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Suzury, la enfermera víctima de covid y discriminación en Morelos

La enfermera que fue contagiada en su trabajo, ahora es víctima de discriminación por los habitantes de su localidad, quienes intentaron sacarla de la colonia

Escrito en ESTADOS el

En Morelos una enfermera del Hospital Regional del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Cuernavaca fue contagiada de covid-19 en su zona de trabajo y, además de enfrentar la enfermedad, durante todo su proceso fue víctima de discriminación en su localidad. Ahora que se ha recuperado ha tenido que soportar rechazo en el transporte público y una campaña de desinformación -orquestada desde un programa de radio local- que la pone en riesgo a ella y a su familia. 

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Suzury tiene 32 años de edad, es originaria de Tlaquiltenago -un municipio al sur de la entidad- y trabaja como enfermera desde hace varios años en el IMSS. 

Desde que supo de la pandemia tuvo claro el riesgo que corría –como toda la población – pero aún más porque su centro de trabajo se convirtió en el epicentro de la enfermedad.

Ella estaba asignada al área de urgencias de adultos en el turno de la noche, sitio donde, según dijo, solo les brindaban un cubrebocas debido a que, en apariencia, no recibían pacientes de coronavirus. 

El 24 de marzo, al iniciar su turno, recibió un paciente con diagnóstico de neumonía. Unas horas más tarde le informaron que ese paciente quedaba como sospechosos de covid, luego de observar con atención unas placas que le tomaron por protocolo. Inmediatamente fue reasignado a otra área y le realizaron la prueba. El 26 de marzo confirmaron que el paciente dio positivo a coronavirus.

“Empecé con dolores de cabeza y fiebre”

Suzury supo al instante que estaba en riesgo. Ella, junto con algunas de sus compañeras, expresó a sus superiores su molestia y temor por el descuido del área de Triage. 

Por indicaciones médicas, la enfermera no regresó a su casa para evitar poner en riesgo a su familia (madre e hijos), y optó por refugiarse con su esposo en una vivienda que tienen en otro punto del municipio e inició su monitoreo. Tres días después, Suzury presentó síntomas.

“Empecé con dolores intensos de cabeza y picos febriles”. 

Acudió al hospital más cercano donde le realizaron la prueba y le indicaron mantenerse en aislamiento. 

Por alguna razón la información corrió como pólvora y sus vecinos – en medio de la desinformación y miedo a contagiarse- proponían ir a sacarla de su casa para que se fuera a otra parte y  evitar que los contagiara.

“Yo me enteré porque la prima de mi esposo me llamó y me dijo: Suzury, ya no salgas porque dicen que tiene covid y quieren ir por ti, dicen que te van sacar de las greñas o como sea para evitar que dejes el virus”, narra la enfermera con una marcada indignación en su voz.

El 30 de marzo a Suzury le confirmaron que dio positivo a Sar-Cov-2 y empezó su lucha contra la enfermedad. 

Una cadena de discriminación

Los rumores de la gente provocaron que incluso Lupe, su esposo, fuera rechazado de la obra donde trabajaba como albañil.

“Yo estaba aislada y no tenía contacto con mi esposo, yo estaba encerrada en una habitación, pero tuvo que dejar de ir”.

La inconformidad y la molestia crecía entre sus vecinos y recurrieron a las autoridades municipales para exigirles que la enfermera contagiada fuera llevada a otro lugar para evitar la propagación del virus. 

Por fortuna las autoridades municipales actuaron de manera proactiva y determinaron apoyarla con alimentos y lo que requiriera para su tratamiento y mandaron una patrulla para su seguridad. 

Un mes después, el 23 de abril, la enfermera fue dada de alta. Y el 23 de mayo fue reincorporada a sus actividades en el hospital.

Pero su sorpresa fue que al salir las miradas penetrantes de las personas de la región la seguían, todos la evitaban e incluso en una ocasión un operador del trasporte público se detuvo cuando ella le hizo la parada “pero al verme con el uniforme optó por cerrar la puerta y seguirse de largo”, añadió. 

Esas actitudes la hacían sentir “incomoda, enojada y triste, porque yo me contagie por mi trabajo y como a cualquier persona le puede pasar”. Pero lo peor estaba por venir.

“Empecé a recibir llamadas de mi familia y amigos donde me decían “covid”  y me saco  de onda pero no hice mucho caso hasta este sábado, pase a comprar a la tienda y yo escuche en la radio ( en un programa de radio de la región)  que la señorita Chely decía mi nombre, mi dirección y  decía que no tenía ética porque si tenía covid, como me atrevía a salir a la calle y a ir a comprar cosas”, dijo. 

Suzury considera que esa información equivocada la pone en riesgo a ella y a su familia,  por ello, lanzó un S.O.S a las autoridades del IMSS y de Servicios de  Salud Morelos (SSM) para que la apoyen a poner un alto a esa conductora de radio y a que rectifique la información. 

En la familia de Suzury son siete personas -incluida ella- dedicadas a la enfermería y una de sus primas fue agredida en el municipio de Jojutla. A ella una persona desconocida le jaló el cabello y le grito “lárgate qué no sabes que con tu uniforme blanco nos pones en riesgo”. 

 

bl