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Río Sonora: “estamos sentenciados a muerte”; 7 años de ecocidio

Los más de 40 mil metros cúbicos de lixiviado de cobre que se derramaron en 2014 por la minera Grupo México ha generado enfermedades en los pobladores

Escrito en ESTADOS el

HERMOSILLO.- Desde el 6 de agosto de 2014, los más de 22 mil habitantes de los siete pueblos ubicados en el afluente del Río Sonora tienen sus días contados. Los más de 40 mil metros cúbicos de lixiviado de cobre que derramó ese día la empresa minera Grupo México ha detonado enfermedades en los pobladores de Aconchi, Arizpe, Baviácora, Banámichi, Huépac, Ures y San Felipe de Jesús.

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Algunas de estas van desde escoriaciones en la piel, alopecia, cálculos renales, biliares y en casos más graves hasta cáncer, derivado de la presencia de metales pesados en el río, en los pozos y en general en toda la zona del desastre ecológico más grande de México.

En entrevista con La Silla Rota, Elda León, habitante de Banámichi relata los estragos que ha dejado la contaminación de la mina Buena Vista del Cobre y las afectaciones económicas, físicas y psicológicas a lo largo de estos siete años, a los que se le suma la pandemia por covid-19.

 

La madre de familia, de 46 años, es propietaria de una estética y ha visto en sus clientes afectaciones en la piel y alopecia en gran parte de las personas que se sientan en su silla para corte de cabello o tintes, tanto en mujeres como en hombres, a quienes se les puede apreciar este problema también en la barba.

Muchos problemas en la piel, en el cuero cabelludo, como alopecia, mucho se ha visto, me toca ver en la barba, en la cara, en la cabeza

Elda León ha vivido en carne propia la detonación de enfermedades después del derrame de tóxicos en el Río Sonora; sus afectaciones han sido renales y en 2016, solo a dos años de la contaminación, tuvieron que extirparle un riñón en el que constantemente se le formaban cálculos, hasta que dejó de funcionar.

Incluso, en algunos de los estudios que se ha realizado sale con números por arriba de norma, como el cobre, aluminio, plomo. Estos también le han detonado otras condiciones crónicas, como diabetes y afectaciones en la tiroides.

A mí me quitaron un riñón en diciembre del 2016 y me han aparecido enfermedades crónicas, que a lo mejor ya estaba, pero nos dijeron que con todo esto se detonan, me salió el cobre por arriba de la norma, tengo tiroides; en 2015, diabetes, yo he sido la más afectada en mi familia

No solo eso, sino que Elda también ha visto morir a vecinos, amigos y personas cercanas que se han enfermado de cáncer en los últimos años. En Banámichi, tres niños padecen leucemia.

Mucha gente ha estado muriendo de cáncer, un cáncer muy rápido que no da chance al tratamiento, a veces ni a que llegue el diagnóstico; hay tres niños con leucemia aquí en el pueblo

Sin embargo, no hay alguna instancia que lleve el registro de todos los casos derivados del derrame de tóxicos en el afluente. La Unidad de Vigilancia Epidemiológica Ambiental (UVEAS) prometida como un hospital de especialidades por Grupo México, y anunciado como un logro en el sexenio de Enrique Peña Nieto, ya dejó de operar.

Hoy en día, esta clínica, que era solo una casa antigua adecuada como clínica, con médicos pasantes, está vacía. No hay personal, ni medicina con que atender a los afectados por la contaminación.

De acuerdo con Elda León, la Uveas dejó de existir cuando se declaró por terminado el fideicomiso de 2 mil millones de pesos creado por la empresa minera para remediar el daño causado el 6 de agosto del 2014.

“Era una pequeña clínica que nos jugaba el dedo en la boca, nos dieron atole con el dedo, fue un espejismo, lo pusieron para llenar el requisito como parte del plan de remediación de aquel entonces, era una casa antigua que ellos rentaron, buscaron doctores recién egresados, nunca fue un servicio digno o verdadero o real”, denuncia la madre de familia.

Además, esta clínica se ubicaba en el municipio de Ures, el más cercano a Hermosillo, por lo que para los habitantes de los pueblos más alejados del Río Sonora tenían que hacer un viaje de casi cinco horas para llegar.

