Históricamente, las mujeres han sido excluidas de todo espacio que no corresponda a las asignaciones que la sociedad les da, se ocupan de lo relacionado a la casa, el hogar y los cuidados. De esta forma, la brecha de género se ve reflejada en espacios laborales y académicos, lo mismo sucede con la literatura. 

“En la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer” escribió una vez la escritora feminista Virginia Woolf, criticando a la invisibilización de las mujeres en la literatura. A lo largo de la historia las mujeres utilizaron el “anónimo” para firmar sus obras u optaron por pseudónimos, en su mayoría masculinos. 

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La brecha de género en la literatura no se ha eliminado. Desde 1901, año de la creación del Premio Nobel de Literatura, sólo 15 mujeres han sido galardonadas. Selma Ottilia Laviosa Lagerlöf fue la primera mujer en obtener el Premio Nobel de Literatura en 1909. 

Otro ejemplo es la abrumadora mayoría de hombres en la Real Academia de la Lengua Española (RAE), que se creó en 1723 , pero fue hasta 1979 que admitieron como académica a Carmen Conde, poetisa. Los números hablan por sí solos, de 474 académicos que han conformado a la RAE, solo 11 han sido mujeres. 

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Si bien la brecha de género en la literatura es el producto de un menor acceso de las mujeres a la educación y la cultura, debido a los roles asignados a las mujeres dentro del patriarcado, la falta de reconocimiento de las mujeres como escritoras no significa que las mujeres no escribieran o que lo hicieran mal, sino que se enfrentan a entornos donde son hechas a un lado.

Es por ello que muchas autoras escribieron bajo el anonimato. Aquí te contamos de algunas:

JANE AUSTEN 

Nació en 1775, al sur de Inglaterra. Cuando publicó su primera novela, Orgullo y prejuicio, la firmó con la frase “una novela en tres partes escrita por una dama”. Ninguna de sus obras fue firmada bajo su nombre. Sus siguientes textos atribuían su autoría a “la misma autora”. Fue valiente al publicar sus textos bajo un pseudónimo que no escondía su género; sin embargo, autoras reconocidas después de ella no tuvieron la misma oportunidad. 

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Las hermanas Brontë

Se trata de tres hermanas poetas y novelistas: Charlotte, Emily y Anne, quienes para publicar sus obras recurrieron a pseudónimos masculinos. Charlotte firmaba como Currer Bell, Emily como Ellis Bell y Anne como Acton Bell. A estas hermanas se les reconocen obras como Cumbres Borrascosas (de Emily), La inquilina de Wildfell Hall (de Anne) y Villette (de Charlotte). Son reconocidas como pioneras y rebeldes de su época. 

Mary Ann Evans

Nació en Inglaterra durante 1819. Fue educada de manera particular para la época, lo que le permitió desarrollarse culturalmente, leyendo y escribiendo. En 1859 empezó a escribir relatos extensos para Blackwood''s Magazine, publicó bajo el pseudónimo de George Elliot, para asegurarse de que sus textos fueran tomados en serio. 

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Louisa May Alcott

Nació en 1832, en Germantown. Esta educadora estadounidense y novelista, es conocida por obras como Mujercitas (1868). Publicó sus novelas bajo el pseudónimo de A.M. Barnard. Estuvo comprometida con el sufragismo y el abolicionismo. Sus textos fueron transgresores para la época, pues escribía acerca de temas considerados tabú. 

Pamela Lyndon Travers

Nació en Australia durante 1899. Residió en Inglaterra, donde fue escritora y periodista bajo el pseudónimo de P. L. Travers, utilizando solo las primeras letras de sus nombres para disfrazar su identidad femenina, cuestión que fue común en escritoras a partir del siglo XIX. Es la creadora de la historia de la niñera Mary Poppins, que posteriormente fue llevada al cine. 

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Violet Paget

Vernon Lee era su pseudónimo. Nació en Boulogne-sur-Mer en 1856. Escribió maravillosas obras sobre viajes, novelas y cuentos sobre fantasmas. A través del ensayo causó polémica al tocar temas como la música y el arte. Sus cuentos son reconocidos por elementos feministas y liberales. Una de sus obras más reconocidas es Huntings: Fantastic Stories

June Tarpé Mills

Nació en Brooklyn, Nueva York. Fue una talentosa dibujante, que en 1930 comenzó a contribuir en los cómics. Firmó su trabajo bajo el pseudónimo de Tarpé Mills, que dejaba su identidad femenina en duda. Se le reconoce por ser la primera escritora que creó a una superheroína: Miss Fury. 

J. K Rowling

Así es, la escritora detrás de la famosísima historia de Harry Potter. Aparecen únicamente sus iniciales, dejando en duda el género de la autora, debido a que su editor pensó que la historia no llegaría al público objetivo masculino si veían que la historia había sido escrita por una mujer. 

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Existen más ejemplos de mujeres que han optado por usar un pseudónimo, quedando en el anonimato, aparentando una identidad masculina o simplemente dejando en la ambigüedad su género. Escritoras como Amantie Lucile Aurore Dupin, Karen Blixen, Katharine Burdekin, Alice Bradley Sheldon, Robyn Thurman, Christina Lynch y Meg Howrey también han buscado ocultar su identidad de mujer para ver sus obras publicadas o para que los estereotipos de género no irrumpan en la posibilidad de éxito de sus escritos. 

Con información de: the culture trip