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Tumba que concede deseos a cambio de cerveza y cigarros

Pobladores aseguran que pese a haber fallecido quiere seguir de fiesta, por lo que a cambio de una cerveza o un cigarro te hace un milagrito

Escrito en ESTADOS el

En Hermosillo, Sonora, existe una tumba que, pese a los años, se mantiene en buen estado. Gente de varios lugares va a visitarla, la cuida y hasta le deja un regalo. La razón: dicho sepulcro concede deseos.

La única condición que te pone la tumba, es que le den en ofrenda cerveza o cigarros.

La tumba está en medio de la nada, rodeada de árboles y maleza, a unos tres kilómetros del ejido el Carmen.

La leyenda

La historia señala que hace 55 años, una pareja de ancianos, Doña Clarita y Don Pancho llegaron a vivir al ejido El Carmen.

Mientras Don Pancho trabajaba en un rancho ganadero, su mujer se dedicaba al hogar, pero a su vez le gustaba disfrutar de un par de tragos de cerveza y un buen cigarro.

Doña Clarita era conocida por los habitantes del ejido así como por las comunidades vecinas, porque, pese a su edad, le gustaba andar de fiesta.

Sin embargo, un día, con unas copas de más, la anciana, que se encontraba en San Miguel de Horcasitas, tomó un camión hacia El Carmen.

Ya en el ejido, se desorientó y tomó un rumbo equivocado por lo que se perdió.

Ante la ausencia de su esposa, Don Pancho comenzó la búsqueda de Doña Clarita con varios de sus vecinos.

Pasaron los días y la mujer no aparecía. Transcurrió el tiempo, sin precisar cuánto, para que encontraran los restos de Doña Clarita.

Decidieron que la mujer fuera enterrada en el lugar donde la hallaron.

Pobladores aseguran que pese a haber fallecido quiere seguir de fiesta, por lo que a cambio de una cerveza o un cigarro te hace un milagrito.

Los milagros

En el año 2000, en el kilómetro 15 de la carretera a San Miguel de Horcasitas se construyó el campestre “El retiro” y la tumba quedó dentro de la circunferencia del lugar.

El propietario del lugar, motivado por la historia de los milagros, decidió pedirle agua para el campestre, posteriormente, la sorpresa fue cuando pudo construir un pozo para abastecer todo el predio.

Ante ello, la tumba quedó en el lugar y decidió no vender esa parte del terreno, e incluso le puso Santa Clara a la calle donde se ubica.

A pesar de los años la tumba continúa en el mismo lugar donde fueron encontrados los restos de la festiva mujer, conservada por el arreglo de quienes creen en ella.

La última morada de Clarita se engalana con flores y otras ofrendas, pero las principales siguen siendo los cigarros y la cerveza, para que aun en medio del monte, ella siga la fiesta.

Con información de El Sol de México