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Inconclusas y mal hechas, las casas de Fundación Slim

Damnificados de San Gregorio, en Xochimilco, se inscribieron en el programa de la fundación con la esperanza de ver reconstruidas sus viviendas; a un año, algunos no han podido recuperar su hogar

Escrito en NACIÓN el

Norma Galicia perdió su casa por el sismo del 19 de septiembre. Vecina de San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, en marzo se inscribió en un programa promovido por la Fundación Carlos Slim, para que le reconstruyeran su casa con fondos obtenidos vía donativos.

Le ofrecieron que dos meses después, en mayo, estaría la nueva edificación en una parte del mismo predio donde estaba la que se cayó, sobre la calle de Cuauhtémoc.

Ha pasado medio año desde dicho ofrecimiento y donde debería haber una casa, solo está la plataforma que servirá de cimiento, hecha con tepetate y tezontle. “Sólo vinieron a meter la tierra”.

No hay ningún avance más. Un ingeniero le avisó que será en diciembre cuando esté lista. Con humor lo toma.

“Se va a venir un temblor y por ese lado ya no se va a caer nada”, bromea. Pero unos minutos más tarde no puede contenerse y llora.

No es el único caso de vecinos del pueblo que esperan ver terminada su casa como parte del programa de la Fundación Slim, que es encabezada por el empresario Carlos Slim, presidente honorario de Grupo Carso y el hombre más rico de México.

Otros dos casos son los de Santa Contreras y María Pantaleón, consideradas por la Secretaría de Desarrollo Social capitalina (Sedeso), como damnificadas del sismo.

Santa perdió su vivienda en Belisario Domínguez 49, también se inscribió al programa y su nueva casa ya tiene avances, pero la obra está detenida.

Diseñada de dos pisos, ambos ya habían sido construidos, pero los ingenieros de la fundación decidieron tirar el segundo luego de las quejas que ella les planteó, por las imperfecciones que “se notaban a simple vista”.

“Entre la trabe que sostenía la loza había huecos, y había varillas expuestas”. Santa narra que les avisó a ingenieros de la Fundación Slim, revisaron y aunque uno de ellos minimizó sus advertencias diciéndole que “era solo el trauma de lo vivido en el sismo”, hace dos semanas demolieron el segundo piso. Ahora, solo se ven unos castillos desnudos de delgadas varillas.

En el piso de abajo se pueden ver tabiques despostillados que fueron abiertos para encontrar la tubería y también se ven huecos entre ellos o parches que intentan tapar esos espacios.

Santa dice que la casa le parece tan insegura que incluso analiza avisarle a la Sedeso que la rechazaría, porque así como la ve, no le da seguridad. “Sí nos da miedo, si llega a haber un temblor, haber manipulado tanto los armex (las varillas del castillo) no es bueno. Además, una casa nueva no debería reforzarse, me dijo otro arquitecto”.

Aunque vive en casa de sus tíos -enfrente de lo que era su casa, la que se cayó, y la nueva, imperfecta- ya quiere tener su propio espacio y se conmueve al recordar las lágrimas de su hija de 11 años que llora porque extraña su casa.

“En marzo me dijeron que tenían dos meses para entregar la casa, luego lo pasaron para junio y ya va ser el año y todavía no está”, se lamenta.

CASTILLOS Y CIMIENTOS INCLINADOS

La casa de María, también vecina en la calle de Belisario Domínguez, es la que luce más avanzada. En el predio donde estaba la casa que quedó destruida hace un año, hay una construcción reciente de dos pisos, cuyos ladrillos e incluso los bloques fueron cubiertos con cemento para tapar los hoyos entre tabiques y en algunos castillos.

“Rellenaron para tapar lo feo”, dice sin sarcasmo.

Aún sin concluir, con una escalera a medias y que no se puede usar para subir, la obra lleva tres semanas sin avances, ya que los albañiles desde entonces no han aparecido por lo que la casa tiene un aspecto de estar en obra negra. Además, se le nota una pequeña inclinación.

