TOROS EN LEÓN

Toro manda al Payo al hospital con cornada en el ojo tras corrida en León

Cuarta corrida de temporada, toros de Julián Hamdam, pesos: 478, 462, 503, 472, 492 y 497 kilos. Alejandro Talavante (marfil y oro): Silencio, dos orejas y ovación en el que lidió por El Payo. Octavio García "el Payo" (tabaco y oro): Silencio en el único que mató. Salió herido en un ojo

Diego San Román. Sin trofeos, pero aclamado y consolidándose como un torero con solidez y frescura.
Diego San Román. Sin trofeos, pero aclamado y consolidándose como un torero con solidez y frescura.Créditos: Especial
Escrito en GUANAJUATO el

León.- La cuarta corrida de la temporada feria en la plaza de toros La Luz de León estuvo llena de emociones, torería y arte, de principio a fin. Un percance sufrido por Octavio García “el Payo” al entrar a matar el primero de su lote puso el toque dramático; el torero fue prendido de la taleguilla y golpeado con el cuerno en el ojo izquierdo, por lo que el diestro queretano fue hospitalizado.

La tarde abrió con un merecido homenaje para el monosabio José Pablo Ramírez Bermúdez, “el Güero Lilongo”, quien dio vuelta al ruedo con sus compañeros actuales. El Güero es el últomo sobreviviente de los auxiliares de plaza que inauguraron La Luz en 1961.

Actuaron el español Alejandro Talavante y los queretanos Octavio García “el Payo” y Diego San Román, lidiando un encierro de la también queretana ganadería de Julián Hamdan.

 

Talavante: pocos toros, mucho arte

 

El regreso de Alejandro Talavante a la plaza La Luz fue imán de taquilla: los tendidos a más del 80 por ciento. La expectativa era mucha, tanto por parte del público que asistía a este retorno, como del propio matador.

Sin embargo, con el abreplaza “Fotogénico”, de 478 kilos, Talavante tuvo poco por hacer. El toro, falto de trapío y débil, era de difícil embestida y el hispano se mostró voluntarioso para sacarle algunas tandas de derecha. Mató de estocada caída. Hubo pitos y abucheos para el toro y, de paso, para el torero.

Alejandro Talavante agradó. Voluntarioso y artista, cortó dos orejas a su segundo toro y salió en hombros.

Con su segundo, cuarto de la tarde, Talavante enfrentó a otro toro pequeño y de poca presencia. En el primer tercio poco pudo hacerle a “Sangre de mi sangre”, de 472 kilos, pero luego de la suerte de varas la faena fue a más.

El hispano desarrolló un faenón con su toreo pausado, bien plantado, hilvanando tandas de naturales, pero también encontrando la forma por la derecha. Coronó la excelente labor muleteril con una estocada bien colocada; el juez le soltó fácilmente las dos orejas, premio que, por excesivo, fue protestado en los tendidos. Talavante dio vuelta al ruedo, pero sin lucir los apéndices.

Despachó un tercer toro, el que le correspondía al lesionado Payo. Se mostró voluntarioso y artista, y mató con tres cuartos de espada, tendida.

 

Payo: el riesgo, el drama

 

El segundo de la tarde ya le había avisado: adquirió sentido muy pronto y además iba mal picado, humillaba poco y derrotaba en exceso, pero así se la jugó Octavio García.

Octavio García el Payo resultó herido al tirarse a matar.

“Tiempos del Universo” se llamó el segundo toro de la tarde, primero para el Payo. 462 kilos en la balanza, pero mucho más chico a ojos del público, que lo abucheó apenas salió de corrales. Sin embargo, mostró una bravura inesperada, bien aprovechada por el queretano, que le sacó buen provecho con la muleta. Al entrar a matar, el toro lo prendió de la taleguilla, lo alzó y en un derrote le golpeó el ojo izquierdo con un cuerno. Necesitó sutura y fue hospitalizado, con fractura de hueso nasal y del etmoides.

El toro fue despachado en descabello por Talavante.

Octavio ya no volvió al ruedo para enfrentar a su segundo astado.

 

San Román: el toreo creciente

 

El tercer espada, Diego San Román, un torero con apenas poco más de un año de haber tomado la alternativa, es una de las jóvenes figuras en las que la fiesta brava tiene amplias esperanzas. En cada tarde ha demostrado su talento y ha dado alegrías y emociones a los aficionados.

Diego San Román, tercer espada.

En la plaza La Luz no fue la excepción este sábado. Con el tercer toro de la tarde, primer de su lote, Diego San Román bordó un faenón aprovechando que le tocó en suerte el mejor astado de la tarde, “Gallo Joven”, de 503 kilos.

El joven queretano mostró su toreo alegre y arresgado.

Lo recibió con un farol de rodillas, lance por el que fue ovacionado, y con la muleta continuó brindando el toreo alegre, artístico y arriesgado, metiéndose tanto entre los pitones que no se salvó de un susto; el toro lo levantó, pero sin consecuencias graves. Extendió su faena con la muleta, mostrando variedad de pases. Lamentablemente, falló en la suerte suprema: dos pinchazos antes de la estocada definitiva, y aunque perdió la oportunidad de tocar pelo, el público lo aclamó y dio una vuelta al ruedo entre ovaciones.

Diego no se salvó de un susto, afortunadamente sin consecuencias.

Lidió su segundo toro en el quinto orden de la tarde, pues el que correspondía al Payo sería dejado para el sexto turno. Este burel llamado “Presentimiento” tenía poco de donde lidiar y San Román lo despachó de estocada completa. Volvió a dar vuelta al ruedo.

 

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