GRITO DE DOLORES

¿Lo Sabías? Maximiliano de Habsburgo también dio el Grito en Dolores Hidalgo

El emperador Maximiliano de Habsburgo estuvo en Dolores Hidalgo el 15 de septiembre de 1864 y se hospedó en la casa de don Manuel Abasolo, nieto del héroe insurgente

El emperador Maximiliano decretó que se pintara un cuadro de Miguel Hidalgo..Créditos: Especial
Escrito en GUANAJUATO el

León.- Desde que el cura Miguel Hidalgo dio el Grito de Dolores la madrugada del 16 de septiembre de 1810, gobernantes han realizado la ceremonia en Dolores Hidalgo, el que probablemente resulte más sorprendente sea cuando el emperador Maximiliano de Habsburgo lo hizo.

El emperador Maximiliano de Habsburgo llegó a la ciudad de Dolores Hidalgo a las 14:00 horas del jueves 15 de septiembre de 1864 para conmemorar el Grito de Independencia, se hospedó en la casa de Manuel Abasolo, nieto del héroe insurgente Mariano Abasolo.

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Maximiliano se colocó, a las 11:00 de la noche, en una de las ventanas de la casa donde vivió Hidalgo y dio lectura a un discurso donde invocaba a la Independencia, a los soberanos, a la concordia, a la paz, al Ejército Mexicano y al francés.

Este es el discurso que leyera el emperador Maximiliano en Dolores Hidalgo el 15 de septiembre de 1864.

“Mexicanos: Más de medio siglo tempestuoso ha transcurrido desde que en esta humilde casa, del pecho de un humilde anciano, resonó la gran palabra de independencia, que retumbó como un trueno del uno al otro océano por toda la extensión del Anáhuac, y ante la cual quedaron aniquilados la esclavitud y el despotismo de centenares de años.

“Esta palabra, que brilló en medio de la noche como un relámpago, despertó a toda una nación de un sueño ilimitado a la libertad y a la emancipación; pero todo lo grande y todo lo que está destinado a ser duradero, se hace con dificultad, a costa de tiempo.

“Años y años de pasiones, combates y luchas se sucedían: la idea de la Independencia había nacido ya, pero desgraciadamente aún no lo ve la nación. Peleaban hermanos contra hermanos; los odios de partido amenazaban minar lo que los héroes de nuestra hermosa patria habían creado.

“La bandera tricolor, ese magnífico símbolo de nuestras victorias, se había dejado invadir por un solo color, el de la sangre. Entonces llegó al país, del apartado Oriente, y también bajo el símbolo de una gloriosa bandera tricolor, el magnánimo auxilio; una águila mostró a la otra el camino de la moderación y de la ley.

“El germen que Hidalgo sembró en este lugar debe ahora desarrollarse victoriosamente, y asociando la independencia con la unión, el porvenir es nuestro. Un pueblo que, bajo la protección y con la bendición de Dios, funda su independencia sobre la libertad y la ley, y tiene una sola voluntad, es invencible y puede elevar su frente con orgullo.

“Nuestra águila, al desplegar sus alas, caminó vacilante; pero ahora que ha tomado el buen camino y pasado el abismo, se lanza atraída y ahoga entre sus garras de fierro la serpiente de la discordia; mas al levantarse nuestra patria de entre los escombros, poderosa y fuerte, y cuando ocupe en el mundo el lugar que le corresponde, no debemos olvidar los días de nuestra independencia ni los hombres que nos la conquistaron.

“¡Mexicanos, que viva la independencia y la memoria de sus héroes!”.

Al día siguiente, el 16, poco antes de las 9:00 de la mañana Maximiliano fue hacia la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores donde se celebró una misa y se cantó un Te Deum.

Posteriormente, al terminar la celebración, junto con su comitiva se dirigió a la casa de Hidalgo donde se sentó en la misma silla y apoyado en la mesa del Cura de Dolores, escribió en el álbum correspondiente:

“Un pueblo que bajo la protección divina y con la bendición de Dios funda su Independencia sobre la libertad y la ley y tiene una sola voluntad, es invencible y puede elevar su frente con orgullo”.

Luego, a las 15:00 horas, hubo una comida a la que asistieron 70 comensales, siete sobrevivientes de la Guerra de la Independencia fueron invitados al banquete.

Durante la comida el emperador Maximiliano condecoró con la medalla militar a cuatro de los compañeros de Hidalgo; entregó una paga a oficiales y 10 pesos a soldados.

Maximiliano ordenó que se colocara una inscripción sobre mármol con letras de oro en la puerta de la casa del Hidalgo y que se hiciera un retrato de tamaño natural del Cura de Dolores para que fuera colocado en dicha casa y también que se pusiera pasta de terciopelo con adornos de plata al libro que se destina a las firmas de los visitantes de esta casa.

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Así fueron los festejos del 15 y 16 de septiembre de 1864 que encabezó el emperador Maximiliano de Habsburgo los cuales quedaron asentados en la crónica del periódico citadino “La Sociedad” y en el “Periódico Oficial del Imperio Mexicano”.

Conmemoraciones del Grito de Dolores

Fue José María Morelos y Pavón quien propuso en su documento Sentimientos de la Nación, en 1913, que:

“Se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día del aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la nación para reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; recordando siempre el mérito del grande héroe, el señor don Miguel Hidalgo y su compañero don Ignacio Allende”.

Se tiene registro que la primera conmemoración de esta fecha fue el 16 de septiembre de 1812, en el poblado de Huichapan, en el estado de Hidalgo, por el general Ignacio López Rayón, fue a dos años de que comenzara la lucha de Independencia y aún no terminaba.

La celebración del Grito de Dolores lo registró López Rayón en su Diario de Operaciones Militares, que dice:

“Día 16.- Con una descarga de artillería y vuelta general de esquilas, comienza a solemnizarse en el alba de este día el glorioso recuerdo del grito de libertad dado hace dos años en la Congregación de Dolores, por los ilustres héroes y señores serenísimos Hidalgo y Allende...”.

La primera conmemoración del Grito de Dolores que se tenga registro en Palacio Nacional, por el presidente en turno, fue en 1824, por Guadalupe Victoria, quien fue el primer presidente de México.

CM