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Religiosas adoptan, bautizan y dan sepultura a niña hallada en hielera

La niña abandonada sin vida en una hielera en Tijuana, libró la fosa común y este lunes fue sepultada en el panteón municipal con el nombre de Dulce María

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TIJUANA.- La niña abandonada sin vida en una hielera hace más de tres meses en Tijuana, finalmente libró la fosa común y este lunes fue sepultada en el panteón municipal #13 de la ciudad con el nombre de Dulce María.

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El último adiós fue en lo alto de una de las colinas tapizadas de cruces y flores,  hasta donde llegó el cortejo fúnebre compuesto por aproximadamente una decena de vehículos.

"Le estamos dando una actividad muy bonita que a lo mejor ella se merecía en vida y nadie se la dio”, dijo Jessica García Lerma.

Ella fue quien a finales de octubre inició la movilización en redes sociales y encabezó al grupo de mujeres que logró junto a una asociación civil que les fuera entregado el cadáver que nadie reclamó y que la autoridad no logró identificar.

También consiguieron que la niña fuera velada sin costo este domingo por la noche luego de varias semanas de trámites y de tocar puertas en las oficinas de gobierno.

Liliana Camacho, la religiosa que dirige la casa hogar ´Sonrisas de ángeles´ y sirvió como organización no gubernamental intermediaria, comentó que este suceso debe dejar una lección a la ciudad porque fue un logro de la comunidad.

“No por el simple hecho que ya no esté con vida era justo que se fuera a la fosa común”, dijo entrevistada luego de entonar algunos cánticos durante el sepelio.

Antes de llegar al camposanto, ubicado en la periferia de Tijuana cerca de la carretera libre a Tecate, el féretro con los restos  de Dulce María fue llevado a la casa hogar donde niños y niñas esperaron con globos blancos para sumarse a la despedida.

De acuerdo con la Fiscalía General Estatal (FGE), Dulce María tenía entre 5 y 10 años de edad, padecía parálisis cerebral infantil y murió por neumonía.

Presentaba desnutrición, pero ninguna huella de violencia física, aunque sí algunas lesiones producto de la falta de movilidad por su padecimiento cerebral.

La autoridad investigadora realizó un retrato hablado pero no pudo identificarla ni encontrar a sus padres o a las personas que abandonaron el cuerpo sobre la avenida principal de la colonia El Pípila, donde la encontraron comerciantes de un mercado sobreruedas el pasado 30 de agosto.

Luego de ser bendecida por el sacerdote, la niña fue dejada en lo que será su última morada junto a las flores, los juguetes  y los ángeles de barro que algunos asistentes llevaron.

El entierro se retrasó al menos por una semana porque el grupo de mujeres esperaba recibir el cuerpo desde el pasado sábado 5 de diciembre, lo que no fue posible porque aún hacían falta algunos trámites.

Y es que el argumento de la FGE que retrasó en buena medida la entrega fue el riesgo de que en el futuro se presenten familiares de la niña para reclamar su cuerpo y demandaran que haya sido entregado a otras personas.

Ahora si esos familiares reaparecen, ya tendrán al menos un lugar donde orar por ella y prender una veladora por su descanso.