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Hostess, también blanco de la violencia en CDMX

A Gaby la habría asesinado un cliente o un exnovio; la hallaron en un basurero en la delegación Álvaro Obregón

Escrito en METRÓPOLI el

Gaby pertenecía a un grupo vulnerable que ha sido blanco del crimen organizado y feminicidas: las hostess. El domingo pasado fue secuestrada, y horas después asesinada.

Como en los casos de al menos otras siete jóvenes, la mayoría edecanes extranjeras, el principal sospechoso del feminicidio de ella es un hombre con el que sostenía una relación enfermiza y que está vinculado a narcomenudistas.

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Gaby, de 25 años de edad, vivía en la colonia Nápoles, delegación Benito Juárez, y la noche del domingo pasado salió con su perro al parque Pascual Ortiz Rubio, en la Del Valle.

De acuerdo con testimonios de amigos, ahí fue el último lugar donde fue vista con vida.

Toda la noche del domingo ya nadie pudo comunicarse con ella y, con base en la indagatoria FAO/AO-1/UI-1S/D/3722/07-2018, a las 3:17 horas del lunes fue encontrada por policías, alertados por disparos en la zona.

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La víctima estaba atada de las manos con un lazo, con las piernas sobre una jardinera y un balazo en la cabeza. El hallazgo fue en la colonia Cove, de la delegación Álvaro Obregón.

Gaby vestía tenis, leggins y blusa negra para hacer ejercicio, así como una gorra de Los Yankees de Nueva York.

Estuvo como desconocida en el anfiteatro hasta que sus padres la reconocieron por la tarde del martes. La chica es Ana Gabriela “N”, quien hasta hace unos meses trabajaba como hostess en un exclusivo restaurante al sur de la ciudad.

Sin embargo, la mayoría de sus amistades son también hostess de otros lugares, como La Soldadera. En ese contexto, al parecer conoció a un joven relacionado con la venta de droga.

“Ser una mujer joven y atractiva se volvió un castigo. Gabriela tocó muchas almas y nos hizo reír con esa personalidad tan suya, tan rebelde, irreverente y dulce”, dijo Arturo Ramírez en entrevista con La Silla Rota, un excompañero de la joven.

“Era una gran chica, responsable y alegre. En marzo se dio de baja porque se matriculó en la universidad pues quería terminar sus estudios, es una tragedia que le hayan robado la vida”, lamentó.

Ambos trabajaron en el restaurante al sur de la ciudad, y llevaban una buena amistad, como aseguró Arturo.

Gaby era originaria de Acapulco, Guerrero, donde fue velada. Pero en la CDMX vivía con una amiga, quien reportó su desaparición.

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Hasta ahora, las investigaciones de la Procuraduría capitalina (PGJ-CDMX) no han arrojado sospechosos identificados, aunque la indagatoria ya fue atraída por el área de Feminicidios de la Fiscalía de Homicidios.

Fuentes de la PGJ revelaron que, acorde con testimonios recabados, Gaby tenía una relación con un individuo agresivo que la indujo a consumir drogas y que días antes del feminicidio, ella dijo a sus amigas más cercanas que ya quería salirse de ese mundo.

Inclusive les manifestó que iba a regresar al restaurante donde laboraba para ver si la aceptaban de nuevo.

El probable responsable sería miembro de un grupo criminal relacionado con otros feminicidios, como el de Keny Finol, una venezolana asesinada en marzo pasado en el Estado de México.

De acuerdo con las primeras investigaciones, los que secuestraron a Gaby del parque en la Del Valle y la mataron en la colonia Cove, iban en un Mazda 3 rojo con quemacocos.

A través de videograbaciones del C2 Sur, la Policía capitalina y agentes especializados en feminicidios rastrean la ruta del automóvil, el cual fue captado por última vez en la delegación Miguel Hidalgo.

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Entre 2017 y este año, cuatro jóvenes extranjeras y una mexicana que trabajaban como acompañantes, fueron víctimas de feminicidas en Ciudad de México.

De acuerdo con las pesquisas de la Procuraduría local, a las chicas las atacaron clientes u hombres con los que tenían una relación sentimental.

Las averiguaciones también revelaron que todas ellas estaban en situaciones vulnerables, pues al tener vínculos con individuos relacionados con la mafia llegaron a ser agredidas, extorsionadas y forzadas a distribuir drogas.

En febrero de 2017 fue hallada muerta la venezolana Wendy Vaneska, de 26 años de edad; estaba en una habitación del hotel Príncipe, en la Miguel Hidalgo.

En abril fue encontrado el cuerpo sin vida de la mexicana Katya; estaba en la habitación de un hotel en la colonia Roma.

En noviembre, también dentro de un hotel aunque de la delegación Venustiano Carranza, fue hallado el cadáver de Génesis, otra muchacha venezolana a la que contactó un supuesto cliente en Puebla.

Posteriormente, en diciembre y dentro del Hotel Pasadena, delegación Benito Juárez, fue asesinada Karen, acompañante argentina y amiga de Kenny Finol, asesinada en marzo de este año.

Kenny dejó varios videos donde dio cuenta de las amenazas que sufría por parte de un narcomenudista identificado como “El Pozoles”.

Este individuo supuestamente le advirtió que regresara a Venezuela, o de lo contrario la ultimaría, lo que sucedió días después.

La información que obtuvieron agentes durante las investigaciones de estos casos tenían el común denominador de que las chicas eran agredidas por celos, porque las querían obligar a no trabajar más como acompañantes, o porque las forzaban a vender estupefacientes.

En fotografías obtenidas por las autoridades, Kenny aparecía posando con armas largas y paquetes aparentemente de cocaína.

Otra constante fue que todas las víctimas llegaron a anunciar servicios sexuales en el portal Zona Divas.

Hasta ahora, solamente hay un probable responsable en prisión: Daniel, de 22 años de edad, presunto miembro de la Unión del Betito y acusado de matar a Wendy Vaneska y Karen.

ams