Main logo

Tlahuelilpan, el dolor y la incertidumbre siguen vivos a un mes de la tragedia

En las casas el luto aún es visible: moños negros colocados en las puertas, rezos novenario y en las calles, las fotografías de los desaparecidos

Escrito en ESTADOS el

Trece cruces, y junto a éstas ramos de flores, fueron colocadas en la canaleta donde cruza el ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) que explotó el 18 de enero en la localidad de San Primitivo, Tlahuelilpan.

Diecisiete más están al fondo, donde peritos acordonaron el primer perímetro, por donde la columna de fuego que ha dejado 131 muertos –hasta la última actualización del gobierno federal– se levantó tras el estallido de una toma clandestina.

Desde 2010, Tlahuelilpan alertó contra riesgos de ductos

A un mes del siniestro, por el cual también quedaron 170 huérfanos de alguno o ambos padres, el pueblo continúa enlutado, con un panteón sin capacidad para más ataúdes, con 52 restos humanos sin identificar, 69 carpetas de investigación por el mismo número de personas que no han sido localizadas y con la extracción ilícita de hidrocarburo que sigue en la región, reconoció el alcalde Juan Pedro Cruz, quien, además, aceptó que su corporación municipal es superada en poder armamentístico y número ante los huachicoleros, ya que sólo cuenta con 40 oficiales, veinte por cada turno.

(Foto: Áxel Chávez)

Junto a las 17 cruces, deudos cavaron una fosa en la que sepultarán los hallazgos que no fueron integrados como evidencia para reconocer restos humanos; asimismo, removieron tierra de los puntos negros que quedaron en el predio, marcas de donde el personal de la Procuraduría de Justicia del Estado recogió cadáveres el 19 de enero, porque creen que en ellos pudieron quedar cenizas humanas.

En ese lugar, informó el párroco del Templo Nuevo, José Marcelino Valdez, quien ha oficiado misas por 32 fallecidos en la explosión, se tiene el objetivo de construir un Memorial de Víctimas, para el cual poseen un anteproyecto; en tanto, afirmó que el municipio negocia con el dueño del terreno para que permita la edificación.

“Pedimos que se instalará la primera cruz, una cruz que sólo dice Tlahuelilpan. Después las familias, en su devoción, han ido poniendo más cruces. Estamos pensando en hacer algo: la tierra, como sea, queda marcada con la sangre de los cuerpos que se consumieron, casi calcinaron, entonces se tiene que hacer algo en memoria y con respeto a la tierra y las personas que ahí fallecieron”

Las familias, frente a las cruces, rezan y recuerdan a sus muertos; en el memorial, los nombres de todos estarán escritos en los muros y al centro se erigirá una cruz.

Un hombre mayor, que busca a su hijo de 19 años, recarga sus brazos sobre una pala junto a la fosa. No ha decidido aún colocar una cruz en el predio porque no tiene un cuerpo, ni restos para sepultar.

(Foto: Áxel Chávez)

Si su hijo estaba junto a la canaleta, cuando el estallido, la llama lo consumió, dice, con un matiz triste, con el semblante decaído, pero en pie para seguir buscando; después añade que si corrió con el cuerpo encendido, está en la morgue de Pachuca.

“El dolor ha golpeado el corazón de la gente, no sólo los afectados, sino en general. Yo veo en un pueblo generalizado el sentimiento, la pena, pero dispuestos a acompañar. Se ve mucho este gesto de la compasión, de mirar el dolor del hermano y la actitud de la cercanía, de la oración”, expuso en presbítero Marcelino Valdez.

En las casas el luto aún es visible: moños negros colocados en las puertas; cartulinas en las que se invita a rezar el novenario. En las calles, las fotografías de los desaparecidos. El dolor sigue vivo, porque la herida está abierta.

bl