Main logo

Roberto pide limosna en Chiapas para llegar a la CDMX; tiene sida

En el centro de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Roberto pide limosna para sobrevivir y poder viajar a la CDMX donde una asociación atiende a pacientes con sida

Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ.- Roberto se enteró, hace cuatro años, que se había contagiado de sida. Desde ese entonces, su vida cambió de forma drástica porque, además del daño moral y sicológico, su organismo también se empezó a colapsar: sus manos se han atrofiado por la artritis, y en varias partes de su anatomía presenta ganglios inflamados y hematomas.

También lee: "Ni sida, ni muerte ni día del presidente" grito contra el estigma por VIH 

Aunque el viacrucis lo vivió hace 12 años, cuando su esposa y cuatro hijos lo abandonaron por su “vida loca” por andar de parranda y con infinidad de mujeres, como él acepta, en la actualidad no le queda de otra que sentarse en una de las aceras de la Avenida Central de esta ciudad capital de Chiapas para, al menos, conseguir unos cuantos pesos para pasar la noche en un cuarto de hostal y, si tiene suerte, llevarse algo al estómago.

Roberto, de 62 años de edad, postra su mano derecha en su frente, cierra los ojos y, casi entre dientes, lamenta el haberse enfermado de VIH-Sida, pero lo más triste, es que no solo su cónyuge y sus vástagos lo dejaron, sino también sus cuatro hermanos y quienes, dice, eran sus amigos.

Por un instante el hombre, de alrededor de 1.65 metros de estatura, se baja por un momento el cubreboca rojo que porta, y enseña los pocos dientes que le quedan. El sida, culpa, lo tiene al borde de la muerte, tanto que, de acuerdo con lo que le dictan los médicos, en cualquier momento un ataque al corazón lo puede dejar sin vida. Además, está al acecho otro mal: el SARS CoV-2, el nuevo coronavirus.

DENTRO DE LA CIFRA NEGRA

Roberto García Archila, quien descubrió que portaba el virus luego de hacerse un estudio médico para ingresar a un nuevo empleo donde se lo requirieron, es parte de las tres de cada mil personas infectadas por ese virus en la geografía chiapaneca (ubicada como parte de la media nacional). De acuerdo con la Secretaría de Salud, hasta el corte del tercer trimestre de 2020, se diagnosticaron 529 nuevos casos de VIH en Chiapas.

En la actualidad, según la misma fuente, 5 mil 241 personas reciben el tratamiento antirretroviral de manera gratuita a través de las 15 unidades especializadas de la SS. Entre otros datos, en el año 2009, alrededor del 90 por ciento de los casos de VIH se detectaban en etapas avanzadas o Sida; en este 2020, solo el 45% de los casos está en etapas tardías.

No obstante, don Roberto, vestido con pastalón de mezclilla azul y camisa negra a rayas, no solo fue abandonado por sus seres queridos, sino también por las autoridades sanitarias quienes, según él, le han negado el tratamiento como debería de ser.

RECIBE ATENCIÓN EN CDMX

Por ello, tiene que viajar a una instancia que brinda ayuda a enfermos de VIH, en la Ciudad de México, donde le suministran todo lo que requiere, como los retrovirales, para sopesar los estragos ocasionados por el sida. Sin embargo, sus fuerzas flaquean cada vez más.

De pronto, el oriundo del barrio San Francisco de Tuxtla Gutiérrez se despega del suelo donde está sentado y desnuda a la vez su pierna derecha para mostrar otras afectaciones de la enfermedad.

Bolas y moretones emanan de la piel de quien es originario de esta ciudad tuxtleca. “mira acá”, enseña al reportero de LSR una protuberancia en la parte del pecho; “esta bola me está tapando las venitas, en cualquier momento me muero”, le advierte.

“La verdad tuve mucha culpa, porque cuando me entero que estoy infectado, dejé pasar un año, y mi condición se agravó”, lamenta el varón, cuyo escaso cabello es invadido por las canas.

Pero no todo está perdido para él pues, a cada instante, la ciudadanía muestra su lado bondadoso: los últimos regalos que recibió, apenas en diciembre pasado, fueron un par de botas, una despensa y una cobija que le llevó un joven. Mientras que en la gorra que colocó cerca del letrero y la maleta que lo acompañan, la gente le arroja monedas y billetes.

Además de ser una persona que, a través de su trabajo, obtenía el dinero suficiente para vivir de manera digna, recibía el cariño y protección de los suyos. “A pesar de que muchos parientes me veían mal, era feliz”, confiesa quien, desde hace un año, dejó de laborar en lo que sabía producto de la artritis reumatoide que padece.

EL MENSAJE PARA LOS JÓVENES

No obstante que está consciente de que es más la necesidad la que lo llevó a las calles a solicitar el apoyo ciudadano, Roberto tiene un as bajo la manga: llevarle el mensaje a la juventud, principalmente, de las consecuencias de no cuidarse, “de meterte con muchas mujeres, de ser promiscuo”.

Quiere ser, puntualiza, un espejo para que la gente vea en él lo que les pasaría si se dejan llevar por los vicios y, sobre todo, por la irresponsabilidad al tener relaciones sexuales sin protección, sin medida. En pocas palabras, ha vivido en un infierno.

Hasta que su salud lo disponga, su figura seguirá ahí, junto al cartel que día a día lo acompaña con la leyenda: “Soy enfermo de sida. Te pido bondad y te suplico caridad para llegar a México. Regálame una moneda; estoy solo, sin familia. Jóvenes, les pido cuiden su salud, después nada es igual. Gracias”.