León, Guanajuato.- Hace 90 años, en las calles del centro en León, Guanajuato, nació una bebida roja que ha encantado a generaciones: la Cebadina. Considerada un remedio milagroso, promete aliviar la cruda, faciltar la digestión y combatir la acidez. Su sabor único y tradición se mantienen en el Portal Guerrero, donde multitudes hacen fila cada fin de semana.
El lugar que es protagonista de un pedazo de la historia y cultura de León se llama "La Cebadina Tradicional del Centro"
Según relata Rogelio Martínez, empleado de “La Cebadina Tradicional del Centro” y según lo que cuenta el hijo del creador, todo comenzó en 1935 con la llegada de Ramón Arrieta Aldana. Este visionario, originario de Jalisco, ideó una fórmula que combinaba cebada, jamaica, tamarindo y bicarbonato de sodio. Sin embargo, le disgustó la dureza del agua de León y decidió vender la receta a su primo, Jesús María Carpio Aldana, “Don Chema”. Desde entonces, ambos quedaron ligados a la historia de esta bebida.
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Por aquellos días, Don Chema atendía un estanquillo junto al Hotel Condesa, en el Portal Bravo. Allí comenzaron a vender la Cebadina, cautivando a la clientela con su tonalidad rojiza y su efecto espumoso. Al año siguiente, en 1936, se mudaron a la calle 5 de Febrero, para después establecerse definitivamente en 1949 en el Portal Guerrero número 17, donde el negocio permanece hasta hoy.
El secreto radica en su preparación y en la forma de beberla. La Cebadina surge de cebada, con propiedades digestivas y desintoxicantes; jamaica, con beneficios diuréticos; y tamarindo, que aporta vitaminas y un sabor distintivo. El bicarbonato actúa como antiácido natural. Justo antes de servir el vaso, se añade más bicarbonato, provocando que la espuma brote en segundos.
Beberla es un espectáculo: el cliente debe llevarse el vaso a la boca de inmediato, pues si se distrae, la Cebadina se desbordará. “Hay que tomarla antes de que la espuma caiga, así se aprovechan mejor sus bondades”, comenta Martínez mientras despacha a decenas de clientes deseosos de su dosis de vitalidad. Familias, niños y abuelos se reúnen para compartir este ritual transmitido de generación en generación.
Para muchos, sus cualidades medicinales no son mito. Quienes la consumen afirman que es antioxidante y antiséptica. Además, alivia la pesadez tras una comida copiosa y reduce malestares estomacales. Con el paso de las décadas, la Cebadina se ha vuelto un símbolo leonés, aunque su origen real esté en tierras jaliscienses.
Los datos históricos fueron corroborados por el cronista de la ciudad, ya fallecido, y por la familia de Don Chema, quienes confirman que Ramón Arrieta fue el creador, pero que el agua de León no le satisfizo, motivo por el cual cedió la fórmula. Desde entonces, la Cebadina creció sin freno, convirtiéndose en un elemento esencial de la gastronomía local.
Según clientes habituales, tomarla los fines de semana se ha vuelto un ritual que reúne a familias y amigos en busca de su efecto. Turistas la incluyen en recorridos por León.
Hoy, “La Cebadina Tradicional del Centro” mantiene un legado que, en cada sorbo, revive la historia de dos primos que unieron talentos para dejar a León un patrimonio de sabor, salud y tradición.
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