OPINIÓN

GUERRA……..social y política

Ha convertido las instituciones en un vulgar instrumento que usa a su antojo, donde la mejor política pública es la social, convertida en instrumento de manipulación y compra de conciencias electorales.

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Escrito en GUANAJUATO el

Seguramente para muchos de mis amables lectores, pudiera parecer exagerado el título del presente artículo de opinión. Probablemente, para otros, puedan sentir lo que muchos, muchos mexicanos percibimos como una guerra sin cuartel entre la autoridad federal y la ciudadanía desde diciembre del 2018, cuando asumió el poder el actual mandatario y su gobierno. No ha habido tregua por parte del presidente López Obrador de acribillarnos todos los días con permanentes mensajes de odio y separación entre mexicanos

Para muchos, el novedoso estilo de comunicar y transmitir sus políticas públicas de parte del mandatario de la nación, en los primeros meses de gobierno, fueron bien recibidas e incluso, aplaudidas por sus seguidores y llamo la atención de aquellos que nunca compartimos sus formas y pensamientos políticos. Sin embargo, el día a día se ha ido convirtiendo en una auténtica pesadilla mental e incluso comunicacional, donde el hartazgo y cansancio es colectivo. Incluso, para sus mismos aduladores.

Casi cinco años. Han pasado los años de 2019, 20, 21, 22 e iniciando el 2023 de una constante lucha entre quién ostenta el poder constitucional del país, con el pueblo de México, que como nunca, ha sido agraviado, insultado y dividido por su propio presidente y el gobierno que representa. Las permanentes mentiras o la verdad disfrazada y manipulada por el oficialismo, que todos los días se instala para predicar la división social y política, al grado de vivir hoy en día en un estado de guerra permanente.

La tiranía se ha instalado cual México en su etapa histórica de guerra revolucionaria, donde la autoridad la ejerce de manera prepotente y caprichosa el mandatario de la nación, sin recato alguna a la ley y mucho menos, a sus pares que gobiernan estados y municipios. Ni que decir, respecto a la división de poderes, donde socava la autoridad, burla y pisotea a los miembros del legislativo y judicial. “No me vengan, con que la ley, es la ley”. Así se expresa el caprichoso presidente. 

Ha convertido las instituciones en un vulgar instrumento que usa a su antojo, donde la mejor política pública es la social, convertida en instrumento de manipulación y compra de conciencias electorales, para que el voto sea el arma que aniquila cualquier idea de cambio a otra opción partidista del pasado. Hoy viven millones de familias del presupuesto, que los ha obligado a no tener conciencia alguna y solo depender de ese recurso, que el caudillo provee.  

El país está hecho pedazos por donde se quiera ver, no hay crecimiento económico, no hay infraestructura ni obra social en los municipios ni en los estados. La seguridad social agonizando en todos y cada uno de los hospitales públicos del país, donde las carencias son lo que predominan en sus instalaciones, no se diga los medicamentos que pueden salvar vidas. La gente es tratada con desprecio por la nueva clase que administra y gobierna la nación.

La lucha política se parece más a una guerra de guerrillas, donde la oposición es silenciada y acosada por el status quo, para que predomine “plata o plomo”. Ni que decir, de los medios de comunicación y periodistas que son salvajemente privados de la libertad, posteriormente de la vida, por expresar ideas diferentes o desnudar excesos de poder. El ejemplo de prepotencia y tiranía cunde en todos lados. Da lo mismo el municipio más pobre, que la entidad federativa más prospera.

Un nuevo atentado se quiere consumar a las instituciones, para perpetuarse en el poder por varios años, de la mano de la instalación de la duda y la sospecha de trampa, para enlodar el proceso electoral del 2024 y así hablar de fraude y de todas esas expresiones que venimos escuchando de aquel líder opositor, que no sabía más nada, que hablar de complots y conflictos sociales y políticos, donde no los había. Pero había que gritarlo y cantarlo a los cuatro vientos.

Los datos sobre la inseguridad pública, sobre la violación a los derechos humanos y la ausencia de respeto a los ciudadanos son alarmantes, el aumento de la delincuencia y la violencia descarnada, son el común denominador en todos los rincones del país. Todo esto ha traído como resultado la 4T instalando una cultura del miedo y la ausencia total del respeto a la ley.

¿No cree usted?

Dr. Carlos Dìaz Abrego