DÍA DE MUERTOS

¿Cuál es el origen de las calaveritas de azúcar en el Día de Muertos?

En la ofrenda del Día de Muertos no pueden faltar las calaveritas de azúcar, una tradición mexicana por años, pero sabes realmente ¿cuál es su origen y el significado en las ofrendas?, te decimos todo sobre esta costumbre

¿Cuál es el origen de las calaveritas de azúcar en el Día de Muertos?.Créditos: Stock Adobe
Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.- En la ofrenda del Día de Muertos no pueden faltar las calaveritas de azúcar, una tradición mexicana por años, que ha destacado en el mundo por su peculiaridad de rendir tributo a la muerte con figuras en forma de cráneos humanos, pero sabes realmente ¿cuál es su origen y el significado en las ofrendas?

El primer dato que se tiene es de los antiguos mesoamericanos donde tomaban a la muerte como  la conclusión de una etapa de vida que se extendía a otro nivel. En la práctica era común conservar los cráneos de los fallecidos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban el término de ese ciclo. Fue con la llegada de los españoles que los rituales que iban en contra de la religión católica quedaron prohibidos y en muchos casos, ante la resistencia de los pueblos indígenas por eliminarlos, se sustituyeron por otros.

El origen

Desde la cultura mesoamericana se veneraba a la muerte; para ello se utilizaban los cráneos de las personas sacrificadas para incluirlos en diferentes rituales que se llevaban a cabo para simbolizar el final de un ciclo y honrar a los dioses en un nuevo comienzo. Uno de esos rituales era el Tzompantli, una especie de altar formado por hileras de cráneos, elaborado en honor a la muerte Mictlatecuhtli, el dios del inframundo para simbolizar la transición de una persona del espacio terrenal al campo celestial. Las antiguas culturas creían que por medio de esta ofrenda hecha con los cráneos de los fallecidos se aseguraba la entrada al inframundo para acceder al descanso eterno.

Cuando los españoles llegaron al territorio mexicano, sus creencias religiosas se mezclaron con todos estos rituales ya existentes y fue así como comenzaron a modificarse y a crear nuevas tradiciones. Uno de estos cambios fue el de omitir los cráneos reales por las ya conocidas calaveritas de dulce.

De todos colores y sabores

Actualmente, encuentras calaveritas de todos colores, sabores y materiales. Las hay de diferentes ingredientes y tamaños, pero las más populares son las de azúcar, elaboradas con alfeñique, una técnica árabe que fue adaptada por los españoles y traída a México. El alfeñique se crea a partir de una mezcla de azúcar de caña con claras de huevo, jugo de limón y una planta llamada chautle. Aunque su elaboración es delicada, con el alfeñique es posible hacer no solo calaveritas, sino también ataúdes, tumbas, mariachis, cocineras, calacas y catrinas, las cuales suelen colocarse en las ofrendas.

Recientemente, también se han popularizado las calaveritas de chocolate, o amaranto. Asimismo, las hay que no son comestibles y sirven para adorno o recuerdo que millones de turistas buscan cuando llegan a México, sea de barro, porcerlana, madera, papel o cartón en sus diferentes tamaños y colores.

(Fotos: Stock Adobe)

En la ofrenda

Las calaveritas que hoy en día ponemos en los altares, por lo general, son nombradas y pueden  tener dos significados. El primero, se refiere al nombre del difunto que se quiere recordar y el segundo, a una persona que aún vive, representando el espacio que algún día ocupará en el inframundo, además de recordar que, lo único que tenemos seguro en esta vida, es la muerte.

¿Cómo se elaboran las calaveritas de alfeñique?

El proceso para elaborar calaveritas con la técnica de alfeñique se denomina “vaciado”, en la cual el azúcar se disuelve en agua y se deja hervir por una media hora hasta que espese, agregándole un poco de limón. Una vez que la mezcla está espesa, los artesanos baten rápidamente para que esta logre cristalizar y pueda ser vaciada en moldes generalmente de barro, aunque también se usan de madera y bronce.

Cuando el azúcar empieza a cuajar, el molde se voltea rápidamente para que un poco de la miel interior escurra y las calaveras queden huecas. Por último, las calaveras se sacan del molde ya secas y se decoran con “betún”, hecho con clara de huevo, azúcar glass y colorantes.

 

 

jgp