Escrito en
ESTADOS
el
La ejecución del morelense Egdar Tamayo, programada para el próximo 22 de enero, y la cual en varias ocasiones ha recibido el rechazo del gobierno de Texas a la decisión de la Corte Internacional para reponer el proceso judicial del mexicano, consolida a dicho estado de la Unión Americana como la ínsula del racismo y el autoritarismo.
Así lo consideró este lunes el gobernador morelense Graco Ramírez, quien señaló que el caso de Tamayo, sentenciado en noviembre de 1994 por la muerte de un policía, “ilustra perfectamente el trato injusto que reciben nuestros connacionales en Estados Unidos”.
Esto, según apuntó, porque Tamayo no fue informado de su derecho a recibir ayuda consular cuando fue detenido, el cual está garantizado por la Convención de Viena.
En conferencia de prensa, señaló que el consulado mexicano se enteró del caso una semana antes del inicio del juicio, por lo que no tuvo oportunidad de realizar gestiones necesarias.
Asimismo, el mandatario estatal sostuvo que el estado gobernado por Rick Perry “hace gala de su herencia esclavista por lo primitivo de sus acciones”, y acusó que “en pleno siglo XXI no se justifica la soberanía de un estado como pretexto para violentar los derechos humano”.
Por ello, solicitó al presidente Enrique Peña Nieto que en su próxima reunión con el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, y el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, proponga incluir en el Tratado de Libre Comercio (TLC) una cláusula relativa a la defensa y protección de los derechos humanos de los migrantes.