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El ''colapso'' psicológico del 19 de septiembre

Una tragedia de este tipo genera estrés postraumático: pesadillas, pensamientos aterradores, “flashbacks”, evasión, tensión y arrebatos de ira, entre otras cosas

Escrito en METRÓPOLI el

Yessica Terrón es diseñadora y el 19 de septiembre estaba trabajando en la calle de Veracruz muy cerca del Parque España en la colonia Condesa y cuando a las 13:14 horas inició el sismo, ella y sus compañeros creyeron que solamente se trataba de un camión y no del fenómeno natural que no solo colapsaría cientos de edificios e inmuebles, sino que psicológicamente dejaría estragos en los capitalinos.

El 19 de septiembre de 2017 la Ciudad de México se estremeció en un sismo de 7.1 grados Richter cuyo epicentro se localizó a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, Morelos, en el límite con Puebla y por la cercanía con el epicentro las afectaciones fueron más graves. Sin embargo, el 19 de septiembre no era un día “normal” pues a escasas dos horas se había realizado el simulacro en conmemoración del terremoto de 1985 y 12 días después del sismo del 7 de septiembre.

 

“Cuando el movimiento del sismo se intensificó, salimos corriendo a las escaleras, era casi imposible bajar porque chocábamos con las paredes mientras el edificio crujía y el techo caía mientras bajábamos, en un momento vimos como una pared se empezó a abrir y creímos que ya no lograríamos salir... los únicos sonidos que tengo presentes son los gritos de las personas y al edificio partiéndose mientras bajábamos las escaleras lo más rápido que podíamos”, cuenta Yessica de 30 años.

La joven narra que al salir y ver todo lo que estaba ocurriendo en ese momento consideró que salir fue un milagro: “vi edificios derrumbados, personas heridas e histeria entre los vecinos y trabajadores de la zona, también había muchas personas tratando de ayudar en medio de una confusión enorme, nadie podía creer lo que pasaba, nadie podía imaginar que algo así estuviera pasando otra vez”.

“Toda la tarde estuve ayudando a mover piedras y escombros en un edificio en la Condesa y sentí una enorme impotencia de no haber podido hacer más para ayudar a las personas atrapadas y aún la siento porque nunca creí vivir un sismo así, hasta la noche que llegué a mi casa pude llorar y desahogar un poco lo que sentía y el día siguiente seguí trabajando en centros de acopio”, relata.


Estrés postraumático

Horas y días después de la tragedia del 19 de septiembre, llegó el estrés postraumático para los capitalinos, una afectación que ocurre al azar, según explica Dení Salazar Aguilar, maestra en Psicología General Experimental y especialista en Psicología de la Salud, Certificada por el Instituto Albert Ellis de Nueva York como Psicoterapeuta Cognitivo Conductual.

El estrés postraumático es un conjunto de varios síntomas como pesadillas, pensamientos aterradores, “flashbacks”, evasión, tensión, arrebatos de ira, dificultades para dormir, problemas para recordar, sentimientos distorsionados de culpa o remordimiento y pérdida de interés en las actividades placenteras.

Algunas personas en la capital como Yessica que pasaron horas sin poder comunicarse con su familia y antes de llegar a casa presenciaron la zona de desastre del 19 de septiembre fueron más vulnerables al estrés psicológico:

“Superarlo no ha sido fácil y creo que nunca se olvida una experiencia así, he platicado con muchas personas respecto a lo que se vivió ese día, incluso tome una pequeña terapia grupal para poder sacar esos sentimientos de miedo, impotencia e incluso incredulidad pues me sigue pareciendo increíble haber estado tan cerca de no contarla. El edificio donde trabajaba en ese tiempo quedó de pie de milagro según el peritaje posterior, me siento afortunada de poder contar esto”, comenta.

Lilián Fierro Estrada, psicóloga con Maestría en Medicina Conductual por la UNAM comenta que uno de los rasgos del estrés postraumático es que cuando se vive una situación estresante como lo fue el sismo del 19 de septiembre, se establecen en la memoria recuerdos detonantes.

Por ello, el sonido de la alerta sísmica afecta mucho más a las personas después del 19 de septiembre ya que evoca los recuerdos detonantes y despierta respuestas fisiológicas idénticas a las de la situación misma, por lo que la persona al solo pensar en eso puede sentir como si realmente lo volviera a vivir.

Ambas psicólogas Dení y Lilián participaron apoyando en la tragedia dando terapia de contención.

De acuerdo con Dení Salazar, la contención primaria se brinda a adultos en las primeras 72 horas para intervenir en las crisis “consiste en contactar visualmente con la persona para generar confianza, empatía y posteriormente bajar ansiedad con técnicas respiratorias y dar ayuda inmediata: información, orientación específica de lugares de atención, teléfonos de emergencia y redes sociales de apoyo”.

¿Y los niños?

Sin embargo, en el caso de los niños quienes nunca habían pasado por un sismo como el del 19 de septiembre, el estrés postraumático se trata de distinta forma.

“Con los niños hay que explicarles qué pasó, qué es un temblor, por qué pasa, por qué no lo pudimos evitar, explorar un poco de qué cosas se imaginan que pueden pasar para poder abatir esos miedos (tembló por mi culpa porque me porté mal, va a temblar y se va a caer toda la ciudad, etc.) y darles instrucciones claras de qué hacer en caso de otro temblor. Los papás también deben tener instrucciones para identificar respuestas anormales (conductas auto-agresivas, angustia de separación) en los niños en el caso de que comenzaran a desarrollar estrés postraumático”, explica Lilián.

Después del sismo, Lilián participó con un grupo de teatro en la realización de un video explicativo para niños de nivel preescolar qué fue lo que ocurrió con muppets.

Por otra parte, Dení dio una terapia de tres meses y seguimiento para prevención de la recaída un mes más a un niño de 7 años que sobrevivió en el Colegio Rébsamen, la cual consideró como un caso de éxito debido a que el menor puede hablar del tema sin que le cause ansiedad o angustia por su experiencia.

“Además, en un edificio derrumbado en la Roma Norte atendí a un menor de 3 años el cual estaba muy angustiado por su casa y su cuarto específicamente en ruinas, lo atendí con la técnica "paro al pensamiento" con un tema de distracción para poder ganar su atención y confianza y cambiar su pensamiento catastrófico por uno de aceptación y compromiso, donde utilicé la imaginería guiada con un personaje de caricatura (que era un juguete que traía) para que el menor se hiciera cargo de la tranquilidad del juguete”, cuenta Dení.

“Si no se trata el estrés postraumático, este puede evolucionar a un problema de ansiedad mayor y trastornos emocionales serios como fobias”, explica Lilián.