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“Venimos gorditos y regresamos a Guatemala flacos”: la crisis del agro en Chiapas

Una investigación revela que guatemaltecos han trabajado en el campo chiapaneco en condiciones precarias y con graves violaciones a sus derechos humanos

Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ.- “Venimos gorditos de Guatemala y regresamos flacos, pasamos hambre”, expresan campesinos guatemaltecos que trabajan por temporadas en la siembra de café en Chiapas.

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Luis López, propietario de una finca de café en Chiapas, está preocupado. Al igual que la mayoría de los productores de café cercanos a la frontera meridional, depende de los trabajadores migrantes guatemaltecos, la mayoría de los cuales son contratados y empleados de manera informal para recolectar y preparar su café de alta calidad destinado a la exportación.

Pero este año, la crisis provocada por la pandemia de covid cerró las fronteras y complicó la cosecha de septiembre.

Al mismo tiempo, en Huehuetenango, un pueblo fronterizo de Guatemala, Manuel Rosales espera ansioso recibir noticias de los contratistas informales (enganchadores) para saber si y cuándo podrá cruzar la frontera e ir a México para el trabajo agrícola, estacional e informal.

A él y a sus colegas les preocupa que las restricciones relacionadas con la pandemia puedan significar que no haya trabajo o que las condiciones de trabajo o los salarios sean peores.

Este tipo de migración estacional, informal es particular de las zonas fronterizas lo cual hace difícil regular y garantizar buenas prácticas de contratación. La contratación informal es común en el sector agrícola de la región y se lleva a cabo a través de redes informales, como familiares, conocidos o los enganchadores.

EL ESTUDIO

Carolina Rivera Farfán, doctora en antropología social por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), presentó la investigación “Trabajadores transfronterizos en el Soconusco. Situación laboral en el sector agrícola en tiempos de pandemia”, en la que confirma que las personas guatemaltecas que trabajan en Chiapas lo han hecho en la precariedad y con graves violaciones a sus derechos humanos, condición que se agravó con la pandemia.

La investigadora expresó que el trabajo fue realizado durante la pandemia por covid-19, con el objetivo de abordar la migración transfronteriza y exponer la condición en que desempeñan los trabajadores agrícolas provenientes de los departamentos de San Marcos y Huehuetenango, Guatemala, insertos en plantaciones de café, plátano y caña de azúcar del Soconusco.

En la investigación se registraron tres modalidades de desplazamientos:

  • Migración temporal: de trabajadores que no cambian su residencia habitual y regresan a su localidad de origen en Guatemala después de un periodo de trabajo fuera. Van una o dos veces por año y lo hacen regularmente en tiempo de cosechas. Destaca el trabajo en plantaciones de café y caña de azúcar.
  • Migración circular: trabajadores que van y vienen en reiteradas ocasiones entre el lugar de origen y destino y se emplean comúnmente en la construcción, comercio y servicios; plantaciones de papaya, así como quienes realizan trabajo por cuenta propia.
  • Movilidad diaria: trabajadores que siguen viviendo en su localidad de origen y no cambian su lugar de resistencia. Cada día cruzan la frontera para trabajar en localidades vecinas. Son trabajadores fronterizos guatemaltecos, que suelen hacer movilidades diarias de poca duración (plantaciones de plátano y venta ambulante).

Rivera Farfán puntualizó que son trabajadores con baja escolaridad, un primer grupo tiene entre 15 y 20 años y el segundo entre 30 y 49 años; en las plantaciones agrícolas mayoritariamente son hombres mientras que en el trabajo doméstico son exclusivamente mujeres.

En cuanto al salario, dijo que es bajo, siendo el cultivo del café el que peor se paga. Además, en este hay una cultura de apego al patrón o al dueño de la finca, las plantaciones se ubican inmersas en la montaña y no es común que los trabajadores viajen a las ciudades, a diferencia de las plantaciones de plátano que se encuentran cerca de ellas.

Por otro lado, la comida es limitada y se descuenta del sueldo; el 99% no cuenta con servicios de salud, el 98.60% no tiene vacaciones y el 97.90% no tiene aguinaldo; el hospedaje se ofrece en grandes bodegas en donde todas las personas son acomodadas y justamente en el contexto de la covid se ha vuelto un problema mayor por el hacinamiento y los espacios precarios.

La investigadora explicó que la precariedad laboral está en todos los aspectos desde lo económico, temporal, social, organizacional, bajos salarios, falta de acceso a servicios de salud, hasta el consumo de drogas para soportar las cagas de trabajo. A toda esa precariedad histórica y permanente se sumó la llegada del covid-19 y no había condiciones para enfrentarlo.


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