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Víctima de Succar Kuri interpone amparo

El empresario es considerado como responsable de los delitos de pornografía infantil

Escrito en ESTADOS el

A 14 años de la denuncia contra Jean Succar Kuri, su víctima, Edith Lorena Encalada Cetina, rompe el silencio sobre su relación con el empresario, encarcelado en el penal de máxima seguridad de Almoloya, quien mediante un amparo directo busca tirar los 112 años de condena por pederastia en contra de siete menores de edad.

Ante la medida de Succar Kuri, Edith promuve un amparo adhesivo en su calidad de víctimas por temor a que éste salga de prisión mediante una apelación.

El empresario es considerado como plenamente responsable de los delitos de pornografía infantil, agravado por haberse cometido en una persona menor de 16 años, y de corrupción de menores, por los cuales les fue impuesta una pena de 112 años de prisión en 2011.

La pena fue modificada el 21 de julio de 2016 por dicha magistrada, quien determinó que la prisión no podría rebasar los sesenta años, en vista de lo establecido por el Código Penal Federal.

La vida de Edith cambio en 1997 cuando Sandra, la hermana de su mejor amiga, la invitó a conocer a Succar Kuri, un hombre de 50 años que abusó de ella durante tres años, en esa época cursaba el segundo grado de secundaria.

A los ocho de años de edad, Edith descubrió que su padre biológico no había querido saber nada de ella y que el apellido que lleva era de su padrastro, quien la reconoció como hija.

Con ese dolor y la carencia de una figura paterna a quien amar, a los 14 años de edad llega a su vida Succar Kuri, quien la fue envolviendo a través de afecto y preocupación por su vida escolar y personal, la palabra “hija” predominaba.

“¿Cómo te fue en la escuela hija?, ¿cómo te fue en el examen hija?, ¿cómo estás hija?, eran las preguntas que siempre me hacía ya sea en persona o por teléfono cuando viajaba a Estados Unidos, siempre mostraba preocupación por mí”, comentó Edith en la entrevista.

La primera vez que intentó tocarla fue primero con un beso que ella rechazó, pero luego la sometió con el buen trato, la fue convenciendo paulatinamente y le dijo que lo hacía porque era bueno como papá y que si hubiera tenido una hija le habría hecho lo mismo.

Entre los regalos que recibió del pederasta están un viaje a California a un concierto de Juan Gabriel, de acuerdo con su relato, como parte del proceso de convencimiento y de mantenerla sumisa.

‘Era una niña cuando estaba con él, sí, lo obedecí, era mi papá’, comentó Edith quien dice tener la fuerza para hablar del pasado, por voluntad propia, algo que no pudo hacer durante muchos años.

Sobre las otras víctimas de violación y pornografía infantil, Edith dice no querer hablar, porque son ellas las que deben hacerlo.


Con información de Sipse


kach