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Vivir entre las rejas: la única forma de protegerse en NL

Habitantes de Monterrey han tenido que acudir a la medida de vivir entre las rejas para proteger su patrimonio de la inseguridad

Escrito en ESTADOS el

Monterrey, N. L.- Cuando en 2008 la inseguridad estaba en los mayores niveles en Nuevo León, los colonos se organizaron e iniciaron los primeros blindajes de sus colonias con rejas o la prohibición de acceso; un nuevo estilo de vida que prácticamente se ha extendido por toda la zona metropolitana, pero que ha sido vulnerado por los ladrones o grupos delincuenciales.

“Estaba de guardia cuando a lo lejos vi un carro que venía a toda velocidad seguido de una camioneta; el del carro era un residente de la colonia y al llegar me dijo no los dejes entrar, avanzó, pero los hombres llegaron, me pidieron abrir la pluma y me encerraron en la caseta, luego le dieron alcance y lo acribillaron”, recuerda Samuel R un guardia de seguridad de una colonia privada del sur de Monterrey.

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Hoy en día, más de un centenar de colonias o fraccionamientos tienen accesos controlados, restringidos a los desconocidos, lo que llevó a aprobar reglamentos que rigiera esa medida, tras los conflictos internos entre los colonos a favor y en contra del cierre de calles a las que colocaron rejas.

“La privacidad de un sector o colonia llega a tener sus ventajas en el tema de seguridad, pero en lo social está distante y hasta disfuncional pueden ser”, considera el alcalde del municipio de Apodaca, César Garza.

“Cada vez más no solo en esta municipalidad sino en la metrópoli va creciendo el número de sectores que son privados y en la mayoría son nuevos, pero se ha conocido que existen otros que han optado por cerrar con barandales o paredes algunas calles que lo van haciendo privado”, explica el edil.

Barandales metálicos en San Nicolás, maceteros y casetas con plumas en sectores de Cumbres de Monterrey, estructuras metálicas y de concreto en Santa Catarina, e incluso bardas sobre avenidas en Guadalupe, fue una imagen que se dio y llegó para quedarse Pero en diciembre de 2014, el Gobierno de Nuevo León publicó en el Periódico Oficial del Estado la nueva Ley de Juntas Vecinales, aprobada semanas antes por el Congreso local, la cual regula el cierre de las colonias y los tipos de controles de acceso permitidos.

La legislación establece que los habitantes de colonias podrán organizarse en Juntas Vecinales y someter a votación el cierre de la colonia, el cual debe contar con el 85 por ciento del apoyo del total de los habitantes del sector, y después ser solicitado al municipio.

 

Contempla restricciones como que el control del acceso sólo se pueda realizar con casetas, plumas y maceteros, y queda prohibida la instalación de barandales o bardas de concreto.

Pese a las automedidas de protección, los índices del semáforo delictivo del sector privado indican que los robos a casa habitación aumentan y ahora se extienden a colonias de residentes de alto poder adquisitivo como en San Pedro Garza García.

“Las familias se sienten más seguras con una reja o una calle tapada, pero en realidad, los números muestran que sobre esos obstáculos hay robos en casa habitación y hasta ejecuciones, lo que da como resultado que no ha funcionado”, menciona Arturo Contreras, experto en seguridad e investigador.

“Aunque disminuye o inhibe los robos, la verdad que los ladrones han pasado sobre guardias, casetas y bardas; vas a seguir burlando el blindaje, pero los vecinos se sienten más seguros con sus cercas”, refiere un agente Ministerial quien omite su nombre,

Y en tanto esos sucede, la mercadotecnia del ramo de bienes raíces invita a adquirir casa o terreno en determinado sector que cuenta con” seguridad, barda perimetral, caseta de vigilancia”, un nuevo estilo de vida.

mvf