En Guanajuato estamos viviendo un momento inédito, particularmente en el ámbito de la política. El Partido Acción Nacional va a postular a una mujer como abanderada a la candidatura al gobierno del estado. Curiosamente, un hombre fue quien consideró y ordenó que así fuera. ¿Por qué? Sólo el dirigente nacional del partido político, Marko Cortés, lo sabe. Ante la sumisión partidista, mejor conocida como diciplina de partido, los políticos hombres del partido gobernante en la entidad sucumbieron ante la decisión arbitraria tomada por su líder.
Aquellos varones del partido blanquiazul, interesados en competir por la candidatura, esbozaron tibios comentarios contra la imposición del mandamás del PAN, cuando por vez primera declaró su intención de que, en Guanajuato, sería postulada una mujer al gobierno del estado. Incluso, alguna que otra declaración bravucona, en el sentido que en la entidad y en Acción Nacional, nadie imponía a nadie ni nada. Sin embargo, en la segunda visita del mediocre dirigente nacional, ratifico su posición y línea que en nuestra entidad, el PAN postularía a una mujer. Hasta se dio el lujo de nombrar a cuatro precandidatas.
Casi todos callaron, salvo dos interesados en participar en la contienda interna, expresaron su inconformidad. De ahí en fuera, los borregos azules expresaron su acuerdo con su silencio y desde ese momento, no se habla de otra cosa, más que, quién de ellas será la ungida. Muchos coinciden, que el “tiro” es exclusivamente entre dos de ellas, las otras dos, simplemente son de relleno para mostrar que el vetusto partido gobernante, con más de 30 años en el poder, se mantiene con buen tono muscular.
Muchos hubiésemos pensado que al ser mujeres las contendientes, se vería una diferencia en las formas de hacer política dentro de su instituto político, refrescando la cara de Acción Nacional en la entidad, mostrando formas finas y de mayor talante democrático para bien de su militancia y desde luego, del sistema de partidos en lo local. Vemos como está escalando el canibalismo político entre las ungidas por su líder nacional, al grado de darnos cuenta, que no hay diferencias esenciales entre las formas de buscar una candidatura con respecto a los hombres.
Los golpes bajos de los miembros activos y simpatizantes de las precandidatas afilan cada día más y más sus cuchillos para lograr alcanzar la ansiada candidatura, a costa de cualquier cosa. No hemos visto hasta este momento, ninguna forma distinta de hacer política, más que apostar a lo de siempre, unas dicen ser las verdaderas ungidas por el manto protector del gran elector, y otras, buscan el descrédito y la vulgar difamación, hacia las otras. Los inicios de la guerra interna están a la vista de todos, sin la mínima preocupación de generar un mensaje de unidad al interior de su partido.
Sin duda es o sería una gran oportunidad para identificar que la mujer en esencia es mejor conciliadora y más brillante para hacer política, sin necesidad de generar el caos y la violencia rijosa que identifica al hombre, cuando la sinrazón y la ira los toma como rehenes, multiplicando el disturbio con el único propósito de alcanzar el objetivo, cueste lo que cueste. La dimensión política con relación a las mujeres constituye un fenómeno explicativo de otras dimensiones de la desigualdad por género.
Las diferencias entre mujeres y hombres respecto a la actividad política ha sido un tema de constante preocupación, desde el momento de la gestación de la modernidad política y del sistema democrático en nuestro país y del avance maduro, casi ejemplar, de lo que ha sido Guanajuato desde hace tiempo en el concierto nacional. Si bien es cierto, la descomposición social es una triste realidad que vivimos los guanajuatenses, pudiera transitar en lo político, si el PAN y sus precandidatas siguen imitando a los hombres en su propósito de destrucción de todo lo que está a su paso. El poder, por el poder mismo.
¿No cree usted?
Dr. Carlos Díaz Abrego