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Adopción, un acto de amor; “la paciencia de un trámite, como parir naturalmente”

Pasaron dos años para que Alama y Samuel pudieran concluir un proceso de adopción de unos hermanos en el DIF Hidalgo

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Escrito en HIDALGO el

PACHUCA. -Cuando Alma y Samuel descubrieron que no podrían tener hijos decidieron que no se darían por vencidos, luego de seis años de casados, tomaron la decisión de adoptar. En Hidalgo, en los últimos cinco años han sido otorgados en adopción 136 niños, niñas y adolescentes. En la lista de espera hay 21.

Alma siempre imaginó en su vientre a un bebé; sería un niño que llamaría Joaquín, eso lo pensó muchos años antes de conocer a Samuel. Cuando decidieron casarse ninguno imaginó la travesía que tendrían que pasar para convertirse en padres.

Fue hasta tres años después que recibieron no a uno, sino a dos hijos, ambos son hermanos, son tímidos, les gustan los dulces, aunque sólo pueden comer uno al día, y el mayor, es muy inteligente y parece que la escuela se le da muy sencillo.

Alma recuerda el proceso, lo largo del trámite que realizó en 2018, los prejuicios que escuchó decir a su familia, y las largas pláticas que tenía con su esposo sobre esta decisión.

Cuando lo hablamos, y dijimos que sí, pensamos que ya en un mes, íbamos a hacer esto, pero no, fueron casi dos años, de vuelta y vuelta. Ahí en el DIF, hablaron con la familia, nos pidieron todo tipo de papeles, pláticas, de todo… fue frustrante”.

La regulación que existe en México tiene como canal para este tipo de procedimientos al Sistema DIF, que en los estados funciona para canalizar las peticiones, además es el encargado de evaluar a las parejas que podrían adoptar.

Lo que intenta evitar y me parece muy bien es que los niños caigan en manos equivocadas, pero no es un trámite que hagas en uno o dos meses, la contrario, la paciencia es casi como la de parir de la forma tradicional”.

En los requisitos, una pareja debe presentar constancias de salud, facturas de ingreso, propiedades a su nombre, cartas laborales, referencias familiares, además de comprobantes de identidad y domicilio, exámenes psicológicos, y psicométricos entre otros; para cotejarlos un grupo de trabajadoras sociales y psicólogas, los validan.

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A simple vista parece un trámite sencillo, como muchos que se hacen en esta dependencia, pero en cada uno, “la vida de una persona va en juego”, así lo recordó Alma, así se lo dijeron cuando acudieron por primera vez.

Les pidieron un proyecto de vida, certeza en sus respuestas y en la decisión que acababan de tomar. Recordó que la realidad llegó cuando después de hacer el registro de la petición en el DIF Hidalgo, pasó una noche hasta el amanecer pensando como cambiaría su vida.

Eran de las miles de preguntas, y si es un bebé, y si es niño, y si es niña, que si es más grande y siempre me pregunté, de dónde vendría, hasta que mi esposo me puso en una balanza y me dijo ¿Te importa más de donde viene o a donde vamos todos juntos, ahí me calmé un poco, pero no es fácil”.

Luego de iniciar la solicitud, vino el comunicarlo a la familia, ya que el DIF también hace visitas a los familiares para corroborar la historia de los posibles padres. Enfrentar a la familia no fue nada sencillo. Muchos de ellos, les señalaron que una adopción no era viable, que siguieran intentando embarazarse o que si no eran padres “era por algo”.

Alma todavía recuerda esos comentarios y se nota enojada, ella explica que pocas personas pueden entender el sentimiento de maternidad o paternidad y lo que implica la decisión de adoptar.


Les pedimos a dos cuñadas y a mi hermano que hablaran con el DIF, dimos sus referencias, y esperamos, pero no creas que fue una semana o un mes, fue mucho tiempo, como seis meses ya ni me acuerdo, pero se me hizo mucho tiempo, nos llamaban a pruebas, pláticas”.

Estas iban sobre el ámbito legal, si podían o no sacarlo del país, la garantía de derechos que tiene ante la ley, charlas sobre la crianza, la paternidad, la maternidad en distintas etapas de la vida, entre otras.

