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Tabasqueñas mantienen abierto comedor comunitario que cerró la 4T

Luego de que el gobierno federal cancelara el programa, un grupo de paisanas del Presidente se organizaron para seguir alimentando a quienes menos tienen

Escrito en ESTADOS el

VILLAHERMOSA (La Silla Rota).- Aunque el gobierno lopezobradorista desapareció el Programa de Comedores Comunitarios, un grupo de paisanas del presidente Andrés Manuel López Obrador se resisten a cerrar uno de estos centros de comida ubicado en la popular colonia Gaviotas, de esta capital y que mantienen abierto con sus propios medios.

Desde hace ocho meses cuando la nueva Secretaría del Bienestar, antes Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), les informó que desaparecía el programa, las voluntarias cocineras se organizaron para continuar con el funcionamiento del Comedor y la elaboración de alimentos para venderle a personas de escasos recursos.

Sin embargo, tuvieron que subirle el precio al desayuno y la comida, 15 y 25 pesos, respectivamente. Cuando la Sedesol les entregaba una dotación de víveres cada mes, principalmente enlatados y soya, la cuota para quienes llegaban al Comedor Comunitario 27-0001, el precio era de 5 pesos cada plato de comida.

El de Gaviotas — colonia de Villahermosa con mayor violencia por inseguridad—, es de los escasos Comedores Comunitarios que permanecen en servicio, pues la mayoría cerró a inicios de año, de cinco mil 500 que a nivel nacional estableció la Sedesol, como parte del Sistema Nacional de la Cruzada Contra el Hambre (SINHAMBRE).

Carmita Herrera, representante de lo que ahora es el “Comedor Económico”, recuerda que el último mes que operaron con Sedesol atendían a 95 abonados diarios, todos ellos con el común denominador de ser gente de escasos recursos y desempleados, además de discapacitados, de la Tercera Edad, incluso a un migrante.

“Era de una gran ayuda para esas personas de escasos recursos, en su mayoría hombres”, recuerda doña Carmita, quien cita que hace cinco años cuando inició el Comedor eran 20 cocineras a quienes les pagaban en especie, con comida.

Ahora solo cinco mujeres están al frente, pero igual descendió el número de personas que acuden a tomar sus alimentos, a pesar de que aún con los nuevos precios les resulta más barato que acudir al mercado de Gaviotas, cuyo centro de abasto se ubica junto al Comedor Económico y donde la media orden de una comida tiene el costo de 40 pesos.

Carmita Herrera dice que para poder mantener bajos precios tienen que administrar de la mejor manera el dinero en la compra de víveres, pero el mayor obstáculo lo tienen con el recibo de luz pues es lo que más recursos les absorbe, pues la CFE les aplica la tarifa comercial denominada Pequeña Demanda en Baja Tensión (PDBT).

Caso contrario, ocurrió en el Comedor Comunitario de Villa La Venta, donde las cocineras voluntarias lamentaron que el gobierno federal encabezado por sus paisano haya cerrado este programa de la exsedesol, y que ellas no pudieron continuar como sus homólogas de la colonia Gaviotas.

Es una pena que se haya eliminado ese apoyo alimenticio que se otorgaba a población necesitada, sostiene doña Isidra Álvarez Rodríguez, excocinera voluntaria en esa comunidad del municipio de Huimanguillo.

Era algo que le servía al pueblo, pues se beneficiaban con comida económica, desayuno y comida por cinco pesos cada uno

Diariamente más de un centenar de personas se arremolinaban a ingerir sus alimentos en este Comedor Comunitario de Villa La Venta, comunidad donde se ubica un complejo petroquímico y marcada actividad petrolera en sus alrededores.

Las voluntarias defienden ese programa enmarcado en la Cruzada Nacional Contra el Hambre, pues consideran que era benéfico en Tabasco, entidad que se ubica en el quinto lugar nacional con mayor población en pobreza extrema, con 12.3 por ciento, de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Además en los últimos cuatro años, a raíz del desplome de la actividad y precios petroleros, la entidad registra la tasa nacional más alta de desempleo, y así continúa pues en el segundo trimestre de 2019 observó la mayor tasa de desocupación con 7.3 por ciento.

El octogenario Faustino García Guzmán, quien acude a desayunar y comer al Comedor Comunitario de Gaviotas, desde el primer día que abrió hace cinco años, espera que ese negocio pueda operar de manera permanente.