León-. Un día Francisco Trejo ya no volvió a abrir su antiguo estudio fotográfico: Foto Trejo. Cerró para siempre en un día de pandemia. Ya solo quedó el recuerdo de quienes alguna vez solicitaron sus servicios como fotógrafo: por su mirada pasaron rostros, miradas, sonrisas.
Francisco tenía un estilo bastante particular, sabía captar la mirada. Sus fotografías las entregaba en blanco y negro, como pequeña joyas antiguas del arte fotográfico. Sea el encargo que fuera: cartilla militar, certificados académicos, retratos de una sola persona, retratos familiares, recuerdos de la niñez.
El estudio fotográfico del señor Francisco era un lugar oscuro, tenía cortinas de tercio pelo color vino. Era un hombre amable en su trato. Cada fotografía la realizaba con cuidado, con delicadeza, se tomaba a su tiempo y no utilizaba cámara digital, era una especie de cámara antigua con la que lograba captar los rostros y las miradas de los leoneses.
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"No se mueva" y en un destello tomaba la imagen. Su local estaba adornado de cuadros con fotografías de ejemplos de lo Francisco ofrecía.
Llegó la pandemia del coronavirus. Vecinos de la Miguel Alemán relataron a La Silla Rota que un día arribó en su automóvil abrió su estudio, aunque también allí era su casa. Uno de los vecinos se percató de que su automóvil llevaba días estacionado en el mismo lugar: "El coche no se había movido, tenía tres días en donde mismo, alertamos a la familia".
Dicen que Francisco murió solo en su casa, en su estudio fotográfico, llegaron sus familiares. "Él daba clases de fotografía. Fue de los primeros en traer máquinas de impresión fotográfica Fujifilm".
Quedó el recuerdo del señor Francisco a través de sus fotografías en innumerables documentos, cartillas, títulos y memorias familiares. Su estudio fotográfico se cerró por última vez hace más de cuatro años.