León, Guanajuato. - Tras 55 años de dedicación, la tienda de abarrotes de César Guzmán, quien tiene ahora 75 años, se ha convertido en el corazón de la colonia Santa Clara.
Todo comenzó en 1968. Después de haber tomado experiencia en compras y venta como empleado en la tienda de su primo, en la colonia San Miguel, a los 18 años decidió que era momento de emprender su propio camino y rentó un local frente a “la cartonera” en donde duró 2 años.
En 1970, a los 20 años, se trasladó a la colonia Santa Clara en dónde se ha convertido en un referente de la comunidad.
Compró un terreno junto a sus dos hermanos, en donde construyeron un hogar y un local para tener su propia tienda.
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“No había nada, en aquellos años eran puros terrenos, casas mal construidas, de puro ladrillo y chapopote”
Al principio, se turnaban los tres hermanos para atender el negocio, pero el tiempo pasó factura y ahora solamente queda césar en vida.
Debido a esto, en varias ocasiones consideró cambiar de oficio, pues los horarios son bastante demandantes. De 7 de la mañana, a 10 de la noche, encontramos la tienda dando servicio.
Hace un tiempo, sí fue necesario cerrar, pues César atravesó problemas de salud, a causa de la diabetes que padece y por el cual le fue amputada una pierna.
Este periodo fue de aproximadamente 10 meses, en los cuales dejó una notoria ausencia en la colonia. Después de tanto tiempo, era extraño para los clientes y amigos que diario asistían a hacer sus compras o simplemente pasar a saludar, encontrase con una cortina abajo.
Pero ese no es el fin, a pesar de las adversidades, de la competencia del Bara, del Oxxo, de la 3B de la colonia, el negocio sigue en pie, con las puertas abiertas a clientes de toda la vida y los nuevos que se va integrando.
Pintura nueva en la pared, fue la señal de que la historia de 55 años aún no terminaba. César se ha recuperado y aunque ya no atiende él, lo encontramos siempre presente en la entrada, recibiendo amablemente a sus clientes y amigos que pasan a saludar, pues a lo largo de tantos años se ha convertido en un punto de reunión para gente cercana.
“Para mí la tienda es mi vida, si no estoy aquí, no estoy a gusto y uno de mis hijos decidió seguirle, sobre todo por eso continuamos, porque en realidad ya no es negocio, con las tiendas de servicio hay mucha competencia, están acabando con las tiendas”
Ahora, su hijo y su nieta se turnan para mantener la tienda funcionando, manteniendo viva la dedicación e historia de tantos años.
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