PACHUCA.- Desde hace 37 años, la familia Gómez ofrece tamales, café y pan a los peregrinos que van de Santiago Tlapacoya a la Basílica Menor de Nuestra Señora de Guadalupe, conocida popularmente como La Villa.
De acuerdo con Guillermo, uno de los integrantes de la familia Gómez, sus padres y tíos empezaron la tradición de caminar desde la localidad hasta el templo dedicado a la Virgen de Guadalupe. Con el pasar de los años, más vecinos de Santiago Tlapacoya se fueron sumando a la peregrinación.
Asimismo, aseguró que a la par ofrecían un desayuno que, si bien era pensado solo para los peregrinos de la comunidad, cuando llega a sobrar o alguna persona de otro grupo se les acerca a pedir, no se los niegan, ya que lo que llevan “es de corazón, porque no tenemos con qué pagarle a la Virgen todo lo que nos ha dado.
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“Cuando termina la misa, Dios nos ha dado la oportunidad de compartir con la gente un tamal con café y pan; los peregrinos ya nos conocen, llevamos tiempo, y con cariño y amor les ofrecemos esto. Lo hacemos por la fe que tenemos, la Virgen tan milagrosa que nos ha dado tanto y a la gente que viene también, son peregrinos de toda la vida, no es de este año nada más”, refirió Guillermo.
Por otra parte, afirmó que cada 12 de diciembre los habitantes de la localidad se reúnen a las 4 de la mañana en la casa de uno de los vecinos para cantarle las mañanitas a la guadalupana, posteriormente, hacen una procesión rumbo a La Villita; no obstante, este año fue diferente, toda vez que algunas personas que asistían a la peregrinación año con año, fallecieron durante la pandemia de covid-19.
“Los milagros diarios nos los ha dado, hay muchas cosas que nos ha dado la Virgen, la salud, ya que estuve muy enfermo de covid, toda la familia, y la Virgen no nos dejó, lo que le pida siempre lo concede, pero tiene que ser con fe”, puntualizó.
Por último, pidió a Dios y a la Virgen de Guadalupe permitirle seguir acompañando a esta peregrinación muchos años más a la Basílica Menor, pues es una tradición que se hace con devoción y fe, y en donde se regala un desayuno a los peregrinos de Santiago Tlapacoya, pero en ocasiones, también alcanza para ofrecer “de corazón” a los demás peregrinos que se acercan.
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