Guanajuato está tapizado de bardas de campaña. Primero fueron las bardas de Claudia Sheinbaum con la frase #Es Claudia. Después llegaron las bardas de Marcelo Ebrard con la frase #Con Marcelo Sí. Y ahora están las de EPO, es decir de Ernesto Prieto Ortega, director del Instituto para Devolverle al Pueblo la Robado, quien quiere ser gobernador de Guanajuato. Ya parece una campaña oficial y formal.
Nadie se quiere dejar. Y el Instituto Nacional Electoral no ha sabido cómo frenar estos actos anticipados de campaña. La pinta de bardas es una violación clara a la Ley Electoral, aunque las corcholatas han tenido cuidado de no ser tan descarados y burdos, y no mencionan nombres completos, ni cargos. Estamos frente una guerra de bardas.
Todavía falta un año para las elecciones y las corcholatas ya están auto destapadas. Tan solo en la carretera León-Guanajuato hay más de 80 bardas pintadas. Algunas de Claudia han sido borradas para poner unas de EPO. Y en todo el estado hay cientos de bardas políticas que ahora compiten contra los bailes del Julión Álvarez y Cristian Nodal.
Morena es el partido que está usando las bardas. Lo mismo está ocurriendo en la Ciudad de México. Incluso el líder estatal del PAN, Eduardo López Mares ya ha presentado varias denuncias por delitos electorales por esas bardas, y hay qué ver lo decide el INE y el Tribunal Electoral.
Lo cierto es que una de las futuras batallas va a ser mediante bardas. Bardas chairas por aquí y bardas fifís por allá. Eso debido a que es más barato pintar bardas por todos lados que pagar espectaculares o anuncios de TV. Lo que no han entendido los suspirantes es que las bardas no votan. Nunca ningún candidato o candidata ha ganado una elección mediante bardas de tinta indeleble que cuiden los votos ni con bardas anticipadas de campaña que salgan a votar.
KD