Cuando hablaron con todos entonces a cada rato, mis hermanas nos preguntaban: ¿ya? Y yo también quería saber si ya, pero no sabíamos nada, y pasó el tiempo, hasta que un día recibimos la llamada… No sabes la emoción, la incertidumbre, el mundo me dio vueltas nos dijeron que ya iba en serio, pero no había un niño, eran dos, unos hermanitos y los hermanos no se separan”.

La sorpresa los dejo en pausa, ahora no sólo serían padres de un hijo, sino de dos, los minutos se hacían eternos, las horas que pasaron hasta encontrarse se prolongaron, hasta que sucedió.

Se conocieron, charlaron, les regalaron unos juguetes y chamarras iguales, los menores de 5 y 7 años se mostraron tímidos, con reserva. Les preguntaron por sus caricaturas favoritas, se presentaron, ella recuerda que lloraba y Samuel se secaba el sudor de las manos.

Los pequeños, en general son reservados, aunque ahora juegan y tienen más juguetes, duermen en la misma habitación, ambos con colchas de autos. El proceso de adaptación ha sido acompañado del DIF Estatal, primero pasaron una etapa de reconocimiento y ajuste.

El proceso de adopción no termina cuando reciben a los niños, ahí apenas comienza; la entrevistada también explica que no fue fácil la adaptación, la nueva conformación de la familia tuvo sus tropiezos.

Les costaba mucho trabajo hacer tarea y esas peleas eran enormes, me costaba mucho trabajo hacer que comieran, y a ellos les pesaba mucho la disciplina que intentábamos poner mi esposo y yo (…) te cuestionas sí realmente sirves para esto. Porque además, son niños heridos y lo que menos quiero es herirlos más”.

Explicó que nunca han intentado borrar a su familia previa, por el contrario, intentan que su infancia, sea recordada con los momentos de felicidad, sin dar muchos detalles, explicó que su situación previa fue con padres que no estuvieron preparados y cometieron errores, y ahora ella busca que estén rodeados de amor, porque la adopción es una oportunidad de amar, en todos los sentidos.

EN CIFRAS

El panorama de las adopciones en – Hidalgo es variado, de acuerdo con una solicitud de información, las peticiones las pueden presentar personas en matrimonio y solteras. En cinco años, 136 menores han encontrado un nuevo hogar, mientras que 21 están a la espera.

De ellos hay tres entre los dos y cuatro años, uno entre los cinco y siete, tres entre los 10 y 12, ocho tienen entre 13 y 15 años y seis de 14 a 17.

Fotografías de cortesía

En 2106 se realizaron cuatro procedimientos, todos realizados en Pachuca, de una persona soltera y tres matrimonios.

En 2017, fueron ocho adopciones las registradas, de ochos parejas en matrimonio, dos originarias de Zacualtipán, el resto de Tula, Coahuila, Quintana Roo, Zimapán, Mineral de la Reforma  y Pachuca.

Para 2018, fueron 54 procedimientos, 9 de personas solteras, y 45 en relación marital, ellos provenían de la Ciudad de México, Tula, Metepec, Pachuca, Zacualtipán, Sinaloa, Tizayuca, Estado de México, Tolcayuca Puebla, Tabasco, La Reforma, Actopan, Molango, Tlahuelilpan, Zapotlán, Juárez, Tulancingo, Apan, Ixmiquilpan, Tepeapulco, Acatlán y Meztitlán.

En 2019, fueron 29 matrimonios y dos personas solteras, los municipios de procedencia de los menores son: Tepeji del Rio, San Agustín Tlaxiaca, Mineral del Chico, Pachuca, tula, Tulancingo, Mixquiahuala, Ciudad de México y Tasquillo.

En 2020, entregaron 25 trámites a favor de 20 matrimonios y cinco personas solteras, y para este año van 14. Las edades de los adoptantes son entre los 35 y 45 años de edad.

Para iniciar el trámite la solicitud debe presentarse en la Procuraduría del menor del DIF Hidalgo, con una edad mínima de 25 años, con plena capacidad y goce y ejercicio de sus derechos.

Otro requisito es tener 18 años de edad más que el menor que pretenden adoptar, pero tampoco pueden rebasar el que tengan una diferencia mayor a 45 años.

En caso de que el menor tenga alguna discapacidad, los nuevos padres son capacitados en el Hospital del Niño DIF.


sjl