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Ejército tuvo 530 bajas en 11 años de combate al narco

A decir de un defensor de militares y marinos, la cifra de bajas podría duplicarse si se contara con los fallecimientos indirectos en los enfrentamientos

Escrito en NACIÓN el

A 11 años de que el gobierno de Felipe Calderón iniciara la llamada guerra contra las drogas, 530 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) han muerto en labores de combate al narcotráfico, según información obtenida por Publimetro.

Esto de acuerdo con la Relación de personal fallecido en aplicación de la Campaña Permanente Contra el Narcotráfico y la Ley Federal de Armas de Fuego y Control de explosivos al 1 de noviembre de 2017, de la Sedena.

Incluso, a decir de un defensor de militares y marinos, la cifra de bajas militares podría duplicarse si se contara con los fallecimientos indirectos producto del combate frontal al crimen organizado.


Los años de la guerra


En 2010 se registró el mayor número de fallecimientos, ya que hubo 89 bajas militares, de las cuales 48 fueron producto de agresiones con arma de fuego; 17 por accidentes automovilísticos; 15 por incidentes aéreos, cinco por ejecución, tres por ahogamiento y una sin especificar.

En 2012, último año del sexenio de Felipe Calderón, murieron 73 militares; 48 por agresiones con arma de fuego; 17 por accidentes automovilísticos, dos por ejecución, dos por caída, uno atropellado, uno ahogado, uno por descarga eléctrica y uno por accidente con arma de fuego.

Le siguió 2011, año en el que fallecieron 62 militares; 40 por agresión con arma de fuego, 17 por accidentes automovilísticos, tres por ejecución y dos ahogados.

En ese trienio –2010, 2011 y 2012– se registró un pico histórico de homicidios en el país, ya que alcanzó 27 mil en 2011 y a las 26 mil ejecuciones en 2010, y 2012, de acuerdo con la estadística de defunciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que fueron citados en el estudio “Prohibición de drogas y combate frontal al narcotráfico”, del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República.

De 2013 a 2016, ya con Enrique Peña Nieto en la Presidencia, los fallecimientos de militares, producto de la lucha contra las drogas, disminuyeron 45%, pues pasaron de 44 decesos en 2013 a 24 en 2016.

Hasta el 1 de noviembre de este año, 38 militares han muerto, de los cuales 16 han sido baja producto de una agresión con arma de fuego; 12 por accidente automovilístico, ocho fueron arrastrados por la corriente de un río, uno por caída y uno por incidente con arma de fuego.


Radiografía de la violencia


Los cinco estados donde mayor número de elementos castrenses han fallecido son Tamaulipas con 129; Sinaloa 67; Michoacán con 56; Guerrero con 50 y Nuevo León con 33.

Le siguen, Chihuahua con 29 militares fallecidos; Sonora con 26; Jalisco 25; Zacatecas con 22; Durango con 20 y Veracruz con 18.

Estas entidades, salvo Zacatecas y Veracruz, fueron escenario, a partir de diciembre de 2006, de operativos permanentes con la participación de las fuerzas armadas, acciones que inauguraron la llamada guerra contra las drogas.


Las bajas militares, una cifra alta


César Gutiérrez Priego, representante de la Fundación General Jesús Gutiérrez Rebollo, Militares y Marinos Procesados A.C, expuso en entrevista que los 530 militares muertos representan una cifra alta que incluso podría aumentar al doble si se cuenta a los elementos castrenses acaecidos de forma indirecta.

“Es una cifra alta, porque estamos hablando de bajas generadas por enfrentamientos directos. Esto ha demostrado que la estrategia que se ha llevado a cabo en once años ha fracasado”, añadió.

Alejandro Juárez, quien se desempeñó como Teniente de Corbeta en la Secretaría de Marina (Semar) como fotógrafo de 2007 a 2015 –y quien puntualizó que su opinión no representa la de la Semar–, expuso que de haberse tomado, hace 11 años, acciones preventivas que competían a las autoridades civiles muchas de las 530 vidas de militares no se hubiesen perdido.

“La mayor parte del éxito que necesita México depende de la procuración de justicia, del combate a la impunidad y al lavado de dinero, de programas sociales para prevención y tratamiento de adicciones, de una serie de cosas que no competen a los militares, sino a los civiles”.

“Les resultó ‘fácil’ enviarlas a pelear en vez de invertir decididamente en policías, porque no se podría capitalizar políticamente. No eran compatibles, pero funcionarían un rato”, agregó.

Por ello sugirió que invertir en la profesionalización de las policías es un paso importante que debe proyectarse a largo plazo.


lrc