Main logo

Las historias que revivió la marcha de los damnificados

Para los afectados y deudos del 19-S, el sismo y la gente los revictimizó; "el gobierno nos olvidó”, lamentaron en su protesta en las calles de la CDMX

Por
Escrito en METRÓPOLI el

Sara y Juana marchan con una cartulina en mano que pide: “vivienda sin crédito”. Tienen mucho en común. Las dos perdieron su casa y todas sus pertenencias el 19 de septiembre de 2017. Las dos ese día no estaban en su departamento y las vivieron el milagroso rescate de un familiar. 

Desde hace un año caminan juntas en una lucha por una reconstrucción digna y gratuita. Ellas junto con otra familia son las únicas de su edificio que no aceptaron la redensificación. Se unieron a la organización Damnificados Unidos que este miércoles realizó una manifestación sobre calzada de Tlalpan al Zócalo capitalino. 

Sara Peralta Lepe vivía en Rancho del Arco 32, en la unidad habitacional Los Girasoles, en uno de los 38 edificios que colapsaron durante el sismo.

Diez minutos antes del temblor salió de su departamento. Su mamá de 87 años, Adela Peralta, se quedó atrapada entre los escombros. 

“Es la señora que rescataron después de 32 horas y salió con su boquita pintada. Ella era vedette. Hizo ejercicio toda su vida y cuando estuvo en los escombros decía: ‘si mis hijos viven, vienen por mí’ y estuvimos ahí sus tres hijos durante 32 años de pie y ella salió viva. Fue espectacular para los bomberos y rescatistas”, relata sin detener su andar en una marcha en la que además de exigir una vivienda gratuita recrimina el olvido del gobierno capitalino.

Sara relata que uno de sus vecinos fue voluntario y él le mandó un mensaje por whats app que decía “Adelita está viva”. Mientras Sara estaba en la valla esperando a que rescataran a su mamá, una militar que estaba ahí le dice: “señora no se haga falsas esperanzas, eso es imposible, 87 años, hipertensa, diabética” pero salió viva.

Sin embargo, el 21 de marzo de este año, su madre falleció en un albergue, asegura Sara, debido a las malas condiciones en las que estaba. 

“No teníamos casa y nos quedamos sin nada, porque no pudimos recuperar nuestras pertenencias, se fueron en los escombros. Las escrituras se quedaron adentro y hasta la fecha no las he podido recuperar. Pese a todo, seguimos en la lucha para recuperar mi casa, mi lugar, lo que mamá dejó”.

Juana Curtidor Olivares también participó en la marcha en la que se congregaron cientos de damnificadas y a la que también se unieron familiares de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, así como estudiantes de la UNAM.

Ella vivía en Rancho del Arco 32 en el departamento 401 desde hace 15 años. El día del sismo estaba en su trabajo en la calle de Sullivan, cuando después de varios intentos pudo comunicarse con un familiar y se enteró que su edificio había colapsado. 

“Antes del temblor mi hijo me acababa de hablar para decirme que se iba a meter a bañar porque se le hacía tarde para irse a la escuela. Yo sabía que en durante el sismo se estaba bañando. Como pude me trasladé y mientras recorría las calles la ciudad parecía bombardeada. Logré llegar después de tres horas, en ese tiempo me mandaron una foto del edificio colapsado y yo enloquecí”. 

Cuando llegó le dijeron unos vecinos que a su hijo lo acababan de rescatar y que lo había trasladado a un hospital. Se fue a traumatología y ahí lo encontró. 

“Estuvo tres horas de cabeza, desnudo, hasta que lo pudieron rescatar. Se fracturó la cadera, el pubis, la tibia, el peroné, ahí lo atendieron. Esa noche lo operaron y ahí me quedé con él durante cinco días. Me lo dieron en silla de ruedas”, recuerda mientras sigue su andar y se une a las exigencias hacia el gobierno capitalino.

A un año, su hijo se recuperó por completo y el domingo pasado se fue a Bélgica a estudiar un posgrado en Administración de Empresas, gracias a una beca que él se ganó. 

“Después de la tragedia fuimos revictimizados. El sismo y la gente nos victimizó, y el gobierno nos olvidó. Crearon una ley que es restrictiva, selectiva y que otorga beneficios a un núcleo social, por eso estamos aquí marchando”, agrega tras revivir lo acontecido hace un año.

ams