PACHUCA.- Cristian Axel y Juan de Dios, dos jóvenes hidalguenses de 17 años, se desplazaron de Huasca a las calles de Pachuca conseguir dinero, después de que las actividades del Pueblo Mágico quedaron suspendidas por la pandemia de covid-19, que el próximo 19 de marzo cumplirá un año.
Ambos menores de edad retomaron su principal pasión: la música urbana. Con dos guitarras, una armónica y un amplificador, vieron en el Centro Histórico de Pachuca su principal escenario para “dar mini toquines (conciertos)” y sacar unas monedas para su familia.
“Nos cerraron el Pueblo Mágico (Huasca de Ocampo). Ahí trabajábamos cada quien por su cuenta (en un invernadero y de albañil) y los fines de semana tocábamos en los puestos de comida; nos iba bien pues venían turistas de todos lados”, comentó Cristián Axel Pérez Fernández a La Silla Rota Hidalgo.
Alrededor de 38 kilómetros de distancia hay entre Huasca y Pachuca. Las principales actividades que hay en su lugar de origen son el turismo (al ser el primer Pueblo Mágico de México), el comercio y la agricultura.
LE BAJARON EL SUELDO Y RENUNCIÓ
Axel, joven de 17 años, quien estudió hasta la primaria, laboraba en un invernadero de la comunidad de San Miguel Regla. Ahí cosechaban jitomates, calabazas, chiles y otras legumbres.
Sin embargo, “ya no trabajé ahí pues las condiciones laborales empeoraron. Con la pandemia, nos bajaron el sueldo: a mí me pagaban (primero) 500 pesos a la semana, pero los dueños nos dijeron que por la pandemia ya no había mucha venta, por lo que nos ofrecieron solo 400 pesos, por eso me salí”, comentó Axel Pérez.
El trabajo era de lunes a viernes, de 8:00 a 19:00 horas. “Era muy pesado y la paga muy poca, de algo se tenía que vivir; por eso, cuando nos bajaron el sueldo, muchos nos fuimos”, agregó el joven músico.
LA PANDEMIA PARÓ LAS OBRAS DE CONTRUCCIÓN
Juan de Dios Martínez Campos era ayudante de albañil en Huasca. Sin embargo, la pandemia le arrebató ese trabajo, al igual que a otros obreros, ya que se pararon muchas obras de construcción.
“Era ayudante de albañil, me pagaban mil 200 pesos a la semana, pero por eso de la pandemia muchas obras fueron canceladas; incluso, comenzaron a escasear los materiales de construcción en las tiendas y fue más difícil trabajar”.
Ambos jóvenes se conocen desde hace cuatro años. Son buenos amigos. Viendo tutoriales en YouTube, Cristian aprendió a tocar la guitarra, el ukulele, la armónica y la flauta, conocimientos musicales que le compartió a Juan de Dios.
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La música ha sido un sostén en estos momentos. Cuando no hay chamba, hay que ver el cómo, ve a los ‘taloneros’ (comerciantes ambulantes) que andan rancheando (caminando en la calle) vendiendo sus paletitas… de peso en peso, sale. A nosotros nos gusta la música y es una ventaja y así podemos salir a la calle para hacer lo que más nos gusta”, expresó Cristian Axel.
Diariamente llegan a juntar entre 200 y 300 pesos; de ese dinero, una parte lo dan a sus familias y otro lo apartan porque están ahorrando para renovar sus guitarras, pues las que tienen ya están viejas.
Fotografías de José Antonio Alcaraz
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