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Sin rastro: los migrantes que se esfumaron en Querétaro

Los hermanos Reséndiz salieron de Escanelilla con el anhelo de migrar hacia EU, con miras a encontrar el empleo y las oportunidades que aquí no encontraron

Escrito en ESTADOS el

Se cumplieron siete años de su partida. Desde entonces no hay rastro de ellos, no hay investigaciones, no hay certeza para los familiares que  buscan a sus migrantes desaparecidos.

La incertidumbre permea en  toda la familia, el desconcierto prevalece en su madre, en sus hermanos, en sus allegados, en quienes no han sabido de ellos desde aquél 5 de abril de 2010.

A más de mil metros de altitud, con una población de poco menos de 500 habitantes, la comunidad Escanelilla -en el municipio serrano de Pinal de Amoles- no ha vuelto a ver a los hermanos Honorio  e Ismael Reséndiz.

El 5 de abril de 2017 se cumplieron siete años del día en que de Jalpan de Serra partió  un camión con 48 migrantes a bordo, entre ellos nueve queretanos,  recuerda el investigador Agustín Escobar Ledesma,  periodista que ha documentado casos de migrantes desaparecidos.

Honorio e Ismael

Adriana Reséndiz  habla de sus hermanos en pasado, refiere que Honorio e Ismael tenían 19 y 23 años, actualmente cumplirían 26 y 30 años.

“Ellos son mis hermanos, se fueron en el 2010, el 5 de abril. Es muy difícil, porque no hemos tenido nada de información (…) Desde el día que salieron ya no supe nada, mi mamá fue a dejarlos a Jalpan de Serra (municipio de la sierra queretana), de allá salieron, yo ya no supe nada, nunca supimos nada, nada”, testifica.

Los hermanos Reséndiz salieron de Escanelilla con el anhelo de migrar hacia Estados Unidos, con miras a encontrar el empleo y las oportunidades que en Querétaro no encontraron.

María García tiene 62 años. Los últimos siete años los ha dedicado a la búsqueda de sus hijos, una búsqueda incesante desde los primeros días que perdió contacto  con ellos, continúa la indagación pese a las trabas que vivió para interponer una denuncia.

“Mi mamá puso denuncia como a los ocho días de que ellos se había desaparecido, porque decían que no podía ponerse antes, ella puso la denuncia, pero hasta ahorita no hemos tenido la respuesta, siempre han pasado los gobiernos, pero no hemos tenido nada, nada, nada” exclama Adriana.

“Que no se olviden de ellos”

Servidores públicos de diversos niveles de gobierno,  políticos, candidatos,  han pasado por la comunidad –algunos de ellos solo en épocas de campaña- prometen ayuda, pero luego desaparecen, relata Adriana, al mismo tiempo que exige investigaciones reales y efectivas. 

Regidores, diputados, gobernadores han prometido ayuda, pero la promesa solo prevalece en el discursos de las campañas electorales o en el momento del encuentro.

“Lo que queremos es que nos digan algo, ¿por qué se desaparecen? La gente que según nos anda ayudando dejan de hablarnos, no contestan sus teléfonos (…) Luego nos dicen que no se puede hacer nada, que están trabajando, que no hay nada, no dicen gran cosa. Cuando han sido campañas mi mamá ha ido con todos, con los regidores, con los diputados, con el gobernador, pero nada más mientras andan en campaña, luego ya no sabemos nada de ellos, prometen que nos van a ayudar. Lo que queremos es que no se olviden del caso, porque no sabemos nada de ellos”.

Sergio Reséndiz también es hermano de Ismael y Honorio. Él refiere que los políticos –en los que la familia  ve posibilidades para localizar a sus hermanos-  desaparecen, algunos de ellos incluso les afirman que no hay nada que hacer.

“Soy hermano de los desaparecidos, mis hermanos son Ismael y Honorio, desaparecieron en 2010, el 5 de abril (…) Los políticos desaparece, dicen que ya no se puede hacer nada y luego ya no nos contestan (…) Queremos respuesta de algo”.

Los camiones que partieron de la sierra

En la historia documentada de la migración en el estado, las desapariciones masivas que enmarcaron a la Sierra Gorda de Querétaro en 2010 son un referente inédito, relata el investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) Agustín Escobar Ledesma.

De 2010 a la fecha suman más de 80 casos de desaparecidos.  Aquel año, también, marca una diferencia en el modo en que ocurrieron las desapariciones,  presuntamente en manos del crimen organizado, añade el académico.

El 17 de marzo un camión partió de la sierra queretana, a bordo iban 36 personas: 18 queretanos y el resto oriundos de entidades como Hidalgo y San Luis Potosí.

Semanas después, el 5 de abril un segundo autobús con 48 personas a bordo también desapareció. Entre ellos viajaban nueve queretanos, el resto eran oriundos de Estado de México, Guanajuato y Michoacán, hechos documentados en la investigación ´Memoria de nuestros nombres. Migrantes queretanos desaparecidos´,  trabajo liderado por Agustín Escobar Ledesma. 

