MEDIOAMBIENTE

Permacultura, una esperanza en Hidalgo para crear asentamientos humanos sostenibles

La aldea ecológica ubicada en Santiago de Anaya es cien por ciento autosustentable, desde los edificios hasta la comida

La aldea ecológica está situada en Santiago de Anaya.Créditos: Ian Lima
Escrito en HIDALGO el

Pachuca.— Inmerso en el Valle del Mezquital de Hidalgo, sitio que inspiró a Antonio Rodríguez a escribir el libro “La Nueve Estéril, Drama del Mezquital”, un grupo de permacultores está logrando lo que hasta hace años era imposible: generar microclimas en los que se ha podido sembrar árboles de durazno, limón, mora, ciruelo, zarzamora, chabacano, granada, higo, lima y muchas hortalizas, han construido una ecoaldea y próximamente producirán peces en el desierto.

Esto a través de asentamientos humanos sostenibles de respeto con el entorno, permitiendo a sus habitantes un modo de vida basada en la autogestión de alimentos, arquitectura orgánica y cuidado de la naturaleza.

“Que tus pasos vayan dejando algo que le sirva al ecosistema, algo regenerativo. Lejos de dejar una huella negativa, que sea un rastro positivo, pues, en lugar de cambiar a la naturaleza, que nosotros cambiamos la forma en la que nos acercamos y convivimos con ella”.

Bajo este precepto nació el Centro Ecológico Regenerativo de Permacultura Johñe, que en Hñahñu significa Barranca que Suena, en el municipio de Santiago de Anaya, Hidalgo, donde se enseña a coexistir con la naturaleza. Ahí, su fundador, Acmed de los Santos Mendoza, compartió con La Silla Rota Hidalgo las actividades que se están realizando en este espacio de casi dos hectáreas.

De basurero a aldea ecológica

A tres horas de distancia de la capital de Hidalgo, este centro ecológico se ubica a 500 metros del centro del Santiago de Anaya, un municipio donde habitan 18 mil 329 personas (de acuerdo con el Censo 2020 del INEGI) que en su mayoría son indígenas Otomíes o hñahñus.

Foto: Ian Lima

El Centro Ecológico Regenerativo de Permacultura Johñe es uno de cuatro espacios con estas características que hay en Hidalgo. Forma parte de un conglomerado denominado Red Global de Ecoaldeas (Global Eco-Village Network). También, forman parte en Latinoamérica del Consejo de Asentamientos Sustentables de las Américas.

Foto: Ian Lima

Inicialmente, este espacio era una barranca, donde la gente tiraba escombros y basura (la cual también quemaban), el suelo estaba muy degradado por el sobrepastoreo. Prácticamente era ecosistema difícil, complejo, donde este grupo de hidalguenses decidieron tomar de modelo de práctica y cambiarlo totalmente.

Foto: Ian Lima

Acmed de los Santos contó que él estudió Diseño Integrativo Eco Social en Gaia University, que es una filial de Gaia Education y que en México encuentra sus raíces en la Universidad del Medio Ambiente (Valle de Bravo) y en Tepoztlán. Ahí conoció técnicas bioconstructivas para establecer asentamientos humanos sostenibles.

Foto: Ian Lima

“Son casi dos hectáreas de terreno, el cual es de mi familia materna. Lo comenzamos a intervenir hace 12 años. Una de los primeros árboles que sembramos fue un pino… hoy sobrepasa los 10 metros de altura, si hubiéramos sembrado más, tendríamos un bosque en medio del desierto”, comentó.

Foto: Ian Lima

Cuando llegaron, agregó, no había muchas plantas. Los nopales, cardones y mezquites que había estaban muy enfermos y secos, pues, debido al pastoreo, la tierra era muy gris y pálida, al grado de llegar a la degradación en todo el espacio: no había plantas ni aves.

Paso uno: limpiar y frenar la erosión

El primer paso fue limpiar el espacio. También, ocuparon el escombro para generar “curvas a nivel” y así frenar la erosión, ya que en la parte alta ya se podía ver el tepetate. Una vez corregido ese problema, la tierra comenzó a absorber una mayor humedad y la erosión se frenó.

Paso dos: los microclimas

Una vez que frenaron la erosión y se devolvió la humedad al suelo, comenzó la etapa de siembra de plantas para crear microclimas. De esta forma, fue más fácil sembrar plantas productivas, medicinales, de alimentación y regenerativas para el ecosistema; es decir, plantas que generan hojas para que el suelo esté cubierto y absorba más humedad con la cual pueda sembrarse otra planta.

“En este espacio ya tenemos árboles de durazno, limón, mora, ciruelo, carissa, capulín, hay arbustos de zarzamora, chabacano, granada, higo, lima y muchas hortalizas… la idea de crear un microclima es que tú te ayudes de las plantas endémicas, porque no las perdemos y nunca vamos a dejar de trabajar con ellas, pues ellas nos crean la atmósfera que requerimos para poder meter plantas que no son propias del ecosistema y que nos van a estar proporcionando algún alimento o medicina”, dijo.

Paso tres: arquitectura orgánica

Para Acmed, el rescate de la arquitectura es “la construcción vernácula”, con materiales naturales como la tierra, los cuales duran cientos de años, son sismorresistente y requieren un mínimo de mantenimiento. A diferencia de las construcciones actuales que su vida es menos y tienden a generar más contaminación.

Foto: Ian Lima

“Nosotros empezamos aprendiendo la arquitectura orgánica hace unos ocho años. El primer espacio que construimos en la aldea fueron los dormitorios, los hicimos con pacas de paja y recubrimiento de tierra y fibras y los acabados a la cal. Fuimos aprendiendo con distintas técnicas, pues, aquí trabajamos algo que conocemos como bajareque o quincha, que es una técnica que utiliza entramado de madera en postes de carga y se cubre con tierra y se hacen acabados a la cal”.

