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Santos, el yucateco que murió deshidratado en el desierto de Texas

Salió con el sueño de cruzar la frontera del norte, pero falleció en el desierto, abandonado por el pollero

Escrito en ESTADOS el

MÉRIDA.- En medio del desierto de Sonora, en un intento por lograr el sueño americano, Santos Uriel Cauich Pinto usó sus últimas fuerzas para pedirle ayuda por teléfono a su mamá, la señora Berenice Del Rocío Pinto Balam.

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“El 15 de agosto fue la última vez que escuche su voz, me habló diciéndome que quería agua, que tenía sed y yo fui a apurar a esa gente (al pollero de su pueblo) y dijeron que irían por él, ¡pero nunca lo hicieron!”, narró Berenice.

El martes 18 de agosto, en la madrugada, le avisaron que su hijo había fallecido. El joven, de apenas 17 años, murió deshidratado.  

Santos no se fue solo, partió el 3 de agosto en compañía del primo de su mamá y de otra persona, todos eran originarios del municipio de Oxkutzcab, en Yucatán, y habían contratado al mismo pollero. 

 

Solo uno logró llegar a los Estados Unidos; su familiar regresó a casa después de la muerte del hijo de Berenice. 

Este joven, como cientos de mexicanos, perdió la vida intentando alcanzar un sueño: “él quería construir su casa”, recordó Berenice.

A pesar del miedo y la tristeza, decidió apoyar a su hijo en todo momento, incluso para pagar los 170 mil pesos que le cobró el “pollero” del pueblo, que decía tener contactos en la frontera, empeñó su casa por 105 mil pesos y pidió prestado dinero.

El primer pago que le exigieron fue de 25 mil pesos para el avión, luego uno de 40 mil y finalmente uno de 105 mil, porque se supone ya cruzarían la frontera.

Santos y su madre fueron engañados, pues al principio el acuerdo era que el joven ingresaría al país escondido en un auto. “Él se fue muy ilusionado, que no iba a sufrir porque le dijeron que lo pasarían en carro, pero que cuando llegaron a la bodega había 30 personas y todos irían a pata”, señaló.

El trayecto de Santos fue de Oxkutzcab a Monterrey, Nuevo León, y de ahí a una bodega en Sonora, donde fueron abandonados a su suerte. El hijo de Berenice escondió su teléfono todo el tiempo para poder siempre estar comunicado. 

Finalmente, el 18 de agosto le hablaron de Texas para decirle que tenían el cuerpo de su hijo. “Lo reconocieron porque tenía sus papeles con él, acta, CURP e identificación”, señaló.

Como este joven que se quedó en el camino del sueño americano, en 2019 -según datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos (MMP por su sigla en inglés) compilados en el Centro de Análisis de Datos de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU- 800 hombres, mujeres, niñas y niños fallecieron intentando cruzar la frontera.

Y en particular, 171 murieron en el desierto de la frontera, lo cual representa un aumento del 29 por ciento en comparación con las 133 muertes registradas en 2018.

Tras un mes de permanecer sin vida en la frontera, el cuerpo de Santos será repatriado con apoyo del Instituto de Desarrollo de la Cultura Maya.