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FGE retrocede con su versión sobre sacerdotes asesinados

Tras una reunión entre el gobernador de Guerrero y el obispo Salvador Rangel, la FGE se retractó de la versión que vinculaba a los curas con el crimen organizado

Escrito en ESTADOS el

Guerrero (La Silla Rota). El gobernador Héctor Astudillo Flores se reunió en Casa Guerrero con el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, y el obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, para tratar el crimen de los sacerdotes Germaín Muñiz e Iván Añorve ocurrido en Taxco, y enseguida su gobierno se retractó de la presunta vinculación que hizo de los curas asesinados con grupos criminales organizados.

Los detalles de la reunión privada en la residencia oficial los reveló el gobernador a través de su cuenta personal de Twitter: “abordamos diferentes temas de interés para la sociedad y de la propia Iglesia; acordamos dar puntual seguimiento al caso de los sacerdotes que lamentablemente perdieron la vida en Taxco”, es uno de los mensajes.

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A través de la misma vía  agradeció a los obispos por la oportunidad para abonar al respeto de las instituciones.

Las publicaciones hechas por el gobernador poco antes de mediodía estuvieron  acompañadas de un par de fotografías durante y después de la reunión.

A las 13 horas, el vocero del Grupo Coordinación Guerrero, Roberto Álvarez Heredia, dijo en una conferencia de prensa en la Fiscalía General del Estado (FGE) que los sacerdotes asesinados en la carretera Iguala-Taxco el 5 de febrero pasado "no pertenecen a ningún grupo de la delincuencia organizada".

Esta precisión del gobierno del estado es distinta a la información que ofreció el fiscal Xavier Olea Peláez enseguida del crimen de los sacerdotes, cuando dijo que al baile que asistieron en Juliantla, municipio de Taxco, acudieron miembros de grupos criminales de Guerrero, Morelos y estado de México, y que no había seguridad oficial.

El fiscal planteó que la razón que desencadenó el ataque es la fotografía en la que aparece el sacerdote Germaín Muñiz con hombres armados y cargando una arma. Esta fotografía circuló meses antes del crimen de los sacerdotes, pero la FGE la retomó.

Esta versión la desmintió cuanto pudo el obispo Salvador Rangel Mendoza con argumentos desde sentido común hasta por los antecedentes de su relación personal con el cura Muñiz. Dijo en declaraciones a reporteros que le parecía poco lógico un baile con la asistencia de grupos criminales de diferentes regiones, además, sostuvo que conocía personalmente al sacerdote y no tenía antecedentes de que tuviera alguna relación de esa naturaleza.

La primera versión de la FGE y la postura del obispo generó una diferencia pública entre la iglesia católica y el gobierno del estado.

Esta mañana los obispos y el gobernador se reunieron. Astudillo celebró el diálogo y la FGE pareció retroceder con la información inicial.

El vocero, en la conferencia de prensa que ofreció acompañado del vicefiscal José Antonio Bonilla Uribe, agregó otros detalles del caso: "aconteció una fricción entre algunos vehículos momento de la salida del baile, dentro de los cuales se encontraba el vehículo donde viajaban los sacerdotes y sus acompañantes".

El obispo siempre sostuvo que después del baile al que acudieron los sacerdotes pudo ocurrir que sus agresores se molestaran, simplemente porque los rebasaron en la carretera.

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