Aunque le prometieron entregársela para mayo, luego le cambiaron la fecha y le dijeron que en junio, después que para agosto. A unos días de que se cumpla el primer aniversario del sismo desconoce la fecha de entrega y calcula que por lo menos tardará otros tres meses.

Pero le urge que se la entreguen lo más pronto, no solo para dejar de ocupar unos cuartos donde ella y sus tres hijos viven apretados, sino incluso para cubrir sus necesidades fisiológicas.  Narra que el baño se cayó -a unos metros se ve un sanitario de cabeza- y debe hacer del baño en una cubeta, o cuando tiene tiempo camina hasta la iglesia.

De buen humor, asegura que ya hasta tiene en su cuerpo marcada la orilla de la cubeta. Agrega que para bañarse ella y sus tres hijos lo hacen en una tina y a jicarazos.

INCONFORMIDAD EN LAS CASAS ENTREGADAS

Algunas casas del programa de la Fundación Slim ya fueron entregadas. Una es la que recibió Sergio Chávez Nieto, en la calle Fernando Montes de Oca.

La casa es de dos pisos, está pintada de un color mamey. En su fachada luce una pequeña plaqueta metálica que dice “México Unido. Fundación Slim”. Pero su dueño está inconforme. El agua se filtra en una de las ventanas y ya debió resanar una parte de la pared para contrarrestar a la humedad. La filtración la atribuye a una pequeña inclinación que causa que el agua que debía deslizarse se quede en la ventana.

En la esquina de una recámara también se filtra la humedad. No es el único defecto. En algunas partes ya se hicieron huecos sobre las paredes o cerca de las escaleras, y debió también resanar. Abajo de un escalón se ve una cuarteadura. En otra pared hay otra, chiquita, pero fuera de lugar en una casa que no tiene ni dos meses de haber sido entregada. En la parte de arriba de la puerta de una de las recámaras muestra cómo rellenaron, como si hubieran calculado mal o la puerta hubiera sido demasiado chiquita.

Además, una de las esquinas exteriores de la casa se ve dispareja, como si fuera una textura suave y no de concreto. La pintura en algunas partes ha comenzado a desprenderse. Otro problema es que el agua sube con dificultad al baño del segundo piso.

“Reconocieron que había un mal diseño de la plomería, porque del tinaco que está en la azotea, el agua baja al baño del segundo piso y de ahí vuelve a subir al del segundo y es donde le cuesta”, describe.

Además, cuando llega a pasar un vehículo pesado, la casa se mueve, afirma Sergio. Esa es la razón por la cual solo se queda a dormir unos días de la semana en la casa. Afirma que les reclamó a los de la fundación, que le contestaron que no había presupuesto para repararla, y él les replicó que ellos la habían hecho mal pero ya no le respondieron. Entrevistado reconoce que en esa casa así, siente miedo.

FUNDACIÓN SLIM RESPONDE A INCONFORMES

El ingeniero René Cruz, que coordina en la Fundación Slim la construcción de casas en San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, reconoció que en el caso de la reconstrucción de la casa de Santa, el concreto usado para la loza del segundo piso no cumplía la norma y él mismo ordenó demolerla.

“Demolimos tres secciones de castillo porque no cumplieron con la norma de calidad que empleamos. Yo no voy a permitir ni tengo por qué entregar un producto mal terminado que no cumpla con nuestros estándares de calidad. Les tengo que entregar a damnificados una casa bien hecha”, dijo en entrevista con La Silla Rota.

En el caso de la reconstrucción de la casa de Norma, que apenas va en la plataforma, explicó que se debió a cuestiones ajenas, una de ellas que la calle Cuauhtémoc, donde vive, estuvo cerrada durante seis meses, los mismos que han pasado desde que inició el programa de donación de casas.

