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Trata en Tlaxcala: un secreto a voces que no se persigue

Impunidad, corrupción y un amplio permiso que los tratantes tienen con autoridades locales, ha provocado la normalización de dicho delito

Escrito en ESTADOS el

Mara tomó una unidad de Cabify para ir a su casa tras una noche de fiesta. Pero nunca llegó. Investigaciones de la fiscalía de Puebla, así como sospechas de la familia de la joven de 19 años, indican que la menor se encuentra en Tlaxcala, siendo víctima de una red de trata.

El conductor de la unidad y principal sospechoso de la desaparición está detenido, entonces ¿por qué aún no se sabe nada del paradero de Mara?

La impunidad, corrupción y amplio permiso que los tratantes tienen con autoridades locales, así como la normalización de dicho delito en la zona responderían esa pregunta.

“En los municipios del sur [De Tlaxcala], empezamos a ver enormes casas, autos de lujo, se protege al padrote” declaró el periodista Eduardo Dávila a un medio local en un reportaje al respecto.

“[Al tratante] se le respeta en el pueblo. Las autoridades conviven con ellos, tratan de ocultarlo” agregó.

Pese a que se reconoce la presencia de familias completas de tratantes en la entidad tlaxcalteca, esta no aparece en los primeros lugares en número de personas detenidas relacionadas con la trata de personas, ni se reporta algún número de víctimas, según el informe “Trata De Personas En El Estado De Tlaxcala: Una Mirada Integral”.

En contraste, si surge en los primeros lugares en procesos judiciales abiertos por dicho delito, así como por personas sentenciadas en materia.

Esto significaría una carente persecución del delito en la entidad y la posibilidad de una colusión con las autoridades, lo cual coincide además con el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República, como con datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), indican que Tlaxcala es un foco rojo para practicar con impunidad la trata de mujeres.

“Se ha naturalizado para la población en general un dramático comercio sexual, que ha maquillado uno de sus indicios reciclados: la trata de personas con fines de explotación sexual, disfrazado de una especie de labor o trabajo de índole sexual donde muchos actores son beneficiados y las mujeres en situación de prostitución son explotadas libremente”, menciona sobre Tlaxcala, por su parte, el Diagnóstico Integral del Programa Nacional de Prevención de la Violencia y la Delincuencia 2016 (Pronapred), realizado por la Secretaría de Gobernación (Segob).

La Segob añade que en el municipio capital de Tlaxcala 32.8% de las mujeres sufren violencia sicológica; 28%, violencia física; 19%, violencia económica; 14.9%, padecen violencia patrimonial y 16.8% son agredidas sexualmente.

“Tlaxcala y una parte de Puebla tienen familias enteras que se dedican al negocio de la trata de personas. Estas normalizaron esta conducta así como la violencia hacia las mujeres, las niñas y los niños. No lo ven como un delito porque es su forma de sobrevivir”, señaló Areli Rojas, de la Fundación ¿Y quién habla por mí?, en una entrevista para El Universal.

Por su parte, el antropólogo Ricardo Romano sentencia: “[Los padrotes] son de comunidades marginadas, a quienes repente se les abre la oportunidad de estar en un negocio redondo. No son seres con mentalidad de criminales, son seres normales que encontraron una forma de subsistir”.

“Trata De Personas En El Estado De Tlaxcala: Una Mirada Integral”, precisa el perfil de victimas y clientes.

El perfil de las víctimas de trata son mujeres, desde menores de edad hasta jóvenes adultas, con niveles bajos de escolaridad o analfabetas, en situación de pobreza, con antecedentes de violencia física y sexual en su familia, con hijos o dependientes económicos, solteras y en algunos casos con adicciones.

En cuanto a los clientes, razón por la que existe este delito, son: Hombres ávidos de determinadas atenciones que su esposa (o compañera habitual) les negaría, tímidos solitarios para quienes la única mujer abordable es la prostituta, aquellos que necesitan mantener una estricta disociación entre el sexo y el sentimiento que temen que su mujer se familiarice con el goce sexual, acomplejados que temen a las insatisfacciones y comparaciones que pudiera verbalizar una compañera no retribuida,  personas que necesitan disfrutar de vez en cuando de la transgresión, pequeños perversos vergonzosos que buscan realizar deseos voyeuristas, fetichistas o sadomasoquistas.

Los informes consultados concluyen que al tratarse de un ilícito que se ha permitido y arraigado en el colectivo de los lugares donde prevalece, hay que decir que no será fácil ni inmediato que se pueda erradicar, no obstante por estas mismas características, se requiere de una serie de acciones permanentes que contribuyan en la modificación de estas prácticas, modificaciones que se verán reflejados a largo plazo.