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Tala clandestina, incendios y sequía, la devastación que vive Chiapas

Chiapas atraviesa uno de sus peores momentos en la preservación del medio ambiente, y expertos aseguran que, de seguir con la devastación de recursos naturales, tendremos un panorama dramático y desolador en 2050

Escrito en ESTADOS el

En los últimos tiempos, la geografía chiapaneca ha vivido uno de sus peores momentos en cuanto a la tala inmoderada, y prueba de ello es que, de acuerdo con datos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), alrededor del 90 por ciento de la madera que se comercializa en nuestro territorio proviene de una práctica ilegal o clandestina.

Tanto daño ha causado esta práctica que, según datos de la Secretaría del Medio Ambiente local, al año se pierden por lo menos 65 mil hectáreas de masa forestal debido a varios factores como las actividades agropecuarias y, desde luego, los incendios de bosques, los cuales afectaron más de 31 mil 100 “ha” solo en este año.

Las repercusiones, según la dependencia y expertos en la materia, está a la vista con el llamado cambio climático: en la actualidad 18 municipios, de los 124 con los que cuenta Chiapas, padecen de sequía grave, sin embargo, de enero a la fecha la cifra de localidades que sufren por la falta del vital líquido alcanzó al menos a 80 o 90; en el 2018 fueron 40.

Además, advierte la secretaria del Medio Ambiente, María del Rosario Bonifaz Alfonzo, a esto se le suman tornados en sitios donde antes no había, como San Cristóbal de Las Casas, o inundaciones, u otro tipo de fenómenos “atípicos”.

Pero esta crisis climática tiene su “raíz”. Con base en una fuente extraoficial, otro dato “estremecedor” es que ni esa misma dependencia sabe en estos momentos cuánta madera legal circula por los 800 negocios como aserraderos, madererías y carpinterías que cuentan con la autorización correspondiente para operar en Chiapas.


Ecocidio, una omisión en los gobiernos de Sabines y Velasco

Aunque el problema del “ecocidio” de los bosques y selvas se remonta, según expertos y las mismas autoridades, a los años 70’s, el asunto se agravó durante los dos últimos sexenios que encabezaron los gobiernos de Juan José Sabines Guerrero y Manuel Velasco Coello.

“La tala ilegal siempre ha existido, pero nunca había llegado a los niveles de los últimos 12 años, pues los gobiernos fueron muy tolerantes”, deja en claro René Gómez Orantes, presidente de la asociación civil Bosques y Gobernanza.

(René Gómez Orantes)

Para él, si se registró un fracaso en este tema no solo recae en la Profepa, sino que las causas son múltiples y al final de cuentas “la responsabilidad” es de todos los actores inmersos en la política.

“Porque uno de los problemas que encontrábamos es que si acudías a la Conafor a denunciar cuestiones de tala, te decían que eso le competía a la Profepa, o acudías a la Semarnat, y también te mandaban a la Profepa”, lamenta el también representante de la organización de Silvicultores de los Cuxtepeques.

Los municipios con foco rojo

Con base en datos obtenidos de habitantes de la comunidad Betania, municipio de Teopisca, en la región Altos de la entidad, se evidenció que a diario, entre 40 y 50 camiones “repletos de trazas” salen hacia otros destinos de la entidad para su comercialización. Además, otro “foco rojo” en la actualidad es Comitán y localidades aledañas de la región Fronteriza, donde los talamontes “no han tenido piedad” de los ecosistemas.

De acuerdo con el Centro de Investigaciones con Visión para Mesoamérica de la Universidad Autónoma de Chiapas, en las últimas décadas el estado ha perdido esa gran cantidad de masa forestal producto no solo de los “ecocidas con motosierra”, sino del crecimiento de la mancha urbana y de otras actividades como la agrícola y la agropecuaria.

Al respecto, Vicente Castro Castro, investigador de dicho centro, explica que la tala clandestina se amplió de una manera preocupante, y ahora los bosques son amenazados con más fuerza, aun aquellos que están en áreas naturales protegidas (ANP’s), panorama que también es similar en el proceso de desarrollo y aprovechamiento forestal oficial o regulado, “porque ahora ya talan en plantaciones forestales privadas”. 