El primer autobús, el que salió el 17 de marzo,  habría desaparecido en Ciudad Miguel Alemán, Tamaulipas, a un costado del Río Bravo;  mientras que el segundo  a una distancia menor al punto de partida,  en Salinas Hidalgo, San Luis Potosí.

“A partir de 2010 los primeros desaparecidos fueron dos autobuses, fueron desapariciones masivas (…) A partir de esas dos desapariciones masivas, que es un hecho inédito en la migración de Querétaro -desde que históricamente los migrantes han ido a Estados Unidos, que está ubicada a alrededor de los años 1880- cuando salen los primeros queretanos a trabajar a Estados Unidos como muchos otros mexicanos que por vez primera salen a buscar trabajo a aquél país”.

Entre los desaparecidos de los últimos 17 años,  tres fueron encontrados en las fosas clandestinas de San Fernando,  Tamaulipas, detectadas en abril de 2011, refiere el investigador.

Sin investigaciones

Como en los casos de Honorio e Ismael, pareciera repetirse la percepción de las nulas investigaciones. Familiares refiere que las autoridades no han dado seguimiento a las indagatorias,  ni las municipales, ni las estatal,  tampoco las federales, añade  el periodista queretano.

La negligencia empieza desde la negación  o las trabas para interponer la denuncia  por la desaparición, desde el inicio de la problemática comienza el sesgo de las autoridades.

La justicia no se imparte por igual, refiere el investigador, al citar el secuestro del político mexicano Diego Fernández de Cevallos, hecho que ocurrió unas semanas después de  la desaparición de los migrantes. 

“Comparo con el caso de Diego Fernández de Cevallos que en mayo de 2010 fue secuestrado. En cuanto se supo que estaba secuestrado se movilizó todo el estado, es decir, desde helicópteros, hasta el Ejército, policías, unidades móviles, perros, para buscarlo; en cambio, acá aunque las autoridades saben formalmente, oficialmente que existen los casos de los desaparecidos de 2010 acá no han movido un solo dedo (…) (Los familiares) tienen la esperanza de que algún día regresen, aunque hayan pasado, 10, 20 o 30 años”.

Los rumores, un falso consuelo

Entre la comunidad han surgido rumores que dan señas de que sus familiares pudieran estar laborando en otras entidades, en cultivos, pero la experiencia del investigador –que  ha documentado testimonios directamente de los familiares-  explica que este tipo de rumorología suele surgir de estafadores que cobran desde 5 mil hasta 20 mil pesos para dar un falso consuelo.

“Solamente es una creencia, imagino que puede ser una especie de duelo, ante la desaparición, imaginar que sus familiares están vivos (…) muchos de ellos acuden a adivinos, charlatanes obviamente, que los engañan y que les dicen que sus familiares están vinos y los tiene trabajando, de ahí surge ese posible rumor” explica Agustín Escobar Ledesma.

Más de 600 desaparecidos

Desde la década de los cincuenta hasta 2016, el investigador documentó  685 migrantes desaparecidos, información resultada de la investigación ´Memoria de nuestros nombres. Migrantes queretanos desaparecidos, que comprendió de 2013 a 2016, tres años de recorrer los 18 municipios de Querétaro.

En la etapa de recabar  informes han surgido algunos nombres incompletos,  casos en los que se desconoce la identidad  de los desaparecidos, en algunos de ellos no hay precisión del punto del trayecto en el que desaparecieron, casos en los que la última vez que los vieron fue cuando salieron de sus casas.

“Los datos arrojados por la investigación son de 685 casos de personas migrantes desaparecidas. Las primeras están ubicadas en la década de los 50 durante el programa bracero (…) Desde ahí hubo gente de Querétaro que desapareció, aunque la migración era controlada, de todos modos hubo personas que desaparecieron en el trayecto”, añade el especialista en Derecho Comunitario.

Entre los casos recientes, expone el periodista, en enero de 2017 se reportó la desaparición de tres migrantes queretanos, quienes viajaban en un grupo de seis personas, mismos que  fueron secuestrados, pero solo a tres liberaron, del resto se desconoce su ubicación, aunque interpusieron denuncias, no hay resultado de las indagatorias.

“(La desaparición de migrantes) es una realidad oculta, una realidad muy grave, una herida abierta en la sociedad queretana, a la cual ninguna autoridad hasta el momento le ha hecho caso”.

La migración internacional ha incrementado de 175 millones de personas en el año 2000 a 244 millones de personas en 2015, informa la Organización de las Naciones Unidas. El organismo internacional precisa que uno de cada diez migrantes tiene menos de 15 años de edad.

“El atractivo de obtener un trabajo bien remunerado en algún país rico constituye un poderoso incentivo para la migración internacional, y que se ha intensificado a medida que aumentan las diferencias de ingresos entre los países. Esto también se observa dentro del grupo de los países en desarrollo, entre los más pujantes y los menos dinámicos” expone la ONU.

En este contexto, la sierra queretana representa una de las zonas con mayor rezago y población en pobreza del estado, escenario que también se replica en municipios conurbados, escenario que refuerza la migración y expulsión de pobladores que salen de sus tierras natales para perseguir los empleos  y los salarios que ahí no han encontrado.