TATUAJES

“Las señoras me veían y se persignaban, ahora ya me buscan”: tatuador

A 30 años de haber puesto su primer local de tatuajes en el mercado Barreteros, de Pachuca, cuando apenas tenía 15 años, hoy Armando es un ícono de este arte en Pachuca

En estos 30 años a su local han llegado políticos hidalguenses, pero por profesionalismo no reveló quiénes fueron.Créditos: Ían Lima
Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.- Armando Parra Castelán, veterano tatuador hidalguense, vivió una etapa de estigmatización en la década de 1990, cuando el traer tatuajes, perforaciones y extensiones en las orejas era mal visto. Incluso, había señoras que, al pasar cerca de él, se persignaban y apartaban a sus hijos, como si fuera una persona infecciosa.

A 30 años de haber puesto su primer local de tatuajes en el mercado Barreteros, de Pachuca, cuando apenas tenía 15 años, hoy Armando es un ícono de este arte en Pachuca, incluso, da cursos certificados para tatuar.

Foto: Ian Lima

Hoy, Armando Parra tiene 45 años de edad y es uno de los tatuadores más reconocidos y añejos de la capital hidalguense. Incluso, asegurar que seis de cada 10 tatuajes hechos en Pachuca, él los hizo.

Saliendo de la secundaria abrió su primer local de tatuajes

La historia de Armando inició en 1992. Con apenas 15 años de edad, estaba a punto de salir de la secundaria técnica 31, ubicada en Fernando de Lizardi, colonia Ciudad de los Niños, en Pachuca.

Foto: Ian Lima

El adolescente quería continuar sus estudios en la Escuela Militar del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana. Sin embargo, su mamá no lo dejó. Ante ello, en un acto de rebeldía decidió hacerse su primer tatuaje y abrir un local para hacerlos.

“Fue a los 15 años que me hice mi primer tatuaje y fue algo muy chistoso, pues fue más por un impulso, ya que mi mamá no me dejó estudiar en la escuela militar. Recuerdo que tenía 60 pesos en la bolsa y me fui a ‘La Fayuca’, con una persona conocida como don Omar y le dije: ‘Tengo este dinero, ¿qué me puedes hacer?’”, recordó.

Fue el número romano de “XV” el primer epígrafe que se le hicieron en su piel. Parte de esa admiración de los tatuajes fue al ver en la televisión a don Ramón, el personaje del “Chavo del Ocho”, aunque, el primer tatuaje que vio fue uno que se hizo su medio hermano.

Foto: Ian Lima

Además, en la escuela siempre fue hábil para el dibujo. Esto ocasionó que sus propios compañeros le hicieran pedidos, por los cuales Armando Parra cobraba.

Desarmando muñecas de sus primas, construyó máquinas para tatuar

Tras el sismo de 1985, su hermana y sobrinas se fueron a vivir a Pachuca. Recuerda que las menores tenían cinco muñecas que funcionaban con motores. Ahí, con ingenio las desarmó y les extrajo las máquinas.

Foto: Ian Lima

“Fue algo muy empírico, pues en ese momento no había alguien que pudiera enseñarme. Viendo aprendí y fue entonces que construí mis primeras máquinas para tatuar, hechas con motores de unas muñecas”, comentó.

Se persignaban cuando pasaban a un lado de mí

El local de tatuajes lo puso en 1993 en la parte alta del mercado Barreteros, ubicado en la calle Guerrero del centro de Pachuca. Para ese entonces, Armando Parra se puso unas extensiones en los lóbulos de las orejas.

Foto: Ian Lima

“Me tocó ver a señoras que se persignaban cuando me veían, porque veían tatuajes o, cuando iban con sus hijos, se hacían a un lado o caminaban rápido… Incluso, llegué a escuchar comentarios como: ‘Oyes, en qué cárcel te hicieron el tatuaje’, viví con ese estigma”, recordó.

En 1995 cerró el local… pero lo retomó en el año 2000

Debido a la poca afluencia de clientes, Armando Parra tuvo que cerrar su local de tatuajes para trabajar en bares y cantinas de garrotero y mesero. Fueron días difíciles, pues traía a acuestas, al igual que muchos mexicanos, la crisis económica de 1994.

Foto: Ian Lima

Sin embargo, fue en el año 2000 que, al nacer su hija, decidió retomar su pasión, los tatuajes, pero esta vez de forma profesional y con la certificación de salubridad, por lo que abrió “Arte Gótico”.

Foto: Ian Lima

 

“A mí no me tocó esa persecución que hubo, principalmente en la Ciudad de México, cuando ibas caminando y la Policía judicial te detenía por traer tatuajes, ya que estigmatizaron que quienes los traían eran delincuentes”, dijo.

Al preguntar si tiene la cuenta de cuántos tatuajes ha hecho, Armando Parra dijo que han sido miles: “Yo creo que de 10 tatuajes que andan en la calle, en Pachuca, seguro seis yo los hice, pues tengo una trayectoria”.

Foto: Ian Lima

Una vez le pidieron hacer un tatuaje… en el pene

A su local han llegado infinidad de personas que le han pedido tatuajes en zonas poco comunes del cuerpo. Una vez, un hombre le pidió que le hiciera un tatuaje en su miembro. Sin embargo, Armando no lo hizo.

Foto: Ian Lima

 

“He hecho tatuajes en otras partes del cuerpo como por ejemplo en un seno, glúteo o hasta cerca de los genitales de una mujer… Yo creo que son las más alocadas y las que más aguantan”, dijo.

Apenas terminó la preparatoria… va por la universidad

A sus 45 años de edad, Armando Parra apenas terminó los estudios de preparatoria. Ahora, dice, continuará su educación universitaria. Además, da cursos de tatuaje básico en su local ubicado en la plaza San Gerónimo, ubicada en la calle Guerrero del centro de Pachuca.

Foto: Ian Lima

“Me gusta la educación. Me tocó tutores y asesores que me ayudaron en la formación del bachillerato y me gustó cómo me enseñaron, por ello quiero enfocarme en esa rama, pero enfocada a los adultos mayores”, señaló.

Foto: Ian Lima

En estos 30 años, han llegado a su local políticos hidalguenses a hacerse tatuajes y hasta toreros. Por profesionalismo, no reveló quiénes fueron.

“Ahorita han llegado personas entre 40 y 50 años. Me dicen que toda su vida han querido tatuarse, pero no lo han hecho debido ‘al qué dirá la familia y los estigmas’. Actualmente ya es común tener un tatuaje”, concluyó.

 

cem