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Quiahije, el municipio chatino de Oaxaca en resistencia contra la basura

Los pobladores le apuestan a la concientización más que a la prohibición, para dejar de comprar refrescos, sabritas, sopas instantáneas y pañales desechables

Escrito en ESTADOS el

OAXACA.- Desde hace dos años, San Juan Quiahije, municipio chatino de Oaxaca, se declaró en resistencia contra la generación de basura. Desde el respeto a su tierra y territorio, le apostaron a la concientización más que a la prohibición, para dejar de comprar refrescos, sabritas, sopas instantáneas y pañales desechables.

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Quiahije se ubica en los límites de la Sierra Sur y la Costa, se rige por sistemas normativos internos en donde la máxima autoridad es la población en asamblea. Ahí fue que decidieron sanar su pueblo a partir de cerrar la puerta a productos que estaban dañando el medio ambiente y su salud, explica Maricela Zurita Cruz, regidora de Ecología para el periodo 2020-2022.

El trabajo viene de tiempo atrás. Dos décadas antes, la población comenzó a reflexionar sobre la cantidad excesiva de basura en las calles. Un primer paso fue el establecimiento de campañas con el mensaje “deposita la basura en su lugar”.

Año tras año, administración tras administración, se sumaban acciones como trabajo comunitario de limpieza, colocación de contenedores de basura en lugares estratégicos. En algún momento se prohibió la venta de refresco en botellas de pet. Todo ello no logró disminuir la basura generada.

“Siempre ha habido resistencias”, explica Zurita Cruz, quien fue becaria del Fondo Guadalupe Musalem y más adelante integrante del Consejo Directivo del Grupo de Estudios Sobre la Mujer Rosario Castellanos. Ante el crecimiento de la problemática ambiental la comunidad decidió crear la Regiduría de Ecología.

“Mi expertis no era esa área, pero como educadora me planteé que podría usar mis conocimientos en el cuidado del medio ambiente en toda su integralidad”. Teniendo como instrumento previo el plan integral de Residuos Sólidos Urbanos elaborado por la administración municipal anterior, hizo uso de las campañas de concientización para que poco a poco estos productos fueran quedando erradicados.

El primer grupo a abarcar fueron comerciantes de la localidad. Algunos se negaron, otros reconocieron la importancia de la iniciativa. Al final autoridad y comerciantes llegaron a un acuerdo que por un lado permitiera sostener la fuente de ingresos y por otro restringir en los productos chatarra de mayor consumo y cuya basura terminaba en los cuerpos de agua.

Realizaron inventario y permitieron que se terminaran los productos en estantería pensando en que tampoco se trataba de afectar al comercio. “La gente misma, al ser un acuerdo comunitario, dejó de consumir los productos en automático”.

Lo anterior se ha acompañado con campañas en audio y video. “De nada sirve prohibir si no se visibilizan las alternativas como, por ejemplo, servir el pastel en hoja de totomoxtle, además se hizo un taller de carteles, mismos que se pegaron en las tiendas para difundir el uso de bolsas y recipientes no desechables para realizar las compras del mercado”.

Por otro lado, los días sábado, la gente lleva su basura al espacio ubicado para su destino final, en ésta llevan a cabo la separación y recolección de material reciclable. En otros casos, las familias realizan composteo con la basura orgánica. Esto ha ayudado a reducir la cantidad de basura en la localidad. “El 80 % es trabajo de la ciudadanía, el otro 20 por ciento lo hacemos la autoridad porque aún hay personas que no obedecen”.

Lo logrado no ha sido fácil pues se han tenido que enfrentar con la insistencia de las empresas vendedoras de los productos restringidos en la localidad. En su intento por seguir vendiendo ofrecieron entregar algunos botes de basura o alguna donación, sin embargo, Quiahije se mantuvo firme pensando en la salud y bienestar colectivo.

Zurita Cruz indicó que uno de los últimos productos que se prohibieron fueron los pañales desechables, los cuales han sido sustituidos por pañales de tela o ecológicos. Por otro lado, poco a poco se ha sensibilizado sobre el uso de la copa menstrual para sustituir las toallas sanitarias, sin embargo, apuntó, éste requiere de un proceso diferente en donde las mujeres se reapropien de sus cuerpos.

 

 

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