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Tres relatos sobre como se vivieron las clases virtuales

Son las palabras de Roxana, tiene que dividir su tiempo con sus dos hijos para hacer las tareas. Dos madres más confiesan como vivieron las clases virtuales

Escrito en GUANAJUATO el

La voz de Roxana suena como si estuviera cansada, del otro lado del teléfono confiesa que aún tiene tareas pendientes con sus hijos. Pasa de las 2 de la tarde y tiene que dividir su tiempo en hacer de comer, limpiar la casa y estar atenta al celular, porque le llegan las actividades escolares por WhatsApp o Facebook.

“A mí se me hicieron un poco estresantes las clases. Eso de ser maestra, mamá y ama de casa a la vez es muy pesado. Fue buena idea, nadamas que a veces si se pasaban con tanta tarea, tanto trabajo”.

Roxana es mamá de dos hijos. Diego tiene 7 años y Gael 5. Ambos cursan la Primaria. Todos los días reciben tareas, actividades que tienen que entregar al día siguiente. Roxana platica que las mamás están en contacto con la maestra a través de un grupo de WhatsApp. Ahí les envían los trabajos que tiene que hacer con sus hijos.

Los pequeños han tenido que trabajar en casa desde el mes de marzo, cuando se registró el primer caso de Covid-19 en Guanajuato 



A esto se agrega el encierro en cuatro paredes y la prohibición de salir de casa. Así es el ciclo escolar en tiempos de pandemia.

“Al final de cuentas lo hicimos, sí estuvo un poco pesado, yo digo que ya fue suficiente. Qué bueno que mañana es último día, porque yo hoy todavía tuve actividades. Pero pues uno tiene más ocupaciones, como salir a trabajar. Si nada más te dedicaras a eso pues estaría bien, pero no es así”, cuenta Roxana.

Así como ella hay otras mamás que tienen que salir a trabajar, para ellas las clases virtuales han sido todo un desafío. Como el caso de Laura, una estilista que aprovecha el poco tiempo de su día para ayudarle a su pequeño Sebastián, de 5 años. La diferencia es que su esposo está todo el día en casa, y él le ayuda.

“Creo que el niño no aprende igual que en la escuela, de repente me dice mi esposo: es que yo no soy maestro, no sé cómo explicarle, ni como decirle”, cuenta Laura mientras le tiñe el cabello de una clienta.

Laura atiende su estética todos los días, su esposo le ayuda la mayor parte del tiempo con las tareas de su hijo

El reto entró por la puerta grande. Laura y su esposo tuvieron que pensar en un una estrategia que mantuviera atento a su hijo, y usaron el método educativo Montessori. Ahora lo ponen a jugar con fichas, a contar billetes, a construir objetos con arena, y otras actividades que parezcan un juego, pero que lo hagan aprender.

“Mi esposo se despierta con él y empieza a trabajar desde las 10 de la mañana. No hay recesos, más que para comer a las 2 de la tarde. Después de hacer la pausa yo creo si terminamos como a las 7. Como yo estoy aquí en la estética él me ayuda ahorita, dice que sí se ha desarrollado más”.

Estas son las fechas importantes para el ciclo escolar, según la Secretaría de Educación de Guanajuato 

Mientras toma el cabello de su clienta, Laura dice que no todo es malo. Confiesa que las clases en línea también la han acercado a Sebastián. “Lo hemos visto más vivito, porque en la escuela como que le faltaba la otra parte del juego. Esa parte de estar más cerca de mi hijo me ha ayudado”.

A unos pasos de la estética de Laura vive Rocío, una maestra de Preescolar que también es mamá. Abre su puerta y nos platica como ha sido ayudar a sus hijos con las tareas y preparar las que va mandar a sus alumnos, a la misma vez.

Todos los niveles de educación básica de escuelas públicas y privadas tuvieron que acatar las ordenes de la SEG, el ciclo acabó en casa 

“La maestra no nos envía los trabajos por whats, se descargan, imprimimos las hojas y nos ponemos a trabajar con ellos. Sí nos ponen un límite de horario para entregar los trabajos, de mi niña entregamos las evidencias cada semana semana, de mi hijo pues diario”.

Rocío es madre de dos hijos: Jonathan de 12 años y Victoria de 6 años. A pesar de las diferencias de edad, ella tiene que acoplarse a las tareas que le mandan los profesores. Por un lado, el adolescente está viendo temas de aritmética, mientras que la pequeña apenas comienza a leer.

“Al más grande no le gusta que esté tanto con él, me dice: no, yo quiero ir a la escuela. Independientemente de eso, lo siento conmigo. Ahí convivo con él, siento que es una cercanía más. Con la niña igual, me siento a trabajar, a lo mejor a manera de juego”.

Cada alumno tiene acceso a una cuenta educativa 

 

Mientras hace las tareas junto a sus hijos, planea las actividades que va mandar para sus alumnos de kínder. Juega doble papel en la misma casa. Entre risas Rocío se pregunta ¿de verdad los niños estarán aprendiendo? Estar en casa podría ser sinónimo de distracciones.

“Si llega un momento en que dices: es más pesado. Porque no sabes si realmente el niño hizo la tarea como debía de hacerla. Te preguntas como se va ir el niño para el próximo ciclo. Te entregan trabajos, te entregan evidencias pero no es algo que a ti te conste que el niño de verdad esté aprendiendo”.

Los tres casos son diferentes. Roxana se enfrenta a las tareas de la casa y a lavar los trastes. Laura tiene que ir a su estética a pintar y cortar cabello. Rocío es maestra y tiene que pensar en las actividades para sus alumnos. Las tres tienen algo en común: intentaron sobrevivir al ciclo escolar.

Su aventura se termina mañana, es el último día de clases para los estudiantes de educación básica,  de acuerdo con la Secretaría de Educación de Guanajuato. Pero aún quedan dos semanas de evaluación, del 8 al 19 de junio. En este periodo se aplicarán exámenes y registro de calificaciones. Si la pandemia lo permite, el regreso a las aulas será el próximo 10 de agosto.