A ello se suma que el terreno donde estaba la casa estaba por debajo del nivel del suelo, por lo que con las lluvias se inundaba más y hubo que elevar más la plataforma donde se pondrá la construcción.

“No nos ha dado tiempo para generar la plataforma y hemos tenido que levantarla en tres o cuatro ocasiones”, explicó.

También enfrentó el problema de que antes había una fosa séptica, entonces debió reubicarse la plataforma.

Respecto a la casa de María, que ya está construida a dos pisos, se comprometió a reparar los defectos que tenga.

En cuanto a la casa de Sergio, ya concluida, explicó que la cercanía de la casa vecina es lo que causa la filtración, pero el programa no incluye colocar bardas, ya que eso es un asunto de linderos, lo que resulta en un tema legal que no corresponde a la Fundación.

Por su parte el vocero de Grupo Carso, Renato Flores Cartas, afirmó que entiende la desesperación de los damnificados que aún no tienen casa, pero recalcó que la Fundación, que es parte del grupo, prefiere entregar un producto de calidad.

Añadió que además se han sumado problemas de calles maltrechas, condiciones climatológicas o incluso cuestiones legales.

“Entendemos perfectamente bien y estamos acelerando los trabajos en la medida de lo posible siempre y cuando esto nos permita construir una vivienda que les de seguridad no mañana o dentro de un mes, estamos construyendo vivienda que les duren 50, 60 o 100 años a la gente. Eso nos compromete a ser muy responsables. Desgraciadamente hay circunstancias climatológicas, orográficas e incluso de carácter legal que no permiten avanzar muy rápido. Mucha de esta gente no tenía papeles que probara la tenencia juridica del terreno”, dijo Flores Cartas.

Durante la entrevista aprovechó para decir que aunque en el convenio con el gobierno capitalino para donar casas, el prototipo acordado fue construir casas de una sola planta de 60 metros cuadrados, la Fundación lo convirtió en un modelo de 88 metros cuadrados, con dos recámaras y acabados.

Pero además la Fundación consiguió convenios con la empresa Mabe para obtener refrigeradores y estufas al precio, con Interceramic para los pisos también al costo, así como con Sherwin Williams para la pintura.

Además aclaró que el gobierno capitalino no pone un peso por cada peso de la Fundación, como se mencionó en notas periodísticas. Los donativos son de la Fundación Slim.

El ingeniero René Cruz, por su parte, dijo que han entregado 52 viviendas en San Gregorio, 59 están en proceso, en 14 se comenzarán trabajos y tres faltan por asignar, pero además se sumarán otras 24 que en un principio serían rehabilitadas pero después de hacer estudios de mecánica de suelo, se determinó que era mejor reconstruirlas.

El proyecto

“Reconstruimos tu casa. Solo necesitas acreditar la perdida total de tu vivienda, acreditar la propiedad o posesión del predio, que tu predio cumpla con las medidas mínimas para nuestro prototipo Prosperidad”, se lee en una manta que fue colgada en una casa muestra. En otra se lee que son tres prototipos más: Esperanza, Fortaleza y Unión.

El proyecto incluye la construcción de 128 casas en San Gregorio. Las casas a reconstruir se seleccionaron luego de que la Sedeso  recabó los documentos y verificó su situación.

La página de la Fundación Carlos Slim (fundacioncarlosslim.org), informó que en total se tienen donativos para “México Unido, sismos 2017”, por dos mil 467 millones 668 mil 811.44 pesos.

Se acordó construir 400 casas de mínimo 52 metros cuadrados en 3 delegaciones (Xochimilco, Iztapalapa y Tláhuac). El gobierno aportó 50 millones de pesos depositados el pasado 9 de enero a una cuenta independiente de objeto específico.

“Estamos elaborando los proyectos buscando que la vivienda sea de mayores dimensiones y mejores acabados, para lo que tenemos una cuenta de reserva de 150 millones de pesos”, se puede leer en los informes de la Fundación.

AJ