"¿Cómo chingados no voy a estar enojada? ¡Lo quiero quemar todo, me mataron a mi hija!", con esas palabras contundentes y desgarradoras, Elideth Yesenia Zamudio se viralizó en internet y miles de personas se solidarizaron y sintieron un poco del dolor de la madre de una joven víctima de feminicidio. Pero, ¿quién es la hija de Yesenia? 

Marichuy Jaimes Zamudio era una joven de 19 años con toda una vida por delante y estudiaba en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) Unidad Ticomán del Instituto Politécnico Nacional; hija de una madre feminista que le enseñó a seguir sus sueños y con la convicción de ser feliz y vivir una vida digna.

El 16 de enero de 2016 por la madrugada, Marichuy fue arrojada desde un quinto piso en la alcaldía Gustavo A. Madero al norte de la Ciudad de México; la joven vivía ahí con dos compañeras que no la ayudaron pese a sus gritos.

De acuerdo con la investigación de Yesenia, la noche en que fue arrojada su hija había salido a cenar y al karaoke con dos mujeres, un compañero y un profesor de la ESIA Ticomán. La joven fue forzada a subir a una camioneta y obligada por los dos hombres a ir a su casa. Hubo forcejeos y la joven estaba semidesnuda cuando cayó a la calle, en sus uñas tenía la piel de quienes la aventaron, parte de su cabello estaba en su habitación y a causa de las múltiples fracturas, Marichuy murió ocho días después.

En el caso de Marichuy como en el de muchas otras mujeres asesinadas, no hubo empatía y aún no hay justicia:

Alrededor de 20 personas fueron testigos del cuerpo de Marichuy, sus compañeras de departamento nunca salieron esa noche y sólo una vecina llamó a emergencias. De los asesinos, se sabe que el compañero "sembró el rumor que Mari se suicidó" mientras que el profesor sigue impune y dando clases sin que haya sido cuestionado por estar en el departamento de su estudiante de 19 años.

No fue hasta septiembre de este 2019, tres años después del feminicidio, que el caso de Marichuy fuera clasificado como tal y no como homicidio.

Durante este año se han registrado un sinnúmero de manifestaciones en Ministerios Públicos, en la Procuraduría, en los lugares donde mujeres han sido asesinadas y en las calles donde se han registrado pintas y destrozos a monumentos y Yesenia, desesperada, pidió que los reflectores se centren en los casos y no en "cuidar monumentos".

"No es posible que cuiden más una pared que a nuestras hijas. Les debería de dar vergüenza, en esta ciudad asesinan a nuestras hijas, dentro y fuera de las escuelas. ¡Ya basta compañeras! Y si ven que estamos enojadas, ¿cómo chingados no voy a estar enojada? ¡Lo quiero quemar todo, me mataron a mi hija! La mató un maestro y lo están protegiendo", puede escucharse a Yesenia.

Así como Marichuy, otros casos siguen en la impunidad o sin ser clasificados como tal, pues de acuerdo con cifras oficiales alrededor de 9 mujeres son asesinadas cada día en México pero de estos casos, solo 2 o 3 son clasificados como un feminicidio.

En las protestas contra violencia de género se puede convivir con las madres y familiares de estas víctimas quienes piden justicia con rabia, pues desde hace años hay protestas pacíficas, marchas del silencio o performances que no han sido atendidos y siguen en la impunidad.

fmma