandes sigan teniendo su sexualidad”, dice una mujer mayor.

“La sociedad condena hasta el día de hoy a las mujeres. Directa o indirectamente, las induce a que abandonen todo lo que tenga que ver con la seducción, a que repriman sus deseos y que se dé por terminada su vida sexual”, comenta Sciannameo.

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Las mujeres mayores también desean

En el 2018, la Universidad de Michigan y la American Association of Retireed Persons (AARP) hicieron una encuesta nacional de adultos mayores en Estados Unidos, la cual revela que mientras 50% de los hombres entre 65 y 80 años dijeron estar muy interesados en el sexo, solamente el 12% de las mujeres reportó lo mismo.

En una entrevista con El País, la escritora especializada en gerontología feminista, Anna Freixas, explica que “esa idea social y cultural de que las mujeres son asexuales limita mucho la vida de las mujeres. Luego, ellas lo que siguen es lo que dice la sociedad y eso es un lastre que limita mucho su libertad sexual o su capacidad para considerar que lo que sienten es correcto. Que les pertenece”.

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Ana, otra de las mujeres entrevistadas, explica que los tabús sobre la sexualidad de las mujeres comienzan desde la juventud, y empeora con la edad. En otros tiempos, era incluso más difícil hablar de la sexualidad de las mujeres: “No teníamos información, porque en casa no te hablaban de eso, ahora es diferente, se explica y se charla todo”. 

El problema también se debe a ciertas limitaciones que pueden tener las personas mayores. Stella Maris, de 61 años de edad, es pareja de una personas que padece Parkinson. Ella afirma que “la relación sexual no se basa solamente en llegar al punto de tener un orgasmo a través de una penetración, sabemos que se pueden utilizar otros métodos así que tratamos de aplicarlos y  de satisfacernos el uno al otro”.

Francesca Gnechi, periodista especializada en sexualidad, agrega que “a medida que envejecemos tenemos que ir adaptando nuestra actividad sexual a los cambios. Es cuestión de escuchar lo que necesita nuestro nuevo cuerpo y buscar herramientas que puedan ayudarnos a seguir disfrutándola plenamente sin restricciones”.

Con información de Feminacida