Pachuca.— Edith M. Santos es ama de casa y madre de tres hijas, durante el periodo de contingencia por pandemia algunos integrantes de su familia formaron parte de las estadísticas al ser pacientes diagnosticados con covid-19, situación que posteriormente desencadenaría en ella un trastorno de ansiedad.
La ansiedad es considerada un trastorno mental que se caracteriza por la alteración clínicamente significativa de la cognición, la regulación de las emociones o el comportamiento de una persona, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a propósito de que hoy es el Día Mundial de la Salud Mental.
“Comencé a sentirme diferente, preocupada, no me daba sueño, constantemente tenía hambre, me costaba respirar y cualquier situación que implicara salir y estar en espacios abiertos con gente me provocaba estrés y la reacción inmediata era paralizante con llanto”.
Su familia, señala, fue un determinante para buscar ayuda clínica y recibir tratamiento para disminuir los episodios de ansiedad, no obstante, la medicación provocó un leve grado de dependencia por lo que decidió comenzar terapias psicológicas semanales.
“Cada que dejaba el medicamento me ponía peor a pesar de que tomaba una dosis menor de la indicada por eso mi familia y yo decidimos buscar otra alternativa, no fue fácil al principio hablar de mí y mis emociones a un extraño sin sentirme incómoda, pero sí fue un apoyo adicional”.
En 2019, según cifras de la OMS, una de cada ocho personas en el mundo padecía un trastorno mental, número que aumentó un 28 por ciento en el año 2020, derivado de la pandemia por covid-19. Aunque existen opciones eficaces de prevención y tratamiento, la mayoría de personas que padecen algún trastorno mental no tienen acceso a una atención efectiva, además de sufrir estigma y discriminación.
“Las sesiones de terapias las dejé de recibir cuando me contagié de covid, porque me dieron de baja en el DIF donde recibía la atención, pero ya tengo más control de mis emociones, ocasionalmente me siento nerviosa y sobre pienso mucho las cosas, sin embargo, sí hay un cambio en mí y eso repercute directamente en mi familia y entorno”.
Edith confirma que un paso importante para la mejora en cualquier situación es contar con una red de apoyo, ya sean amigos o familiares, y especialmente aceptar y querer recibir ayuda.
“Yo recomendaría asistir a terapia, es de mucha ayuda; las primeras sesiones son difíciles, pero a través de los ejercicios se va recobrando la confianza y control nuevamente. Actualmente ya hay instancias particulares y también aquellas que solo requieren una cuota mínima, solo es cuestión de querer acercarse”.
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