Foto: Ian Lima

Los materiales que utilizan no generan huella carbónica o huella de excavación en el ecosistema, pues “tratamos de trabajar con la tierra que está en el lugar, con fibras locales y la cal es mucho más ecológica que el cemento”, dijo y agregó que “el cemento se llega a ocupar en medidas muy reducidas”.

Foto: Ian Lima

Actualmente, en la aldea se han construido dos dormitorios, una cocina, baños, regaderas y un temazcal. Mientras, en una zona baja, se edifican otros cuartos con adobe estructural sismorresistente, pues, “una de las ventajas de estos espacios es que su construcción está diseñada para perdurar, soportar sismos, incendios y cualquier tipo de crisis climática que se pueda presentar”.

Reciben voluntarios

Actualmente son tres personas que trabajan de fijo en esta ecoaldea. Sin embargo, también, se recibe voluntarios que “en ocasiones llegan a ser de 20 o 30 personas y están por meses”. Son cursos gratuitos.

Foto: Ian Lima

“Estamos en la etapa de determinar la parte de la autoproducción y de regeneración del espacio y, después, comenzamos los procesos de construcción de las casas. La idea es trabajar y enseñarles cómo se construye de forma natural, utilizamos la experiencia que ya tenemos en el camino. También tenemos cursos que se cobran y con ese recurso que sacamos compramos insumos”, dijo.

Foto: Ian Lima

¿Cómo te ha cambiado la vida?

Ante esa pregunta, Acmed comenta lo siguiente: “Me ha cambiado totalmente. Es maravilloso el aprendizaje sistémico permacultural y ecosocial, porque permite enterarte de todas las capacidades que tienes como ser humano, es decir ¿cómo puedes incidir en el ecosistema y cómo puedes crear un montón de cosas, desde edificaciones hasta sistemas vivos que van correlacionándose entre reinos bacteriológico, fungi, vegetal y animal”.

Foto: Ian Lima

Él asegura que se ha convertido en un director de orquesta, que va trabajando con la vida, de la mano de la vida, perpetuando procesos de ciclos naturales del carbono, del oxígeno y del agua. Incluso, las actividades se vuelven más sencillas y tienen más de sentido, se valora el tiempo, por ejemplo, que lleva obtener un fruto: “verlo desde una semilla hasta que te lo devuelva el árbol”.

Foto: Ian Lima

Todo esto, dijo, se embona en absolutamente toda la perspectiva de la vida y se puede interactuar desde la bacteria y el insecto más pequeño hasta el organismo más complejo de un ecosistema.

Foto: Ian Lima

“Vas aprendiendo capacidades que te permiten entrar en modos de vida que no te imaginabas que eran posibles, pues a veces uno se limita a que la vida es trabajar en una oficina o se tiene la idea que el campo es un trabajo sumamente pesado y agotador y que tienes que sembrar en líneas rectas… no, la naturaleza ya lo hacía. Entonces, automáticamente, nosotros vamos entrando en sus procesos, entendiéndolos”, indicó.

Foto: Ian Lima

Producción de peces en el desierto

A futuro, dijo Acmed que van a establecer una ecopiscina a través de un sistema acuapónico para producir peces en el desierto, con un sistema de agua perpetuo que les ofrecerá cultivar vegetales.

Foto: Ian Lima

“La idea es tener un invernadero con tanques de agua en donde van a estar viviendo los peces, quienes a su vez integran nutrientes al agua y esa agua nos sirve para sembrar áreas de cultivo que están sobre unas superficies parecidas a la superficie hidropónicas. Una vez que absorben los nutrientes, devuelven el agua limpia y oxigenada al estanque de los peces. Es un circuito infinito”.

Foto: Ian Lima

Es decir, tanto las plantas como los peces se verán favorecidos con este sistema “lo que nos permite mantener una circulación, utilizando poca agua para producir peces y para producir vegetales y, en esa sinergia, podemos entrar en un proceso sintrópico en el que por medio de la vinculación bacteriológica, las plantas y los peces están siendo altamente productivos, ocupando poca energía.

Foto: Ian Lima

En Hidalgo no hay ni diez aldeas ecológicas

En Hidalgo solo se tiene registro de ecoaldeas en cuatro sitios: Tulancingo, Huasca de Ocampo, Singuilucan y Santiago de Anaya. Es decir, “ni diez asentamientos sostenibles, pero, ojalá seamos más”.

Foto: Ian Lima

Estas ecoaldeas son construidas de manera individual, es decir, los gobiernos no se involucran. Por ello trabajan directamente con organizaciones sin fines de lucro. Esto les permite trabajar en otros proyectos fuera de Hidalgo, como en Jalisco, Oaxaca, Morelos y Puebla, donde enseñan a construir de manera ecológica e instalar riego sustentable y a sembrar sus propios vegetales.

En el problema está la solución

Uno de los principios de la permacultura es: en el problema está la solución. Por ello, esta actividad atendería una sociedad que está acelerada, perturbada, con problemas de inseguridad, de salud, económicos y medioambientales.

Foto: Ian Lima

“La permacultura radica en reinventar la forma en la que percibimos nuestra realidad a partir de lo que la naturaleza ya tiene, de sus ciclos que ya ocurren, pues ya sabemos cómo el ciclo de día y la noche, que la planta absorbe la luz, que crea sombra y que el agua se captura y se puede limpiar y se puede reciclar. Tenemos las bases para crear una vida totalmente diferente y está en nuestras manos el poder generar una realidad diferente para las generaciones que vienen”, concluyó.

Da clíck en el hipervínculo para contactar al Centro Ecológico Regenerativo de Permacultura Johñe

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