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Falta debate a fondo en Ley de Seguridad: Julia Carabias

Recibe la medalla Belisario Domínguez del presidente Enrique Peña Nieto y representantes de los demás Poderes de la Unión

Escrito en CONGRESO el

Durante la entrega de la medalla Belisario Domínguez a la bióloga Julia Carabias, la destacada científica mexicana hizo un llamado a profundizar en el debate de la Ley de Seguridad Interior.

En tribuna, Carabias mostró que no solo es reflejo de lucha en la preservación del medio ambiente, sino que solidariza con diversas causas, y antes de cerrar su discurso exigió un debate amplio, cuidado e incluyente en materia de Ley de Seguridad Interior, que está a un paso de concluir su trámite legislativo para facultar la intervención de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública.

Ante el presidente Enrique Peña Nieto, y los líderes del Senado, Ernesto Cordero, y de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín, Julia se adentró en otra selva.

“No puedo dejar de hacer referencia a una coyuntura que se está discutiendo en estos momentos en el Senado de la República. Me refiero a la Ley de Seguridad Interior, considero que es de gran importancia abrir un debate profundo, incluyente, que permite encontrar una salida que reconozca la labor realizada a las fuerzas armadas; intente reconstruir la seguridad y revertir el espiral de la violencia; y al mismo tiempo impulse alternativas en la procuración de justicia para fortalecer la democracia, la seguridad pública, el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos, todo ello en concordancia con nuestra Constitución”, reclamó entre aplausos de senadores, incluso de quienes votarán a favor de está legislación. 

La ecóloga, férrea defensora de los ecosistemas en Chiapas y destacada científica mexicana, Julia Carabias Lillo, se convirtió en la sexta mujer en recibir la máxima condecoración que otorga el Senado de la República a los ciudadanos más eminentes: la medalla Belisario Dominguez.


Como cada año, los legisladores y representantes de los tres poderes de la Unión se dieron cita en la vieja casona de Xicoténcatl, antigua sede del Senado, para la entrega del galardón en una sesión solemne que fue interrumpida en su inicio por la senadora Layda Sansores, quien interceptó al presidente Enrique Peña Nieto en medio de silbidos y expresiones de reproche por parte de legisladores, ante una acción que se ha vuelto habitual en este tipo de ceremonias en las que la legisladora de Morena rompe el protocolo para hacerse escuchar. 

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Tras apenas un instante de retraso y ante el desconcierto de saber cuál fue el reclamo de este año, los senadores volvieron al silencio que rompió el senador Juan Gerardo Flores al dar lectura al célebre discurso pronunciado en 1913 por Belisario Domínguez, senador chiapaneco que perdió la vida a consecuencia de sus palabras contra Victoriano Huerta, y cuya memoria se honra con la entrega de la presea.  

A 104 años de distancia, las palabras de Belisario parecían describir tiempos presentes: “No solamente no se hizo nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la República es infinitamente peor que antes. Nuestra moneda se encuentra despreciada en el extranjero. Nuestro crédito en agonía; la prensa de la república amordazada o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemáticamente la verdad. Nuestros campos abandonados, muchos pueblos arrasados y, por último, el hambre y la miseria en todas sus formas”, continuó Gerardo Flores la narración del discurso del legislador asesinado, cuyo nombre se preserva en la medalla dorada, misma que se entrega año con año a personas ilustres de nuestro país y cuyo metal estampa la frase “Ennobleció a la Patria”. 


Este año fue a Julia Carabias a quien se le reconoció por “ennoblecer a la Patria”. Con este reconocimiento por sus aportaciones al desarrollo de la ciencia en México, así como a su compromiso destacado en la preservación  de los ecosistemas en Chiapas, particularmente de la Selva Lacandona, formará parte del reducido número de mujeres consideradas como “ciudadanos eminentes”.


Concluyó el celebre discurso de Belisario, y Zoé Robledo, senador por Chiapas continuó con el propio, ese que alude y destaca la vida y trayectoria de Julia como activista y como investigadora sobre la conservación de la biodiversidad y la administración de recursos naturales, que ha publicado más de una centena de artículos que abarcan temas como la regeneración de selvas tropicales, restauración ambiental, manejo de recursos naturales, ecosistemas, conservación de ecosistemas, cambio climático global, pobreza y medioambiente, por mencionar solo algunos.


“Hoy podemos decir que hay una Selva Lacandona antes y después de Julia. Después de Julia, en la Selva hay esperanza (…) Tan importante para México la pluralidad que la biodiversidad, la libertad de expresión que la liberación de tortugas. Julia ha hecho patria defendiendo el patrimonio de los mexicanos del futuro. Julia, con ese hermoso nombre, ha defendido la evolución de lo que no sirve para la conservación de lo que realmente somos y de lo que podemos ser”.



 


Previamente, tras unos minutos de recibir de manos del presidente de la República la presea dorada, Julia se dijo orgullosa portadora de la medalla que dijo no es un reconocimiento unipersonal sino un homenaje a quienes unen esfuerzos todos los días en la lucha por preservar el medio ambiente. 


“Recibo está altísima distinción con mucho orgullo y una enorme gratitud. Aunque hoy está medalla de honor está recayendo sobre mi persona, es un reconocimiento a la vital importancia de la naturaleza y medio ambiente sano que tiene en la construcción de un país justo, equitativo y con bienestar social, principios por los que Belisario Domínguez ejemplarmente entregó su vida en 1913”. 


Además aprovechó la ocasión para pedir de la clase política un serie compromiso en torno a estos temas, al asegurar que estamos lejos de ganar la batalla contra el deterioro ambiental.


“A pesar de los avances indiscutibles no estamos ganando la batalla y el deterioro ambiental avanza más rápido sin freno ni reversión. La actual ruta del desarrollo sustentable nos está llevando a un callejón sin salida y nos confronta con dos problemas éticos, estamos limitando las opciones de las generaciones futuras y estamos alterando las condiciones de vida del resto de los seres vivos, y quizás el curso de la evolución (…) Debemos atender los problemas con una visión integral que responda a los retos globales y sociales, con mecanismos de coordinación y apertura de espacios para la participación de la sociedad”.



lrc