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CORRUPCIÓN

¿Funciona la Función Pública de la 4T contra la corrupción?

Gobiernos presumen su tarea anticorrupción, sin resultados; su función no debe confundirse: expertos

Escrito en NACIÓN el

En la pared de un salón de reuniones, donde antes colgaban cuadros de secretarios de Estado, señalados por no combatir con esmero la corrupción, ahora hay un solo cuadro blanco y en él unas letras en color guinda donde se lee “Función Pública”.

 

Hay una fotografía, de agosto de 2019, donde se ve a la titular de la Secretaría de la Función Pública (SFP), Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, sonreír al lado de la titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, sentadas justo de espaldas al cuadro.

Una fotografía más vieja, de diciembre de 2012, muestra a Rafael Morgan Ríos, extitular de la SFP, y a Julián Olivas Ugalde, subsecretario de la dependencia en ese año, en el mismo sitio del salón, pero detrás de ellos los cuadros de otros exsecretarios.

Desde el inicio de su gestión al frente de la Función Pública, Sandoval Ballesteros anunció que no toleraría la corrupción en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Al mismo tiempo, decidió retirar de ese salón los cuadros de 13 extitulares.

En la página de Internet de la SFP, se especifica que la dependencia “tiene un rol fundamental en la erradicación de la corrupción de la vida pública nacional” y se afirma que “fueron muchos años de simulación en materia de combate a la corrupción”.

Desde su creación, en 1982, como Secretaría de la Contraloría General de la Federación, se cuentan al menos dos intenciones de integrar a la SFP como una oficina adjunta a la Presidencia de la República, por no dar los resultados comprometidos en campaña.

   

Confusión en su definición

Pero, a decir de Eduardo Bohórquez, director ejecutivo de Transparencia Mexicana, las funciones de la Secretaría se han confundido desde su creación, pues no funciona como un órgano de combate a la corrupción, sino como uno de control interno.

 

“Hay un error de concepto, la idea de que las contralorías eran órganos de combate a la corrupción viene desde los años 80, pero nunca lo fueron. Ni sus facultades ni sus atribuciones dan para eso”, asegura en entrevista con La Silla Rota.

 

A decir de Bohórquez, un órgano interno de control pertenece al mismo gobierno, “entonces, tu lealtad política, inevitablemente, es con el presidente”, refirió. Eso se evidencia con los nombramientos en éstos, que son dados por el titular de cada dependencia, y en el caso de la SFP, por el presidente de la república.

 

“La Secretaría es una dependencia que funciona muy bien como control interno, y cada gobierno decide dónde pone su prioridad en términos de control interno, pero el eje de la lucha anticorrupción en México es la Fiscalía General de la República”, aclara.

 

 

 

En una entrevista ofrecida al periódico Excélsior, Marco Antonio Fernández, especialista en corrupción y transparencia del Tecnológico de Monterrey, alertó que la inacción contra casos de corrupción emblemáticos radica en que no se han presentado denuncias penales en contra de quienes fueron sus protagonistas.

Y para muestra un botón: el caso de Emilio “L”, exdirector de Petróleos Mexicanos en el sexenio de Enrique Peña Nieto, acusado de desvío de recursos públicos, fue atraído directamente por la FGR, a partir de denuncias periodísticas.

Sin embargo, Sandoval Ballesteros destacó en sus redes sociales la contribución de su Secretaría en su detención en España y extradición a México. “Es un honor haber contribuido a materializar la captura”, señaló en sus redes sociales.

 

 

Bohórquez aclara que la intención del gobierno federal no fue vender una idea falsa sobre el combate a la corrupción, sino que carece de facultades para combatirla desde dentro. “El problema es que las contralorías no son el eje anticorrupción de los gobiernos”, afirma.

 

Un caso emblemático para la Función Pública del gobierno lopezobradorista ha sido el presunto conflicto de interés y amplio patrimonio de Manuel Bartlett, titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a quien exoneró de responsabilidad.

Bohórquez explica que lo que puede revisar la SFP es si Bartlett mintió en su declaración patrimonial, y no fue así. “Si las denuncias se hubieran presentado en la Fiscalía General, se pudo haber investigado cualquier ilícito si éste no hubiera prescrito”, asegura.

Algunos de los extitulares de la Función Pública, cuyos retratos fueron escondidos, también fueron señalados por la oposición a los gobiernos del PAN y el PRI de ocultar casos de corrupción de funcionarios de alto nivel.

Es el caso de Francisco Barrio Terrazas, quien, en el sexenio de Vicente Fox, al frente de la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam), aseguró que atraparía a los “peces gordos” de la corrupción priista.

Barrio, al frente de la SFP, no pudo poner tras las rejas a ningún funcionario por caso de corrupción más sonado del sexenio: el desvío de mil 500 millones de pesos Pemex en la campaña presidencial del PRI de 2000.

A mitad del sexenio, Barrio Terrazas acusó que no contaba con “herramientas legales suficientes” para poder llevar a cabo el fichaje de quienes estuvieron acusados de corrupción en los sexenios priistas. De ahí surgió la SFP, tras su reforma en 2003.

 

Para el sexenio de Felipe Calderón, el primer titular de la SFP fue Germán Martínez, hoy senador por Morena, quien enfrentó al menos a 13 casos de corrupción que atrajeron la atención mediática en el país, pero sólo en un par de ellos hubo sanciones administrativas.

Incluso a Irma Eréndira y a su hermano Amílcar se les ha señalado de acrecentar su patrimonio de forma poco clara, como señaló Latinus sobre la secretaria y Reforma, en su edición del lunes 20 de enero, en el caso de quien es súperdelegado de López Obrador en Guerrero.

Así, prometiendo lo imposible, han pasado los titulares de la Función Pública, una dependencia auxiliar de la Fiscalía General de la República que, por mucho, puede aspirar a inhabilitar funcionarios e imponer multas administrativas.

En las paredes del salón de reuniones ya no están los cuadros con los retratos de los zares anticorrupción, ahora falta que la 4T verdaderamente cumpla con su rol fundamental en la erradicación de la corrupción de la vida pública nacional.