La problemática que ya se vive, asevera, es el impacto en la erosión de los suelos, debido a que no se ejecutan actividades complementarias de reforestación, lo que conlleva a la pérdida de hábitats, de biodiversidad y de la capacidad de capturar carbono para contribuir a la mitigación del cambio climático.

Para él, dice, el problema se ha agravado porque además no existe un plan de desarrollo urbano, por lo que las urbes han crecido de manera desordenada y a costa de todo; “no existe esa regulación adecuada, entonces hablamos de varios factores”.

A esto se le suma, según el especialista, la situación con los incendios que se generan por un mal manejo de fuego en el sentido de los terrenos agrícolas.

Los Ocotones y Monte Sinaí, las comunidades que luchan contra ecocidios

En Chiapas, pocas son las comunidades que se han concientizado para conservar sus bosques y selvas. Algunos de esos casos son Los Ocotones y Monte Sinaí, territorios enclavados en el municipio de Cintalapa, cuyos habitantes han empleado otras técnicas y herramientas para un aprovechamiento sustentable.

Es decir, este ejemplo de buen manejo forestal se registra en mil 100 hectáreas del ejido Monte Sinaí y 2 mil 500 más en el predio particular Los Ocotones, ambos certificados a nivel internacional.

Juan Carlos Franco, director de “Cecropia, soluciones locales a retos globales” AC, aclara que son modelos de cómo cuidar el medio ambiente, pues aprovechan la madera de una forma legal y permiten que el bosque se regenere, “hemos hecho algunos estudios del impacto positivo, y se resalta que generan grandes ingresos, hay fuentes de empleo, entre otros”.

Sólo en Los Ocotones desde el año 2012, destaca el especialista chiapaneco, se crean alrededor de 150 empleos directos, “y en el lenguaje de cambio climático que utilizamos, se captura una importante cantidad de gas tipo invernadero”, lo que ayuda en gran medida a los ecosistemas.

Además, comentó que se trabaja fuerte con la Asociación de Silvicultores de la zona, es decir que la labor se extiende a por lo menos 19 ejidos más, equivalentes a cerca de 25 mil hectáreas.

Con esto se permite que la misma naturaleza se regenere con técnicas de ingeniería forestal, es decir se aprovechan, a través de distintos tratamientos y cortes, árboles de una superficie de tal manera que no se comprometa la existencia de un bosque, detalla.

De hecho, en Monte Sinaí los productores cambiaron desde el 2014 su modo de práctica de agricultura y ganadería por una forestal que les genera mayores ingresos económicos, acciones que ha monitoreado la propia Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Lo más importante de estos casos es que son los mismos dueños de las tierras quienes están involucrados en el proyecto, es decir familias que fueron desplazadas de los Altos de Chiapas y hoy prácticamente generan la economía para todo el ejido y no sólo eso: se busca replicar sus prácticas en toda la región.

En ese sentido, para Sandra Urania Moreno Andrade, profesora investigadora del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), lo que preocupa en la actualidad es el desmonte reciente para ocupar espacios para la agricultura. 

 (Sandra Urania Moreno Andrade)

Ante este “ritmo”, advierte que en Chiapas ocurriría una situación similar a la de Michoacán, como los “umbrales del deterioro”, es decir que ha habido un serio daño de los recursos naturales, como los forestales, “hay una subestimación del tráfico ilegal de maderas, porque observamos poco, pero la devastación es más importante”.

Por ello, opina que se tiene que reforzar de nueva cuenta todo el mecanismo para que las instancias que antes aprobaban o no los aprovechamientos forestales, se refuercen y se aplique la ley, porque no es posible —enfatiza— “que se siga con una mirada a medias, con una miopía por parte de esas autoridades”.

Para los expertos, como René Gómez Orantes, es urgente y necesario estimular a las comunidades, sobre todo indígenas, que tengan bosques y que cuenten con las posibilidades de aprovechamiento.

Incluso, la secretaria del Medio Ambiente en Chiapas refiere que todo el peso de la responsabilidad no solo debe caer encima del Estado, sino que también es del responsable de la tierra, “por eso urge cambiar la agricultura, o meter mano dura a los que queman, porque para el 2050, de seguir con la devastación de recursos naturales, tendremos un panorama dramático, desolador”.