LA ECONOMÍA SE DETUVO DESDE ESE TRÁGICO DÍA

La afectación del derrame de metales pesados al Río Sonora también ha sido económica. En los siete pueblos, la principal actividad económica era la ganadería y la agricultura, dos sectores que necesitan de agua para su producción.

El 6 de agosto del 2014, todos los cultivos se regaron con agua del río, que llevaba en su corriente lixiviado de cobre acidulado, tras el rompimiento de una de las presas de jales que utilizan para el proceso minero en Buenavista del Cobre, ubicada en Cananea. El ganado también bebió de esa agua contaminada.

Luz Mercedes Acosta, habitante de la zona, fue afectada al lavarse la cara con agua del río Sonora sin saber que estaba contaminada con ácidos y metales pesados. Foto Cuartoscuro

Todos los productores perdieron sus cosechas y tuvieron que derramar la leche de las vacas: todo estaba contaminado.

Las personas perdieron sus ganancias ese 2014, pero también durante los dos años siguientes en los que no se les permitió cultivar. Hoy en día, la agricultura ya ha regresado a las tierras del Río Sonora, pero nadie quiere comprar las nueces, los chiltepines, los quelites, berros o todo lo que se haya cultivado en la zona, tienen temor ingerir metales pesados.

Mi papá es ejidatario, él sembraba forraje y tiene una milpa de nuez. Ya está sembrando otra vez, pero no está totalmente limpia porque se riega con agua de los pozos y obviamente hay una desconfianza en la gente, ya no quieren comprar nada de lo que venga de aquí”, señala Elda León

A pesar de que autoridades federales y estatales han anunciado planes de reactivación, lo cierto es que nada ha vuelto a ser como antes para los productores de los siete pueblos afectados por Grupo México.

LA PANDEMIA MULTIPLICÓ LAS AFECTACIONES

Los estragos económicos se incrementaron tras la pandemia por covid-19 y el cierre de comercios, la cuarentena y el programa “Quédate en casa”, implementado en 2020.

Comercios no esenciales tuvieron que cerrar sus puertas, como la estética de Elda León y otros giros más. Esto provocó aún más pobreza y marginación en las comunidades.

No solo se multiplicaron los problemas económicos, sino que también de salud, aunados a las enfermedades provocadas por los metales pesados, ahora llegó también la de este virus que ha acabado con la vida de miles de personas.

La Unidad de Vigilancia Epidemiológica Ambiental era la única clínica que operaba en la zona y tras su cierra, los 22 mil habitantes de los siete pueblos no tenían a donde acudir cuando comenzaron los casos de coronavirus en la región.

Los enfermos contagiados tienen que viajar algunas horas a la capital, Hermosillo, para obtener atención médica. Para algunos, fue demasiado tarde el traslado y perdieron su vida en el camino.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, se han detectado más de 390 casos y 26 muertes desde marzo del 2020 hasta la fecha.

“QUEREMOS JUSTICIA, QUEREMOS REMEDIACIÓN YA”

Elda León lanza, quien pertenece Comité de Cuencas del Río Sonora, una asociación con la que defienden sus derechos, lanzó un llamado al gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que acelere los compromisos que ha realizado en sus visitas al Río Sonora y que obligue a la empresa Grupo México a pagar por el daño causado.

En especial, la habitante de Banámichi exige que se terminen de construir las 36 plantas potabilizadoras a las que se comprometió el consorcio minero, de las cuales solo se construyeron 12 y a la fecha ninguna está en operación.

Quieren agua limpia para sus cultivos, su ganado y para el consumo humano, un derecho fundamental que les ha sido violentado desde hace siete años.

Puede pasar otra vez. Vivimos con miedo, el agua es lo principal, la comida la hacemos con el agua, no la tenemos segura, los del Río Sonora desde que pasó esto vivimos sentenciados a muerte, sabemos que de una forma u otra puede volver a pasar

Los habitantes de los siete pueblos también quieren que se realicen estudios especializados para detectar metales pesados en el organismo y las enfermedades que se han detonado por ellos, y con ello, que se hagan responsables de sus gastos médicos.

“Queremos un estudio real, un estudio de cabello. ¿Qué le cuesta a Grupo México? Tienen todos los recursos, si quisieran nos podrían traer agua limpia desde Suecia, digna de seres humanos, ¿por qué no lo hacen? Son responsables”, concluyó.

 

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