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Victoria R, 10 años sin sentencia en cárcel de Oaxaca; busca amnistía

Con muñeca tejida, solicita a la titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, revisar su caso y lograr la libertad para ella y su bebé

Escrito en ESTADOS el

La historia de Victoria R se construye en girones de relatos de sus amigas y conocidas. Su caso es uno de los muchos que existen al interior del penal de Tanivet, Tlacolula, Oaxaca en donde a pesar de los años, no hay sentencia. Fue acusada de secuestro. La información que le han dado es que hasta el momento la parte acusadora no se ha presentado y por ello su expediente se encuentra atorado. Lleva una década de encierro.

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Esperanzada en la amnistía promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, por varios días Victoria se enfocó en el tejido de una muñeca, misma que, a través de conocidas, envió a la titular de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero para pedir la revisión de su caso y de esta manera lograr la libertad para ella y su hija recién nacida.

Victoria R no ha perdido la cuenta. Lleva diez años de encierro. Una cuenta interminable e incierta porque a falta de sentencia, no existe certeza en el futuro. Su nombre está dentro de una lista de diez presas, quienes a través del Comité Prodefensa de las Mujeres Reclusas de Tanivet, apelan a ser beneficiadas con la Ley de Amnistía recientemente aprobada y que fue propuesta por el Ejecutivo federal para dejar en libertad a personas que por necesidad o por ignorancia cometieron ilícitos como el robo simple sin violencia, así como mujeres presas por el delito de aborto.

Quienes conoce a Victoria R, la describen como una buena persona, solidaria quien a pesar del encierro y una enfermedad crónico degenerativa que padece, no ha perdido las esperanzas de vivir, más aún con el nacimiento de su bebé.

Aunque se declara inocente del cargo, Victoria decía a sus compañeras “es mejor ser sentenciada, saber el tiempo que vamos a estar, a vivir sin que nadie se presente, sin que nadie nos ayude. Si son cinco, diez, o 15 años, es mejor saberlo a vivir en la zozobra. Vivir así, es desesperante, quisiéramos salir corriendo, abrir esas puertas al menos para revisar nuestros papeles, saber en qué están atorados, saber por qué no avanzan nuestros casos”, relata Sara, amiga de Victoria, a quien conoció en el encierro. Sara estuvo tres años presa acusada de secuestro. La parte acusadora nunca se presentó y ella salió libre.

Periódicamente Victoria le entrega los productos que elabora en el penal y éstos son vendidos en el zócalo capitalino o con conocidas. El ingreso es mínimo e insuficiente para sobrevivir en la cárcel donde adquirir una pasta de dientes, papel higiénico o toallas sanitarias se vuelve algo casi imposible.

Debido al reciente nacimiento de su bebé, Victoria aún se encuentra en el área de enfermería para su recuperación, uno de sus principales temores ahora, es regresar a la celda en donde comparte con cinco internas más y sin agua para una debida higiene.

Cabe destacar que para tener el beneficio de la amnistía tendrá que ser requerido por la persona interesada o su abogado defensor, a fin de que la comisión referida determine la procedencia de la garantía y someta su decisión a la calificación de un juez federal para que la confirme.

“Ni un usted disculpe”: la historia de Sara

A “Sara” y a su hijo los detuvieron cuando se dirigían a una fiesta. “Nos bajaron del carro, me acusaron de secuestro, nos insultaron. A mí me pegaron horrible”, recuerda del día de la detención ocurrida en Huajuapan de León, municipio de la mixteca de Oaxaca.

Luego tres largos años de encierro e incertidumbre, a la espera de una condena que jamás llegó, fue puesta en libertad. Su acusante nunca se presentó a declarar.

“No hubo ni un: usted disculpe, pero sí tres largos años de libertad perdidos”. Sara, lleva cuatro años fuera de prisión y una pesada lápida que le ha impedido recuperar la normalidad de su vida.

“Cuando se sale de la cárcel la gente pregunta: ¡¿y dónde estuviste?! ¿Qué les decimos? una mentira con tal que nos den trabajo y quienes saben la realidad ya no nos dan trabajo”, explica desde el anonimato a manera de visibilizar el encierro sin sentencia que enfrentan muchas de las mujeres al ser internadas en el Penal de Tanivet, Tlacolula de Matamoros.

Antes de la cárcel Sara se dedicaba a labores domésticas en casas particulares. A su salida lo primer que hizo fue buscar empleo con personas conocidas, pero aún cuando no le pudieron probar el delito del cual se le acusaba, el estigma le cerró puertas.

No es fácil empezar otra vez, la gente que te conoce y sabe por lo que pasaste siempre se quedan con desconfianza

El día que salió de la cárcel lo primero que Sara hizo fue correr a ver a su madre y hermanas, llorar de impotencia y de coraje ante lo que las autoridades llaman justicia “pero que es todo lo contrario. El tiempo perdido nadie nos lo regresa, por más que quisiéramos, ya no se puede”.

Ante la desesperación e incertidumbre sobre su destino, llegaba a pesar que, aunque se consideraba inocente, lo mejor para su salud mental era conocer una sentencia, de cinco, diez, quince años, pero saber cuánto tiempo más estaría detrás de los muros grises de concreto.

La falta de certeza es algo que carcome, es pesadilla, es desvelo, son noches mirando el techo contando los días perdidos, hojas de calendario sin vuelta atrás. Futuro sin derecho a planearse.

En mi caso nunca supimos quién nos acusaba, nunca supimos de las personas. Íbamos a audiencias y las personas no se presentaban, y a veces no se realizaban las audiencias. Yo nunca supe quien nos acusaba. El día de la detención íbamos en el carro. Nada más nos agarraron y ya. Sólo pusieron su demanda y nunca supimos más

La detención la realizó la policía municipal de Huajuapan de León, de acuerdo con Sara, la obligaron a firmar unos papeles de los cuales nunca supo qué decían”.

Para Sara, la justicia es un derecho con precio al que solo tienen acceso las personas que pueden pagar un abogado, o en su caso jueces para fabricar culpables.

Al menos el 50 por ciento sin sentencia

Aprobado recientemente el dictamen de la Ley de Amnistía propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, Ana Laura Herrera López presidenta del Comité Profedensa, solicitó otorgar amnistía a las mujeres, que desde hace muchos años esperan sentencia; al menos el 50 por ciento, indicó.

Tal situación ya fue puesta del conocimiento de la titular del Inmujeres, Nadine Gasman, a través de un escrito entregado de manera personal por Herrera López durante una reunión sostenida en la Ciudad de México.

“Pedimos la revisión de diez casos de mujeres privadas de su libertad que realmente ya purgaron su condena, pero no han sido sentenciadas. Es un tema muy delicado porque se siguen violentando sus derechos”, sostuvo.

“Como el caso de Victoria R, tenemos muchos casos otro es el de una mujer acusada por retención de dinero por fraude de cajas de ahorro y realmente la señora ha demostrado su inocencia. Lleva cuatro audiencias y las ha ganado, pero la vuelven a citar y a dar largas”, destacó.

En este sentido hizo un llamado a la titular del Inmujeres para que no eche en saco roto la petición presentada y sea revisada dentro del proceso de amnistía.