PACHUCA.- Actualmente, si se quiere ver una película de estreno, las opciones más comunes, y las únicas, son dos marcas nacionales que abarcan toda la ciudad de Pachuca, pero hace casi 100 años había más alternativas y entre ellas estaba un famoso cine, pero que ahora es un estacionamiento público.
El espacio se encargó de proyectar algunas de las mejores películas que fueron producidas la llamada Época de Oro del Cine Mexicano, por lo que era bastante frecuentado por los cinéfilos de décadas antes, quienes se divertían con graciosas escenas, o bien, interesantes tramas, pero todo a blanco y negro.
Incluso, las salas fueron testigo de la transición de las películas mudas a las que ya tenían sonido incorporado, pues antes no la música y efectos se hacían completamente en vivo y de manera sincronizada con lo que se veía en la pantalla, pero luego se hicieron avances en la industria hasta llegar al color.
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Por lo que acudir a los cines de antes en Pachuca era una actividad que no se lo tomaba a la ligera, ya que incluso hasta se acudía con ropa formal, pero poco a poco se volvió cotidiano y con la llegada de marcas nacionales los inmuebles desaparecieron o se transformaron, como en estacionamientos.
Este fue el cine casi centenario que pasó a ser estacionamiento
El inmueble que da titulo a esta nota informativa se llamaba Cine Iracheta y el nombre se debía a su fundador en la década de 1930, Luis G o Francisco Javier, pues los datos históricos no han precisado quién fue exactamente, pero lo que sí se narró es que era muy frecuentado y llegado a ser un punto de encuentro.
Las salas de proyección eran una opción más de entretenimiento y se sumaban a los otros cines que funcionaban alrededor de la ahora plaza Independencia donde descansa el Reloj Monumental; específicamente, quedaba sobre la calle Vicente Guerrero, casi en esquina con Nicolás Bravo, en el centro de la ciudad.
Si bien el nombre del negocio era muy popular, recibió dos apodos que eran conocidos por los cinéfilos y uno era Salón Iracheta igual por el apellido del propietario, así como Cine de Sociedad Pachuqueña y se vieron películas como Santa o Allá en el Rancho Grande, entre otras que fueron ovacionadas.
Entre lo que le tocó vivir, el cine fue sede de una gala benéfica tras el sismo de 1931 en Oaxaca, así como un documental sobre los presidentes desde Porfirio Díaz; en 1941, luego de ser inaugurado en 1936, se hizo una remodelación, aunque conservando la icónica fachada exterior que le daba identidad.
En la pared a ras de suelo era donde se pegaban los artes de cada película y eran enormes; mientras que arriba estaba un tejado con dos curvas y cada noche se iluminaban con al menos 100 focos; en la entrada principal estaba un anuncio y al momento de una fotografía se promocionaba la película Creo en Dios.
En el segundo piso relucían cuatro juegos de ventanales custodiados por columnas que como remate tenían un rombo y una figura; al frente, estaba el letrero del Cine Iracheta; pero luego pasó a ser un estacionamiento y oficinas de pagos, aunque con la misma fachada para preservar la historia de Pachuca.
cem