Hace 60 años Nagoro, aldea ubicada en Japón, tenía cientos de habitantes, había trabajadores, niños, vida. Sin embargo, la gente ha ido muriendo, el trabajo se acabó y los más jóvenes han preferido irse de este lugar, desmotivados básicamente por la dura ubicación geográfica.
Ayano Tsukimi, 67 años, de mirada profunda y sonrisa tímida, se dio cuenta de que el número de habitantes comenzaba a disminuir dramáticamente, lo que produciría un inevitable olvido de su pueblo natal.
Pese a que ella era una más de los que había emigrado, hace ya 14 años decidió volver para cuidar a su padre y comenzó a hacer algo por su villa: reemplazar a las personas que solían vivir en Nagoro por muñecos.
Así luce hoy la singular aldea:
Con información de BBC
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