GRITO DE DOLORES

Grito de Dolores: ¿Quién dio realmente el discurso del inicio de la guerra de Independencia?

Alrededor de 500 personas, campesinos, artesanos, rancheros y reos recién liberados formaron el primer ejército insurgente que encabezó Miguel Hidalgo

El discurso que dio Miguel Hidalgo en el atrio de la Parroquia de Dolores a los primeros insurgentes fue el comienzo de la Guerra de Independencia.Créditos: Especial
Escrito en GUANAJUATO el

León.- Ante mitos que se han dado de personajes que participaron en diversos hechos históricos que incluso han llegado a poner en duda la existencia de éstos como se ha comentado en algunas ocasiones con los Niños Héroes o el Pípila.

Pero en el caso del Grito de Dolores, que inició la guerra de Independencia, investigadores e historiadores como Lucas Alamán, o Fray Diego Bringas, además de de diversos institutos y universidades como la de Guanajuato o la UNAM, coinciden que fue Miguel Hidalgo quien la madrugada del 16 de septiembre de 1810 dio el discurso a los asistentes al atrio de la parroquia con los que se conformó el primer ejército insurgente.

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Lo que se ha mencionado es lo que dijo esa madrugada en su discurso el cura Hidalgo.

El camino hacia la independencia de México comenzó en el pueblo de Dolores la madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando el cura Miguel Hidalgo fue informado que la conspiración para levantarse en armas contra el gobierno español había sido descubierta.

Ante esta noticia, Hidalgo tomó la decisión de adelantar el levantamiento y en compañía de Ignacio Allende procedió a liberar a los presos del pueblo de Dolores y también encarceló a los españoles que vivían en el lugar.

Posteriormente, se dirigió al atrio de la Parroquia de Nuestra Señora de Dolores e hizo sonar las campanas para reunir a los pobladores, Hidalgo habló a la multitud y la convenció de luchar contra el gobierno español.

Las palabras exactas que dijo Hidalgo esa noche probablemente no se tengan con exactitud pero hay personajes que señalan que lo que dijo Miguel Hidalgo esa noche fue:

"¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!". Obispo Manuel Abad y Queipo (1810).

"¡Viva la América!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la religión y mueran los gachupines!". Fray Diego de Bringas (1810).

"Viva la religión católica!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la patria y reine por siempre en este continente americano nuestra sagrada patrona la santísima Virgen de Guadalupe!, ¡muera el mal gobierno!". Anónimo (1810) recopilado por Ernesto Lemoine Villicaña, historiador.

"¡Viva América!, ¡viva la religión y muera el mal gobierno!". Juan Aldama (1811).

"¡Viva Fernando VII y la Virgen de Guadalupe!". Servando Teresa de Mier (1813).

"¡Viva la religión!, ¡viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la América y muera el mal gobierno!", A lo que el pueblo respondió: "¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!". Lucas Alamán (1840), historiador.

Por otra parte el investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Alfredo Ávila Rueda, señala que Hidalgo se paró enfrente de la parroquia, con la gente reunida en el atrio, y les dijo:

“Señores, somos perdidos; los franceses ya conquistaron España y vienen a conquistarnos a nosotros. Se acabó la opresión, se acabaron los tributos, se acabaron las gabelas y voy a pagarle medio peso a los que me acompañen a pie y un peso al día a los que me acompañen a caballo”.

Esto, dice Ávila Rueda, es de acuerdo a los primeros testimonios recabados, fue el grito o llamado original que Hidalgo dijo la madrugada del 16 de septiembre de 1810.

Hay un testimonio que es de Pedro José Sotelo, él nació en Dolores en 1790 y desde que tenía 13 años estuvo al lado de Miguel Hidalgo como su colaborador y en 1874, a los 84 años dejó sus “Memorias del Primero de los Últimos Insurgentes”, donde relata lo que vivió al lado del cura Hidalgo y se las entregó al entonces presidente de México Sebastián Lerdo de Tejada.

Lo que Sotelo narró de esa madrugada del 16 de septiembre de 1810 fue lo siguiente:

“Nosotros con impaciencia deseábamos que llegara el día que debíamos dar la voz de independencia y libertad. Llegó por fin el deseado día, aunque no fue el que se había elegido; pues el 29 de septiembre era el nombrado para la gran empresa; pero el día 15 de dicho mes, a las diez de la noche, llegaron el Sr. Allende y compañeros y con semblante serio y un carácter agitado, comunicaron al Sr. Cura que el negocio estaba para fracasar y en un momento perderse todo lo que tenían intentado: ‘usted dirá qué hacemos?’... el Sr. Cura contestó: ‘En el acto se hace todo; no hay que perder tiempo; en el acto mismo verán ustedes romper y rodar por el suelo el yugo opresor’”.

Sotelo comentó que lo que dijo Hidalgo a la gente que estaba en el atrio de la parroquia fue:

“…a los que se habían reunido, animándolos para comenzar vigorosamente la empresa de nuestra Independencia, y levantando la voz con mucho brío, dijo: ‘¡Viva Nuestra Señora de Guadalupe!’ ‘¡Viva la Independencia!’. Y acompañado del Sr. Allende y compañeros salimos a hacer la aprehensión de los gachupines…”

Y agrega:

“…pusimos en libertad a la prisión que había en la cárcel, y esta se unió a nosotros para ayudarnos a poner presos a los españoles: fue aquello una vocería terrible victoriando al Sr. Cura y gritando ‘¡Mueran los gachupines!’”

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El alcalde de ese entonces legitimó el documento que fue escrito por José Pedro Sotelo:

“El suscrito Alcalde primero popular, actuando con testigos de asistencia a falta de Escribano, Certifico: que el C. Pedro José Sotelo, Conserje de la casa del Generalísimo Don Miguel Hidalgo, ha ratificado ante mí el contenido íntegro del presente cuadernillo, previa lectura que se le dio, y el cual se compone de 19 fojas útiles. En cuya comprobación, y a su pedimento, extiendo y firmo esta certificación en la ciudad de Dolores Hidalgo, a primero de agosto de mil ochocientos setenta y cuatro. Doy fe: Antonio García.- A. Salomé García.- A. Jesús Arredondo.- (Rubricados)”.

Sean las palabras que haya dicho Miguel Hidalgo esa noche lo cierto es que el cura de Dolores fue seguido por alrededor de 500 personas, campesinos, artesanos, rancheros y reos recién liberados con quienes formó el primer ejército insurgente.

CM